AL DÍA SIGUIENTE
Venezuela atraviesa por la peor crisis económica de su historia. Una
revolución, que ya se agotó, mantiene al país sumido en un grave trance
político. Sufrimos la inflación más alta del mundo en tanto que el PIB, en el
2016, se contrajo según algunos especialistas entre el 17 y el 23%. El
empobrecimiento de la población no tiene precedentes. Estudios de las universidades
Central de Venezuela, Simón Bolívar y UCAB,
muestran que el 82% de los hogares se encuentran en situación de pobreza
y un 52% viven en pobreza extrema. Algunos indicadores sugieren que hoy somos
más pobres que Haití. La escasez de alimentos y medicinas nos hunde en una
crisis humanitaria.
La realidad, a no dudarlo, terminará por imponerse. Tenemos que empezar
a planificar lo que habrá que hacer al día siguiente. Son muchos los ámbitos en
los que se deberá actuar. Uno de ellos, tendrá que ser el sector petrolero.
Habrá que rescatar el pensamiento de dos grandes maestros como fueron Arturo Uslar Pietri y Juan Pablo Pérez Alfonzo. Uno nos dijo que había que sembrar el petróleo. El otro nos advirtió que el petróleo se transformaría en el excremento del diablo. Al final del día, ambos tuvieron razón. Porque no le hicimos caso al primero, se cumplieron los vaticinios del segundo.
Nutriéndonos de esas fuentes habrá que reconstruir nuestra industria
petrolera con una visión diferente. El rentismo, esa peste que como nunca se
exacerbó durante el actual régimen, deberá ser evitado. Inversiones y
diversificación serán las metas. En las próximas entregas de esta serie sobre
el petróleo nos permitiremos presentar
varios planteamientos que podrían servir de orientación para el futuro. Pero
antes se hace necesario analizar lo que se intentó en el pasado, para
aprovechar los aciertos y evitar los errores.
En esta ocasión me referiré a un caso de excepcional interés: la
Apertura Petrolera. Es importante estudiarla porque en un futuro cercano es
probable que Venezuela tenga que recurrir a una Apertura más audaz y diferente
que la anterior.
Veamos cómo se gestó ese episodio fundamental de nuestra historia a
petrolera:
Desde principios de la década de los noventa era evidente que el país
necesitaba revitalizar ese sector para que pudiera aportar los recursos que se
requerían. Además, después de la invasión de Saddam Hussein a Kuwait y la
Guerra del Golfo, el mundo necesitaba con urgencia del petróleo venezolano. No
estábamos sin embargo en condiciones de aumentar la producción porque
carecíamos de los recursos para hacer las inversiones necesarias. Sufríamos una
profunda crisis caracterizada en 1993 por una alta inflación y una recesión que
en 1994 había arrasado con la mitad del sector financiero.
Como después de la
nacionalización en 1975 no estaban claros los mecanismos legales para captar
inversiones privadas al sector y el Estado no estaba en condiciones de hacerlas
por sí solo, se optó primero por consultar a la Corte Suprema de Justicia. En
una magistral ponencia de Román Duque Corredor, se establecieron los mecanismos
a través de los cuales se podían incorporar capitales privados sin violar las
disposiciones de la ley.
Esa sentencia abrió las puertas a la Apertura Petrolera. Aún así
PDVSA consideró que se trataba de un
problema más político que jurídico y tomó la decisión de pedirle al Congreso
Nacional que fijase las Bases Mínimas de Negociación. Se abría así un inmenso
debate a nivel nacional.
Partidarios y opositores de la Apertura Petrolera fijaron sus
posiciones. No hubo una Universidad donde no se discutiera el tema. No hubo
rincón del país, ni colegios de profesionales, ni cámaras de comercio y de
industria, donde el asunto no despertara encendidos debates. Los partidos
políticos asumieron una participación protagónica. Se dictaron centenares de
charlas. El petróleo toca profundos sentimientos nacionalistas y por ello
organizaciones como FUNDAPATRIA presidida por Luis Vallenilla se oponían
visceralmente a la apertura, así como también lo hacían el comandante Hugo
Chávez y sus seguidores entre los cuales se destacaba Alí Rodríguez quien
presidía la Comisión de Energía y Minas de la Cámara de Diputados.
Pero las encuestas mostraban que el 75% de la población estaba de
acuerdo con la Apertura. Finalmente el Congreso Nacional aprobó las Bases
Mínimas de Negociación que servirían a PDVSA para abrir un proceso de
licitaciones que fue reconocido por su transparencia y que despertó intenso
interés en el mundo. Infinidad de empresas de todas partes concurrieron al
proceso.
La Apertura Petrolera abarcó distintas fases que serán descritas en la
próxima entrega de esta serie: Asociaciones Estratégicas para la Faja del
Orinoco y el proyecto gasífero Cristóbal Colón; Convenios Operativos para la
reactivación de campos marginales y proyectos de Exploración a Riesgo bajo la
figura de ganancias compartidas.
En conjunto implicaban inversiones de 65.000 millones de dólares que
hubiesen permitido incrementar la producción petrolera del país a unos 5,5
millones de barriles diarios. Hoy apenas
producimos algo más de 2 millones.
PDVSA sometió los contratos suscritos al Congreso Nacional para que este
comprobase si se habían ajustado a las Bases Mínima de Negociación establecidas
por el propio Parlamento.
Se cumplieron pues todos los extremos legales y al país se le abría un
porvenir petrolero brillante. Las inversiones vinieron abundantes a estimular
nuestro sector petrolero.
Lamentablemente estalló en ese momento una crisis en el Sudeste Asiático
que como efecto dominó arrastró consigo a las economías de todos los países
-los "tigres de papel"- de esa próspera región del planeta dando
lugar a una caída de 2 millones de barriles diarios en la demanda mundial de
petróleo esperada. Los precios del petróleo se desmoronaron y, en el momento
más álgido, la cesta petrolera venezolana cayó a una cifra que apenas superaba
los 7 dólares el barril.
El impacto en el panorama político venezolano fue profundo. El
comandante y candidato Chávez -principal adversario de la Apertura
Petrolera- subía en las encuestas al
mismo ritmo que caían los precios del
petróleo. Su popularidad, que en enero de 1998 se ubicaba en apenas un 5%,
subió como la espuma y en diciembre de ese mismo año ganó las elecciones con
cerca del 55% de los votos.
Llegó así la revolución y arrasó con todo, empezando por PDVSA que
apenas es hoy una triste sombra de lo
que fue. En algo más de 3 lustros el régimen nos condujo a los dramáticos
resultados que se mostraron al principio de este artículo.
Continuará ...
Jose Toro Hardy
petoha@gmail.com
@josetorohardy
Miranda - Venezuela
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