No hay duda, que en Venezuela las relaciones de poder
se fortalecen, los acuerdos se tejen debajo de la mesa. Los compadrazgos entre
las cúpulas y la dirigencia política, económica y militar tienden lazos de
aseguramiento, para seguir disfrutando de las mieles que da el poder. Todo es
válido dentro del llamado estado, pues los dueños de los grandes conglomerados
amos del subsuelo venezolano así lo exigen, lo ordenan y lo requieren, son los
verdaderos patrones del poder real para seguir disfrutando de la gran torta que
les repartió Maduro llamado el Arco Minero, que representa el 12.5% del
territorio nacional, vigilado cuidadosamente por nuestra Fuerza Armada al
servicio no del pueblo venezolano, sino al servicio del gran capital, triste y
miserable papel.
Petróleo, gas, carbón, oro, coltan, thorium entre
otros recursos- lo han entregado bajo contratos leoninos, con el cuento de las
empresas mixtas, dejando en ese camino del extractivismo, muerte, cárcel,
tortura, desaparecidos y un genocidio planificado contra nuestras etnias
originarias, además del desastre ecológico irreversible causado por la
voracidad del capital.
Estamos en manos del llamado estado profundo,
conformado por multinacionales y corporaciones, bajo el acuerdo y complacencia
de las clases políticas y económicas que conforman el estado y que representan
el poder formal y llenan de hambre y miseria a nuestro pueblo, pueblo en el
cual unos ingenuos y otros enajenados no alcanzan a comprender lo que sucede
dentro de una economía globalizada, donde desaparece en la práctica el
estado-nación y convierten a nuestro país, en una gran corporación que entrega
nuestros recursos, unos a nombre de la llamada democracia y otros a nombre de
la llamada revolución bolivariana, donde las rémoras y pirañas de ambos bandos
exigen por un lado la intervención de los Estados Unidos y por el otro la
intervención de los rusos, convirtiéndolos en traidores del verdadero ideario
de todo ese colectivo hermoso y patriótico que dieron su vida por la
independencia de Venezuela y todo el resto de nuestra América Latina.
CONTROLAR Y ENAJENAR LA POBLACIÓN
Para tener a éste pueblo controlado y sumiso, el
gobierno del socialismo del siglo XXI no solamente utiliza el llamado carnet de
la patria, donde se entregan limosnas en dinero o el llamado CLAP (Comités
Locales de Abastecimiento y Producción) donde por cierto lo que predomina es la
harina. Aparte de estas dadivas, el control mental es el recurso de mayor provecho para mantener a la población
paralizada en su pensamiento reflexivo y se genera, se promueve cuando una
persona o grupo de individuos ejerce una toma de control de la conducta humana,
manejando métodos de persuasión o de sugestión mental, en busca de apartar las
capacidades críticas o de autocrítica de la persona, esto es, su capacidad de
conceptuar o desechar informaciones u mandatos mentales.
Para tales fines, utilizan y manejan la manipulación
informativa o mediática, donde se utiliza la agnotología entendida esta como:
el estudio del oscurantismo o duda culturalmente inducida y se aprovecha para
producir actos deliberados en función de sembrar la confusión y el engaño,
normalmente para vender una mentira y hacerla aparecer como una verdad. Esto
hace que al ser humano se le pueda inducir una programación neuro lenguistica
(PNL), donde el sujeto vive como una especie de espejismo, fantasía en el
subconsciente y lo manifiesta como una realidad, esto permite que se tome el
control mental de un colectivo convertido en masa, para eliminarle su capacidad
de razonamiento, de la crítica o autocrítica, terminando de esta manera con el
cerebro lavado.
De esta forma se mantiene un pueblo dormido,
paralizado, resignado a que le conduzcan por el camino de la sumisión,
servidumbre y se acostumbre en términos más concretos a ser esclavo de su
propia fantasía.
Para tales fines la psicología es el instrumento que
permite dar las herramientas para inducir en la mente humana que se adopten
formas de conducta inducida (percepción subliminal) por ser un campo de estudio
y de aplicación interdisciplinaria donde convergen los intereses de quien la
utiliza para fines grupales o individuales.
Este escenario ha permitido que Venezuela viva la
etapa de mayor oscurantismo de su historia contemporánea.
Enrique Contreras R
@enriqcontrerasr
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