miércoles, 28 de noviembre de 2018

RUBÉN CONTRERAS, LA CINTA COSTERA DE VARGAS, O LA EGOLATRÍA DEL NARCISO.


En días pasados se hizo viral en las redes sociales la caída de unas columnas en una de las obras prioritarias para el ciudadano gobernador de Vargas, ubicada entre Punta de Mulatos en La Guayra y la entrada de Macuto, conocida como La Cinta Costera.

Dichas columnas, consideramos que forman parte de algún esperpento diseñado por quienes idearon ese boulevard, como la muestra más espectacular de avanzada de la nueva arquitectura robolucionaria, para significar la creatividad que tiene este gobernador en aras de proveer al litoral Vargas de una estructura recreacional, que sirva de atractivo para quienes pretendan caminar y disfrutar de la brisa marina en algún momento de solaz.
Obviamente que, todo lo que se construya para mejorar y embellecer el entorno litoralense debe ser aplaudido y recibido con satisfacción por quienes ansiamos que nuestro litoral Vargas, cada día que transcurre, presente y tenga mejores condiciones para hacerle la vida más grata a sus habitantes, eso no lo podemos negar, porque nosotros tenemos sembrado nuestro ombligo en esta franja costera y en ella compartimos las alegrías, penas y sinsabores, con nuestros paisanos y coterráneos.

El quid de la cuestión, con relación a la construcción de La Cinta Costera del Mar, es que ante tantas necesidades y problemas que confrontamos quienes vivimos en Vargas, observamos que esa obra, a nuestro juicio no representa una prioridad para mejorar la calidad de vida de los varguenses, ya que ante las penurias que estamos padeciendo en materia de servicios, salud, alimentación, seguridad, palpamos que el ciudadano gobernador de Vargas, no le pone la misma pasión ni le presta ni pone el mismo interés, como se lo ha puesto a sus obras monumentales y recreativas.

La Cinta Costera tiene una longitud de varios kilómetros y comprende varias estructuras ornamentales como la pirámide de agua, ubicada frente a Guanape, a la altura de la pasarela y la parte aledaña a Macuto, en la cual exhibe portentosamente un avión, que en algún tiempo sirvió para unir los pueblos venezolanos, lo cual genera ahora, reminiscencias y añoranzas, por lo caótico que está el servicio de transporte aéreo, como todo en el país, prácticamente esta cruda, sin terminar y ya está anunciada su inauguración para los primeros días diciembre, lo que demuestra, tal como me expresó un patriota cooperante de la gobernación, que esa cinta costera era una obsesión del ciudadano gobernador.

Una pregunta, entre tantas que nos hacemos quienes transitamos por esa vía a diario y observamos los trabajos de dicha obra, es cuánto cuesta esa obra, quien la financia, ya que ante la hegemonía comunicacional que practica este gobierno, en todos sus niveles, parece que es secreto de estado, para el ciudadano común, el saber o conocer el origen de los fondos que se utilizan, tanto en las obras públicas, así como en el gasto público. No tiene dicha obra ninguna valla que oriente y señale quien la construye, ni organismo responsable, los ingenieros residentes e inspector, lo que nos tienta a decir, que posiblemente a lo mejor ni maestro de obras tiene, ya que si están haciendo unas columnas de ornamento y se caen por una corriente de aire, eso deja mala espina es decir, correrá la cinta costera la misma suerte que el puente de Macuto en El Pavero, que tuvieron que demolerlo por lo mal hecho, o como el puente de la urbanización de La Llanada, que lo inauguraron con los estribos rotos.

Son tantas las interrogantes que despierta esa obra, que nos lleva a conjeturar que algo significa para el ciudadano gobernador, a quien no le vemos el mismo interés por poner a funcionar los cientos de autobuses Yutong a la intemperie en Camurí Chico, perdiéndose ante la indolencia de los organismos contralores de la res pública, así como tampoco en solucionar los problemas que presentan los centros dispensadores de salud como la maternidad de Macuto o El Periférico de Pariata, por señalar solo dos; o el problema que confrontamos a diario por la carencia de agua potable. Pero como el pueblo es sabio, un patriota cooperante nos indicó, que las comisiones crematísticas que dejaban tanto el movimiento de tierra, como la compra de cemento y de mosaicos, eran inconmensurables que permitían comprar varios pasajes ida y vuelta para Dubái.

Otra interrogante que nos hacemos es que servicios va a tener dicha cinta costera, como va a hacer el ciudadano común para disfrutarlos. Tendrá los servicios básicos sanitarios para atender las necesidades fisiológicas de los visitantes, así como como conchas acústicas para la presentación de espectáculos, restaurantes al aire libre, y habrá vehículos de transporte para que los ciudadanos puedan llegar a dicha cinta costera y tendrá iluminación permanente no sabemos, es una incógnita, porque hasta ahora no se aprecia nada de eso.

Ante eso, viendo la aceleración de las obras, solo nos queda recordar a nuestro amigo cooperante, quien nos manifestó que esa obra era una obsesión del gobernador, ante lo cual podemos decir que dicha obra a nuestro juicio, demuestra la banalidad narcisista del ciudadano gobernador por satisfacer un ego personal, ya que ningún varguense ante la falta de agua potable podrá bañarse en la pirámide de agua que esta pronta a concluirse, pero el susodicho funcionario sentirá el glamour de verse en el espejo de agua y decir, esto lo hice yo para que los varguenses vean el agua que no les puede llegar por la tubería de sus casa.

Rubén Contreras G.
@RubenContreras

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