MANIPULACIÓN ELECTORAL
Cada vez parece más claro que en Venezuela, al que menos se consulta
para elegir su destino y autoridades, es al pueblo. Las elecciones se dan
cuando ya están controlados los resultados. O los candidatos. En este momento,
por ejemplo, presenciamos un macabro proceso de “legitimación express” de los
partidos políticos, con lo cual el régimen va a decidir quiénes participarán en
la próxima comparsa. Muy seguramente, después de haber “cuadrado” ciertas
posiciones, con ellos. Luego vendrá la disputa por quién será el candidato
opositor, para el año 2019. Y el régimen decidirá esto, también, entre los
representantes de los partidos que hayan acordado seguir legitimándolo. Porque
¿qué sentido puede tener llamar a votar, sin importar las condiciones y con el
mismo Consejo Nacional Electoral? Además, llamar a votar ahora, a destiempo
Constitucional. ¿En espera de qué? Los
niños seguirán muriendo de hambre y los enfermos, de falta de medicinas. Suplir
comida y abastecer hospitales se convirtieron en competencias exclusivas del
Poder Ejecutivo Nacional, a raíz de la sanción de otra serie de leyes
inconstitucionales, en 2008. Y Maduro se las cedió, después, a sus militares.
El Estado del Vaticano evidentemente ignora esta realidad. Vuelve a
proponer a la oposición que “dialogue” para conseguir unas elecciones que ya
están en la Constitución, bajo idénticas condiciones desventajosas y
controladas por quienes vienen manipulándolas, todas ¿Ignora el Vaticano
nuestra historia reciente?
Se la
contamos.
La reticencia del régimen Castro-chavista en convocar oportunamente
aquél RR de 2004, se tradujo en 293 fallecidos, 818 heridos, 68 artefactos
explosivos y 108 atentados . Mantener a este régimen en el poder, está lejos de
significar mantener la paz. Los asesinatos tal vez más emblemáticos, fueron los
de Maritza Ron (ama de casa que falleció
a causa del disparo de un oficialista, un día después del RR, el 16-08-2004,
cuando protestaba por los resultados) y Evangelina Carrizo, dirigente del
partido Acción Democrática, abaleada en Machiques por un guardia nacional
obedeciendo órdenes oficialistas, durante otra protesta que se realizó el 4 de
marzo del 2004. Su nombre fue dado a un galardón que las mujeres de este
partido otorgan a otras que hayan destacado en defensa de la democracia. A mí
me lo otorgaron en 2012, gracias al reconocimiento de mi compañera de
luchas, Aixa López. Por eso, le debo a Venezuela este relato.
Desde el Referendo Revocatorio de 2004, el régimen comenzó a usar toda
clase de ardides y argumentos baladíes para evitar medirse, porque las
encuestas reales no le daban el triunfo. En el proceso de 2004, a quien
escribe, por ejemplo, le anularon la firma con la que pretendía convocar la
consulta, porque la estampó en una forma equivocada, que el propio CNE proporcionó
a su centro de votación . El RR se hizo, al fin, cuando el régimen ya tenía
cómo controlar los resultados. Lo que hacen hoy, por tanto, no es nada nuevo.
En protesta por el “trabajo
sucio” del CNE en 2003-2004, todos los más conocidos partidos opositores se plegaron a la voluntad de los electores y
no llamaron a votar por la Asamblea Nacional de 2005. Como resultado, hubo un
enormemente significativo 75% de abstención , la mayor en la Venezuela del
Siglo XXI. Más tarde en ese año 2005,
fueron realizados enjundiosos estudios,
conducidos por venezolanos y extranjeros, que probaron que, efectivamente, los
resultados del RR 2004 no cumplieron la incuestionable ley matemática de
Newcomb-Benford, con la cual en 2003, un contador público había logrado probar
el mega fraude que llevó a la cárcel a ejecutivos de Enron, que habían
inventado los números de los Estados Financieros de esa empresa. La publicación
de los estudios de los venezolanos fue retenida hasta 2011, porque según
algunos opositores “no convenía que se conocieran”, para no crear desánimo de
la población, en votar. Por fin, en 2011, fueron publicados en Statistcal
Sciences, una de las más prestigiosas revistas científicas en materia
estadística. El voto electrónico, elemento introducido en el sistema aquél
2004, obviamente fue lo que facilitó la rápida manipulación de la data en aquél RR, dado que funcionarios del CNE
impidieron que fueran efectuadas las auditorias que podrían haberlo detectado.
Años más tarde, el Dr Quiróz Corradi, personaje emblemático encargado por la
oposición de resguardar aquél proceso, me lo expresó claramente. “Adriana, si
se hubieran hecho las auditorías que,
como garantía para empleo de las máquinas, habíamos acordado llevar a cabo,
oposición y régimen, en presencia de la OEA y del Centro Carter, el RR sí
estaba blindado”. El régimen
–particularmente, Jorge Rodríguez- se
burló de todos. Y ninguno de esos dos entes, cuestionó unos resultados a todas
luces sospechosos, a pesar de que en el Informe Carter se admite que sólo fue auditada una mesa, de
la muestra acordada de 199, en su presencia,
La situación con el Consejo Nacional Electoral parcializado no
mejoró. Más bien, se tornó cada vez más
grave, empezando por la designación fraudulenta, en 2005, de Jorge Rodríguez,
actual precursor del “diálogo”, como Presidente del ente electoral, cuando
Rodríguez había sido el encargado dentro del CNE de organizar técnicamente el
Referéndum Presidencial de 2004. Otra cachetada para la inmensa mayoría de los
electores Al poco tiempo, Rodríguez dejó el ente electoral. Pero en 2007,
reapareció en la palestra pública, para convertirse, nada más y nada menos, que
en el segundo después de Chávez, cuando éste lo nombró Vice Presidente de
Venezuela . Hay que aclarar que ni el nombramiento de Rodríguez como Jefe del
CNE, ni ninguno de los demás nombramientos de esa jefatura, obedecieron a la
Constitución, no sólo porque siempre han estado vinculados con partidos
políticos, sino porque desde la sanción de la Constitución de 1999, el Consejo
Nacional Electoral viene siendo nombrado por el Tribunal Supremo de Justica,
ente que se ha impuesto inconstitucionalmente, sobre la Asamblea Nacional,
desde hace tiempo (la propia Asamblea chavista se quejó de eso, en 2007 ),
aunque la cosa haya empeorado en el último año.
Sabiéndose vencido en el terreno electoral, empezó a quedar muy en
evidencia, a partir de la propuesta de Reforma Constitucional de 2007, la
premeditada intención del régimen que ocupa el poder, de eliminar el voto
universal, directo, libre y secreto, en elecciones periódicas, como lo ordena
la Constitución vigente y los Art. 21(1)
de la Declaración Universal de Derechos del Hombre y Art. (23.1.a) de la
Convención Americana de Derechos Humanos o “Pacto de San José”. Establecía el artículo
136 de aquella propuesta, que el poder (soberanía) popular “...no nace del
sufragio ni de elección alguna…” . El
régimen abonaba su tabla de salvación para cuando ni con la manipulación
electrónica de la data pudiera con una evidente pérdida de popularidad, que era
inevitable para quién estaba decidido a destruirlo todo en su país,
especialmente, las fuentes de empleo digno y la producción en el campo. Había
que controlar al pueblo, de todas las formas. Siendo su único patrón. Armando a
civiles como fuerzas de choque. Controlando tribunales. Siendo el único
abastecedor de los alimentos. Pero principalmente, eliminando el derecho a
elegir. En Venezuela votamos, pero hace años que no elegimos.
De aquella explícita negación de toda elección, pasamos a la inconsulta
sanción, a fines del año 2010, de un conjunto de leyes que se conocieron como
“Leyes del Poder Popular”, en las que quedó eliminado el voto universal y
secreto de todos los vecinos, para selección de Juntas Parroquiales, así como
dentro de las Comunas. Y los procesos electorales de octubre de 2012 y abril de
2013, fueron el sumun de las violaciones de derechos humanos, para torcer la
voluntad popular, al punto que al candidato opositor no le quedó más remedio
que cantar fraude, bajo la presión que ejercimos varios grupos de la sociedad
civil que también lo demandamos , aunque
de nuevo el candidato opositor agregó un elemento disonante para su
electorado, con aquel inexplicable llamado a que, en vez de reclamar, fuéramos
a bailar salsa.
Por eso, los resultados del Referendo para aprobar o no la propuesta de
reforma constitucional de Chávez, el 2 de diciembre de 2007, había sido tan
sorpresivo. El “imbatible” chavismo sufría su primera derrota electoral. Chávez, sencillamente, no lo podía creer. Lleno de rabia, la denominó “victoria de mierda”. Pero bastó y sobró esa derrota, para que
todos afirmáramos que sí se le podía ganar una elección a Chávez. Pasábamos por
alto que el CNE anunció el “Primer Boletín” de resultados, a la una y cuarto de
la madrugada del lunes 3 de diciembre y aún después de tantas horas del cierre
de mesas y con el sistema computarizado más veloz del planeta para el conteo de
votos, quedaban sin contar 1.8 millones de votos, la mayoría de los cuales
correspondían, para colmo, a mesas automatizadas (había algunas mesas de voto
manuales) repartidas por todo el territorio . Faltando un porcentaje tan alto
del padrón electoral, por contar, Tibisay Lucena dijo que la tendencia a favor
del “NO” a la reforma constitucional, era “irreversible” y jamás fueron
contados esos 1.8 millones faltantes. ¿Por qué dijo Tibisay Lucena semejante
disparate? La respuesta ingenua, es
obvia: porque de haberse contado todos los votos, aumentaría el margen de la
derrota chavista y eso dejaría muy mal a Chávez. Pero no había sido por eso. No
podemos extendernos en este punto, pero para muchos de nosotros las “descabelladas” prisiones que sufren hoy
el General Baduel y Yon Goicochea,
tienen que ver con esos resultados. De todos modos, al año siguiente Chávez
impuso, por la vía de otra “elección”, su reelección indefinida, joya de la
corona de su proyecto de Reforma Constitucional, que le había sido rechazada
apenas un año antes. En esta ocasión, supo extender el mismo inconstitucional
“beneficio” a todos los que optaran por cargos de elección popular.
La gigantesca falta de transparencia electoral que viene dándose en
Venezuela no la conoce el mundo. En cualquier programa de opinión que uno
sintonizaba se advertía que Venezuela podía ir muy mal “pero el chavismo ha
ganado 17 de 19 elecciones”. Pero lo que es peor, no la sabe ni siquiera
Venezuela, pues la propia oposición ha enterrado las inadmisibles
inconsistencias, a pesar de las denuncias, algunas de las cuales lograron
colarse a la prensa, gracias a la labor de periodistas defensores de la
verdad. La oposición ha esquivado
atender el fondo de nuestro problema. Lo que es más triste, defendió y continúa
defendiendo, el uso del voto electrónico, en manos de seres totalmente faltos
de escrúpulos. Horst Schoenbohm, Magistrado Alemán, y quien fuera observador
por parte del Centro Carter, afirmó (refiriéndose al RR 2004) que: “Una
votación electrónica facilita manipulaciones si la misma no se protege
rigurosamente, lo cual no fue el caso en esta elección” .
Por supuesto que esta incongruencia ocasionó las primeras fracturas
entre la dirigencia opositora y un sector de los opositores de a pie, cada vez
más grande, que sabe de los fraudes y nunca compartió la idea de ocultarlos.
Eso le creaba una gran desconfianza. La insistencia opositora por seguir
acudiendo a elecciones amañadas y desestimar los elementos de evidente fraude,
que se desató a partir del 2005, seguramente encuentra explicación en el
desestimulo que causaba a políticos, no acceder a cargos de poder. Chávez
también lo entendió así. Su estabilidad política dependía de hacer partícipe,
en algo, a los partidos. De hecho, en 2005 los había criticado con dureza, por
la abstención, acusando de paso a Estados Unidos de haber sido quien les ordenara
ese comportamiento, para desestabilizar al país por medio de un supuesto
"golpe electoral" . Desde entonces, en Venezuela nunca más “dos más
dos” volvieron a sumar cuatro. A pesar de que no existe posibilidad real de
competencia limpia, la oposición insistió siempre en seguir asistiendo a esas
elecciones controladas. Claro que aunque el chavismo invariablemente se
imponía, se cuidaba de dejar algunas plazas a sus contrincantes.
Hoy, cuando ya el régimen tiene una muy bien ganada impopularidad,
estando Venezuela por el subsuelo, en términos de todos los indicadores de
bienestar y desarrollo y cuando no sería creíble una encuesta que dé
(falsamente) como ganador al partido de gobierno (como de hecho, las hubo), el
CNE se las jugó completas y ya eliminó definitivamente el derecho
constitucional a revocar por el voto a Nicolás Maduro. Para esto se sustentó en
la decisión de 4 Jueces penales de inferior nivel inferior (regionales) y sin
competencia en la materia electoral. Aprovechó y de una vez, eliminó también
las elecciones de Gobernadores y Alcaldes, que está claramente establecido en
la Constitución (Artículos 160 y 174) que ocurran cada cuatro (4) años (lo cual
correspondía a ese año 2016), argumentando crisis económica.
Sin querer o queriéndolo, el Vaticano jugó en el 2016, el rol de las
Smartmatic, en 2004. Logró, no sin la ayuda de algunos partidos opositores, que
Maduro no fuese revocado en el momento en que podía haber habido un llamado a
elecciones Presidenciales, en principio, únicas capaces de lograr una real
presión para devolvernos la paz que perdimos con el advenimiento del chavismo.
No conforme con tan brillante resultado, vuelve a insistir ahora el Vaticano en
un diálogo que ya había sido abortado, incluso por esos mismos partidos
opositores. Pretende darle vida a un feto. Y con tal aberración, lo único que
está logrando es mantener en suspenso la aplicación al régimen de la Carta
Democrática Interamericana, suerte de inseminación artificial, única a partir
de la cual sí podría gestarse y nacer la
nueva y sana bebé “Democracia”, en Venezuela. Si el Estado del Vaticano no se
ha enterado de lo inútiles que son para el venezolano común, unas elecciones
regionales o locales, creemos habérselo explicado. Pero refresquemos la memoria
con los casos de los Alcaldes presos, como Ledezma, Ceballos y Guártae, Todos
opositores. Todos, sin debido proceso. Ganan, pero los destituyen.
Ciertos líderes de algunos partidos políticos pretenden seguir evadiendo
toda esta realidad. Por lo mismo, no explican al pueblo ni al mundo, que la
falta de elecciones auténticas es la causa de la violación sistemática de todos
los demás derechos humanos consagrados en la Constitución y en los Tratados Internacionales
que Venezuela ha suscrito, violaciones que aquí, son “nuestro pan de cada día”.
El derecho a la vida, a no ser torturado, a la salud, a la educación de
calidad, a la vivienda, al agua, a la libre expresión, a no ser aprehendido sin
orden judicial en fin, todos esos derechos, devienen del derecho fundamental de
poder elegir, periódicamente y sin coacción de ninguna naturaleza, a las
autoridades que se encargarán de conducir los destinos de los ciudadanos.
Tristemente, el Vaticano se está prestando para prolongar un sistema
perverso, donde lo menos que importa, es la voluntad del elector. Los
“triunfos” electorales son negociados entre gobierno, cierta parte de la
oposición y ciertos miembros de la FAN. El propio triunfo opositor del año 2015,
corrobora nuestra tesis. Tibisay Lucena y sus secuaces, pararon las Smartmatic
(máquinas que cuentan nuestros votos, por nosotros) a las 8pm. Cuando la suma
de votos daba 90 diputados a la oposición. Una mayoría simple, insignificante
para producir cambios de envergadura porque permitiría depurara las
instituciones que nos mantienen en este inhumano estado de cosas. De ahí en adelante, la población electoral
tuvo que desvelarse, como de costumbre, para saber los resultados finales. Toda
clase de rumores, corrieron. Días después, el periodista Rafael Poleo insinuó
que el General Padrino López era quien había hecho “respectar” los resultados.
Pero fueron unos resultados que permitieron a la oposición sólo 112 diputados,
justo lo necesario para una mayoría calificada. Ni un diputado más, ni uno
menos, lo cual en sí es muy sospechoso. Como muchos nos imaginábamos, menos de
un mes más tarde, el tribunal supremo de justicia chavista, eliminó esa mayoría
calificada. Ganan, pero los destituyen.
Está más que claro que las elecciones en Venezuela no llenan los
estándares mínimos para ser tenidas como “auténticas”. Pocos saben que los
procesos de “auditoría” del sistema electoral son diseñados exclusivamente por
el ente electoral, o sea, por el ente a ser auditado y que cuando han sido
“aprobados” por la oposición, han sido únicamente ciertos representantes de
algunos partidos políticos, los que acuden a dar tal “aprobación”. Para colmo,
los técnicos electorales que nombra la oposición y han ocultado gravísimas inconsistencias,
han sido los mismos por lo menos durante los últimos 12 años.
La transparencia en esta materia es nula. Y sin embargo, lograr unas
elecciones absolutamente inocuas dado el desbarajuste institucional que impera
en este ex país, no es el clamor de los partidos opositores, ni ante el pueblo,
ni ante la comunidad e internacional.
Venezolanos: Ya es hora de que entienda que es sencillamente IMPOSIBLE
una AUTENTICA VICTORIA electoral, que permita un cambio positivo y de raíz en
este ex país (como dice el Profesor Blanco Muñoz), mientras siga vigente el
sistema que hemos descrito. El mismo ente electoral. Las mismas opacas
condiciones (de las cuales una es el voto electrónico). Los mismos ambiguos
actores de la oposición, negociando por nosotros lo que no es negociable. Los
mismos técnicos electorales, algunos contratistas del propio régimen.
Por eso, la lucha de nosotros, los ciudadanos de a pie, los que sufrimos
de verdad la inseguridad, porque andamos sin escoltas; la inflación, porque nadie nos da acceso a dólares y menos,
preferenciales y la escasez, debe ser por el todo: Aplicación de la Carta
Democrática, que conlleve severas sanciones o presiones a las cabezas de los
poderes en Venezuela, con miras a unas elecciones auténticas, o incluso, a una
Asamblea Constituyente, pero que esas elecciones gocen de garantías: sean
conducidas con fuerte presencia de actores internacionales serios, con voto
manual, pero principalmente, que no se le dé rol decisorio a actores vinculados
al socialismo del Siglo XXI o al Foro de Sao Paulo, que en definitiva, es a
quiénes se les estaría imponiendo la Carta Democrática. A las FAN, la comunidad
internacional debe advertirles que habrá sanciones si no colaboran en la
solución, lo cual implica no solamente que permitan a la gente votar en
paz, sin coaccionarla, sino que protejan
a los electores de los colectivos chavistas que operan armados. Mecanismos de
presión importantes, como “alertas” en el sistema bancario mundial, por violaciones
a derechos humanos, a quienes obstaculicen o no defiendan las elecciones
auténticas, una de esas posibles presiones.
La oposición debe ser obligada por nosotros, los electores, a entender
que ya en Venezuela la enfermedad es terminal. El régimen ya se negó a
contarse. Ya debe salir del juego. A quienes insistan en mantenerlo en el poder
bajo la excusa de unas elecciones para Gobernadores y Alcaldes que, si llegan,
no sólo ya no se hicieron cuando correspondía y con la participación de todos
los partidos que venían operando, sino que no cuentan con ninguna garantía de
que sean auténticas, pues entre otros, los candidatos los habrá elegido el
propio régimen, no se les debe dar ningún apoyo. O nada, absolutamente nada, va
a mejorar, para nosotros.
Adriana Vigilanza
vigilanza.legal@gmail.com
@Adrianavigi
Miranda-Venezuela
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