sábado, 5 de enero de 2019

LEANDRO RODRÍGUEZ, “SAN GUAIDÓ”


Es la etapa póstuma de un chavismo en injusto e ilegal extraining. La Asamblea Nacional está llamada ser quien guíe los pasos políticos que requiere la república con carácter de impostergable urgencia. El destino quiso fuera 2019 el año en que los más de 14 millones de venezolanos que eligieron en 2015 el nuevo parlamento vean los frutos de semejante clamor de cambio.

Debemos aclarar algo, lo que ocurra a partir del 10 de enero en el país no es misión exclusiva del parlamento de la república, es una misión de todos los sectores, gremios y del pueblo en general, pero sin lugar a dudas, la Asamblea Nacional juega un papel de superlativa importancia en el rescate de Venezuela, arrancársela al cáncer regional denominado castrismo.

Expertos juristas nacionales e internacionales coinciden en el hecho jurídico de declarar el 10 de enero la falta absoluta del cargo de presidente de la nación, en cuanto los últimos 6 procesos electorales, incluyendo las presidenciales, fueron procesos viciados, nulos, atentatorios contra la constitución y todos los preceptos democráticos. Todos quienes resultaron electos tras estos eventos espurios son considerados usurpadores, algo extremadamente grave, más aún cuando la república ha suscrito convenios internacionales de protección democrática para el pueblo.

Según estos jurisconsultos, lo procedente a partir de esa fecha es que el Presidente de la Asamblea Nacional asuma el cargo vacante hasta que se realicen nuevas elecciones, de este modo, el Diputado Juan Guaidó, quién asumirá la conducción del parlamento, está llamado ser quien ocupe temporalmente la presidencia de la nación. Sí ello no ocurriese (por los motivos que fuere) correspondería al TSJ legítimo (en el exilio) asumir la contingencia y solventar la falta absoluta, repetimos, todo ello según criterio cientista de laureados juristas, entre ellos la ex presidenta de la antigua Corte Suprema de Justicia, Dra. Blanca Rosa Mármol de León, quien durante todo este tiempo ha mantenido la academia por encima de cualquier otro criterio.

Así, tenemos una coyuntura tan única como trascendental, sin temor a equivocarnos, es el compromiso institucional venezolano más importante en los últimos 200 años, hablamos de rescatar a Venezuela, de re-independizarla, de salvarla las feroces fauces de quienes la conducen apátridamente, sacrificando a un pueblo amante de la paz, excesivamente noble, al que han empujado a una sobrevivencia villanesca, desnaturalizada.

Quien asuma la presidencia del parlamento nacional debe empuñar el coraje que muchos creen no  ha sido de la oposición en horas decisivas a lo largo de estos 20 años de oscurantismo, debe enfrentarse a las retaliaciones más inesperadas de un régimen insensible, agónico, que será proclamado forajido conforme a las normas internacionales. Misma entereza y denuedo serán exigidos a los demás diputados de ese vital cuerpo colegiado. Les llegó el momento de lucirse en la historia o quedar plasmados en las páginas más vergonzosas de ella. Pero ¡Ojo! No olvidemos, no es una labor exclusiva del parlamento, es una misión a la que debe avocarse todo el país, la Asamblea Nacional no podrá hacer nada sin el apoyo del pueblo, ni el pueblo podrá hacer nada sin el apoyo de sus parlamentarios.

Caen sobre los hombros del Diputado Juan Guaidó la extrapesada misión de guiar los pasos para rescatar la república, responsabilidad recubierta de todo tipo de riesgos y desafíos, esperemos sepa guiarse por la sabiduría desprendida del clamor de la inmensa mayoría de los habitantes de este martirizado país. Su misión está en los límites del heroísmo, así que permítannos exagerar sin ánimos de molestar ni ofender a nadie; la magnitud de su encomienda fácilmente lo pudiera catapultar como “San Guaidó”… el santo de los demócratas desesperanzados.

Leandro Rodríguez
@leandrotango

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