Las reuniones entre el régimen chavista de Nicolás Maduro y la oposición, representada por el líder Juan Guaidó, celebradas en Oslo, son un “déjà vù” de anteriores diálogos que permitieron que Maduro ganara tiempo en el poder, como pretende ahora repetirlo en Noruega, sin muchas probabilidades de que lo logre.
La diferencia está en que las condiciones son diferentes para las dos partes en el conflicto. En Oslo el régimen de Maduro, con su período vencido porque ningún país reconoce su reelección fraudulenta de mayo de 2018, llega debilitado a la mesa mientras que la oposición va con más fuerza con el apoyo internacional, el respaldo y unidad nacional, y una hoja de ruta que se ha convertido en un mantra político religioso.
Esa “pequeña” diferencia del mantra: 1. cese de la usurpación, 2. gobierno de transición y 3. elecciones libres es lo que ha hecho que Guaidó se mantenga en su 1,2 y 3 , y además no abandone la lucha en las calles con las protestas pese a que Maduro arremete contra la Asamblea Nacional persiguiendo y encarcelando a los diputados.
En las dos anteriores tentativas de diálogo, celebradas la primera en Caracas (2016) y la segunda en República Dominicana (2017), bajo la tutela de José Luis Rodríguez Zapatero y el aval del Vaticano, la oposición se había dejado engañar de que debía dejar la calle y el referéndum revocatorio para evitar la violencia y no supo negociar bajo presión.
Justo en medio de las conversaciones el régimen apretaba las tuercas y aumentaba la violencia contra los opositores. Esta vez también arremete e incrementa la persecución con su brazo armado del Sebin, el militar Dgcim, el policial Faes y el paramilitar de los colectivos.
Pero ahora, lección aprendida, la oposición sin complejos ni tapujos no ha abandonado su lucha en la calle a pesar de las reuniones con el chavismo. Así lo ha dicho Guaidó “no nos prestamos para una farsa” al referirse a las conversaciones en Oslo, con el Grupo de Contacto de la Unión Europea, mientras el embajador Carlos Vecchio ya se reunió el lunes con el jefe del Comando Sur de los EEUU, almirante Craig Faller. Todas las opciones sobre la mesa.
En Oslo el chavismo llevaba en su manga 4 cartas, según ha adelantado el embajador chavista en Madrid, Mario Isea, y la página digital Costa del Sol en Caracas de Fran Tovar. Las propuestas chavistas eran elecciones presidenciales y parlamentarias en Diciembre 2019, Nicolás Maduro se queda hasta las elecciones, suspensión de las sanciones económicas, Nicolás Maduro manejaría los recursos financieros que permitirían ayudar a solventar la crisis económica.
En cambio Fernando Martínez Mottola, ex ministro del periodo de Carlos Andrés Pérez, y el segundo vicepresidente del parlamento, Stalin González, fueron enfáticos al asegurar que en Oslo “el cese de la usurpación” no es negociable. Primero es lo primero.
Aparentemente las fuentes de la web Costa del Sol afirman que las propuestas de la oposición serían elecciones presidenciales en 3 meses, gobierno de transición para realizar elecciones y cambio del Consejo Nacional Electoral.
Sea como sea, el canciller venezolano Jorge Arreaza, afirmó a la cadena Al Jazeera que el régimen de Maduro no aceptaba las propuestas de la oposición, “No aceptamos en una mesa de Oslo, o donde sea, cualquier iniciativa para conversar con una pistola en la frente o una orden imperial”.
En estos momentos las partes en conflicto presentan un gran obstáculo como es la “gran desconfianza” que se profesan mutuamente. Pero están condenados a seguir conversando pese al aire de fracaso que les antecede.
Ludmila Vinogradoff
@ludmilavino
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