1.- Esta expresión, la de ex país, fue acuñada por el profesor y amigo Agustín Blanco Muñoz hace unos cuantos años. Podía parecer una exageración retórica. Hoy es una realidad aterradora.
2.- La nación ha sido destruida bajo Chávez y Maduro. El Estado es un amasijo de escombros institucionales: no hay Parlamento, ni Poder Judicial, ni Fuerza Armada; tampoco industria petrolera o Banco Central; las gobernaciones desaparecieron, así como las alcaldías; y las policías son bandas criminales que cuando no ejecutan gente acusada de crímenes, ejecutan los crímenes de los cuales acusan a otros.
3.- La población, parte integral de lo que es una nación, se encuentra, por un lado, en desbandada en el calvario inenarrable de la migración; y muchos de los que no se van, migran dentro, desde zonas inhóspitas hacia algunas ciudades y, especialmente, hacia Caracas. La población se reduce en porcientos de dolor.
4- El territorio se ha encogido se manera radical: Zulia, Táchira, Apure, Amazonas, Bolívar, Delta, Sucre, Falcón, Aragua, para nombrar de los más intensamente menoscabados, son espacios controlados en alta proporción por el crimen oficial o extraoficial.
5.- El país encogido, el ex país, ve abatirse sobre sus ruinas a los jinetes del apocalipsis: la conquista, la peste, la guerra y la muerte. Morirse de hambre no es la antigua expresión coloquial que significaba tener ganas de comerse un pabellón; hoy, en Venezuela, significa morir de verdad sin posibilidades de entierro digno.
6.- Hay una burbuja superficial de relativa “estabilidad” que el régimen logra mediante la dolarización salvaje. Esta permite llenar los anaqueles de los supermercados para que quienes puedan compren allí o lo hagan con el apoyo de los familiares en el exterior. Por debajo sigue la tormenta enfurecida.
7.- Ante esta realidad, lo primero que tendrá que plantearse un gobierno de transición que se asuma a sí mismo con la seriedad debida es un período de intensa, riesgosa, inestable e incierta estabilización. Someter a los accionistas de la corporación criminal (narcos, terroristas, disidencia de las FARC, ELN, barones del Arco Minero, Cartel de los Soles, miembros del régimen cubano, etc.) no es tarea fácil y no se puede hacer sin apoyo internacional de cuerpos especializados.
8.- El panorama descrito obliga a descreer de programas de gobierno hechos como si existieran un Estado y sus instituciones para aplicarlo. El programa para la transición es, al mismo tiempo, más simple y más difícil: despejar los escombros, desplegar tiendas de campaña, juntar y distribuir comida, medicinas, y personal adiestrado encargado para evitar los riesgos de un nuevo “Cucutazo”, asumir tareas de policía cuando no hay policía, y convertir a Venezuela en el centro de una inmensa operación internacional humanitaria asegurada policial y militarmente.
Carlos Blanco
@carlosblancog
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