APOYO A LA VALIDACIÓN
La protesta está en pausa. Hay una
apariencia de calma. Pero es imposible que cualquier sociedad esté tranquila
con la gravedad de la crisis económica, social e institucional que genera este
gobierno. El solo agravio de gente, ¿importa el porcentaje?, obligada a buscar
comida en la basura de la calle es suficiente para intuir que la violencia está
comprimida en nuestros tuétanos.
En términos políticos hay una
situación de empate que mantiene a los contendores formales con los brazos
abajo. Pero el gobierno sigue pifiando, intrigando, reprimiendo y deshaciendo
su legitimidad y sus apoyos debido a su incapacidad y su corrupción.
La acción internacional ha pasado a
ser la fuente de exigencia más activa para que Maduro se recoloque dentro de
los cauces democráticos y el Gobierno vuelva a ampararse dentro de la
Constitución. Donald Trump ha mostrado una amenaza creíble que tiene a los
número uno del régimen en estado general de miedo. El ex general Carvajal no
haya como pedirle al imperio un arreglo. Y no es el único en los exclusivos
predios de Miraflores.
La cúpula oficialista está aislada
en el país y en el mundo. Está obligada a construir su ruta de escape por si
las cosas se le pasan de rojitas, porque duras las tiene todas desde hace rato.
Buscará otra vez una foto con la oposición, treta que siempre crea hacia afuera una expectativa de
estabilidad.
Al país le conviene un acuerdo que
suponga un restablecimiento de la democracia y la Constitución. Pero ya nadie
cree en el baratillo de ofertas engañosas que muestra el gobierno cuando quiere
ganar tiempo. A punta de vivezas de patas cortas dejo de ser confiable y debe
ser tratado según sus hechos y no según sus cuentos.
Crece la convicción entre los
seguidores del oficialismo que la cúpula se equivoca al aferrarse al poder en
vez de abrirse a su transferencia progresiva a otras manos. La convocatoria y
realización de las elecciones de gobernadores y alcaldes es un primer paso que
el gobierno debe dar, si quiere conversar. Sin condiciones porque cumplir con
la Constitución no es una concesión.
El oficialismo frente a este tipo
de encrucijadas debe optar entre salvar el futuro de su proyecto político o proteger hasta donde pueda a las figuras y
grupos que se niegan a perder sus privilegios y sus impunidades. Pero si toman esta segunda vía, debido a
razones no políticas, ¿cuánto tiempo aguantarán los sectores, que forman parte
de ese 90% de la población, oficialistas
incluidos, que siente que su situación está mal, para abandonar la
pasividad?
Por ahora la MUD y los partidos
están en la validación. Hay que apoyarlos para que todos la logren y derrotar
el esquema de ilegalización de la oposición que tienta a los radicales del
gobierno. Si luchamos por el restablecimiento de la democracia, hay que pelear
por el reconocimiento legal de uno de los instrumentos que contribuyen a su
configuración.
Después habrá que encarar el tema
pendiente que tienen los dirigentes de los partidos y la MUD con el país: ¿van
o no a definir una estrategia de cambio, un plan conjunto de acciones, una
verdadera articulación con la sociedad civil y una definición de los grandes
objetivos que pueden unificar a los venezolanos con diferentes visiones de
país?
Simon Garcia
simongar48@gmail.com
@garciasim
Caracas - Venezuela
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