COMUNICADO DE LA MESA DE LA UNIDAD DEMOCRÁTICA
¡Venezuela quiere votar y elegir!
¡Venezuela no es Cuba ni Nicaragua!
Ante las ilegales e inconstitucionales normas para el proceso de
relegitimación de los partidos políticos, anunciadas con inconsulta nocturnidad
por la mayoría pesuvista del directorio del Consejo Nacional Electoral ayer 7
de febrero de 2017, la Mesa de la Unidad Democrática, representante fiel de la
determinante mayoría del pueblo venezolano, fija posición en los siguientes
términos:
1. Esta es una agresión del régimen contra el país, no sólo contra los
partidos políticos. Fue el país el que
exigió a los partidos democráticos que, en un gesto de desprendimiento, no
usaran sus tarjetas y símbolos y acudieran todos a las elecciones usando la
TARJETA ÚNICA, la tarjeta de la Unidad Democrática, “la de la manito”, como
terminó llamándola el pueblo. Poniendo por encima de sus intereses y tradiciones
el interés del país, los partidos políticos así lo hicieron. Hoy el régimen quiere utilizar esta
circunstancia para acabar con los partidos democráticos, al diseñar un
mecanismo de relegitimación de estas organizaciones ante el CNE que transforma
tal proceso en una carrera de insalvables obstáculos. Una vez más, la mayoría
oficialista del CNE actúa no para promover sino para impedir y coartar el
ejercicio del derecho constitucional del pueblo venezolano a la organización y
participación política.
2. La Tarjeta Única de los demócratas se transformó el 6 de diciembre de
2015 en la más votada de toda la historia electoral de Venezuela. Por eso hoy
el régimen no sólo dificulta en grado extremo la relegitimación de los partidos
políticos, sino que ha amenazado también con anular el registro de la Mesa de
la Unidad Democrática como organización con fines políticos, para lograr así un
objetivo tan perverso como antidemocrático: ganar cualquier elección futura no
porque tengan más votos, que ya saben que no los tienen, sino por armar de
manera fraudulenta unas elecciones sin contendores. Y eso lo quieren lograr usando el único poder
que les queda, el poder de la violencia
(en este caso, la violencia institucional ejercida a través del CNE y el TSJ)
para convertir al sistema electoral venezolano en un remedo del sistema
electoral cubano o nicaragüense, es decir, un sistema electoral en que el
pueblo quizá puede votar, pero no puede elegir…
3. ¡Venezuela no es Cuba ni Nicaragua! En efecto, en Cuba hay elecciones,
pero al ser un sistema de partido único los únicos candidatos por los que el
elector cubano puede votar son los del Partido Comunista. En el caso de Nicaragua, donde la
Constitución no contempla el sistema de partido único, la dictadura de Daniel Ortega
ha usado su poder sobre la administración de justicia y sobre el órgano
electoral para proscribir la existencia de partidos opositores y anular la
proclamación de los parlamentarios demócratas.
De esa manera, en Cuba y en Nicaragua los ciudadanos pueden votar pero
no pueden elegir, condenados como están a “escoger” solamente entre las
opciones que el régimen presenta. Ese es el escenario que el madurismo quiere
imponer en Venezuela: acabar con la democracia participativa y protagónica
mediante la imposición de estas restrictivas normas de relegitimación de
partidos.
4. El 6 de diciembre de 2015 el pueblo le demostró al régimen que la
voluntad de cambio de los venezolanos era capaz de vencer al monstruoso
ventajismo estructural oficialista, alcahueteado por el órgano electoral. La respuesta del régimen a esa realidad es
este torpe intento de convertir a Venezuela en otra Nicaragua. El pueblo
venezolano y su expresión político-electoral, la Mesa de la Unidad Democrática,
rechaza enérgicamente esta maniobra que el régimen pretende perpetrar contra la
Constitución y contra el derecho de los ciudadanos a elegir su destino, votando
en elecciones libres y realmente competitivas.
5. La Mesa de la Unidad Democrática rechaza las inaceptables condiciones
impuestas por el CNE, pues las mismas confiscan el derecho de los venezolanos a
organizarse y participar políticamente y constituyen una afrenta, una burla a
la democracia. ¡Destinan para el proceso de relegitimación 390 máquinas
captahuellas, cuando el CNE dispone de 40 mil! ¡Establecen para que cada
partido reúna la cantidad de adherentes necesarios apenas 14 horas a lo largo
de un fin de semana, lapso que originalmente era de cuatro meses! Estos son
solo dos ejemplos del carácter restrictivo y fraudulento de las normas cuyo
rechazo hoy hacemos público.
6. Esta agresión no es sólo contra los partidos de la Unidad
Democrática: ¡También los partidos de la alianza oficialista podrían ser
afectados mortalmente por esta maniobra! Ya la opinión pública ha conocido la
posición crítica de voceros de organizaciones como el Partido Comunista de
Venezuela y el partido Redes. Esto
ocurre porque esta agresión no es contra “unos” partidos sino contra LOS
partidos, en tanto que instrumentos del pueblo para su organización y
participación político-electoral.
7. Hacemos un llamado de alerta a la Organización de Estados Americanos,
a Unasur, a Mercosur, a la ONU, a la Unión Europea, al Vaticano, al cuerpo
democrático acreditado en Venezuela y a toda la comunidad internacional:
estamos en presencia no de una simple atrocidad burocrática, sino de una muy
severa agresión contra la paz en Venezuela y en toda la región. Cerrar la vía democrática y electoral para la
resolución de conflictos en un país como Venezuela, con una crisis económica
profunda, una violencia social inmensa y un gobierno probadamente minoritario,
es empujar a toda la Nación al abismo de la confrontación abierta. Si eso llegara a ocurrir el impacto afectaría
a toda la región.
8. Es necesario entonces que una intensa y asertiva movilización de la
comunidad internacional acompañe el rechazo del pueblo venezolano para derrotar
este atentado contra la democracia perpetrado desde instituciones que deberían
servir a la democracia, y para garantizar que este ilegítima pretensión oficial
no se transforme en un nuevo pretexto para retrasar o no realizar las
elecciones municipales y regionales que en Venezuela están previstas por la Ley
y la Constitución, y para evitar el adelanto de elecciones presidenciales que
hoy es clamor nacional.
Mesa de la Unidad Democrática
Caracas, 8 de febrero de 2017
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