viernes, 25 de octubre de 2019

ARIEL PEÑA: ¡SALVAR A BOGOTÁ!

La capital de la república se encuentra en un dilema, para las elecciones regionales del 27 de octubre, entre 2 candidaturas  de lo que  llaman izquierda y dos que representan la democracia liberal, en las primeras  están, Claudia López del Partido Verde unido con el Polo y Hollman Morris de Colombia humana y la UP; curiosamente la organización de Gustavo Petro que respalda a Morris hace parte de la internacional comunista del foro de Sao Pablo y las agrupaciones políticas que apoyan a López también se encuentran inscritas en ese aquelarre, por lo que Bogotá esta pérdida con el triunfo de cualquiera de esas dos candidaturas.  

En la otra esquina se encuentran Carlos Fernando Galán y Miguel Uribe, que  representan genuinamente a la democracia liberal, de la que dijera Winston Churchill: “La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por hombre. Con excepción de todos los demás”, porque dentro de los demás esta también el totalitarismo, llámese fascismo, nazismo o comunismo, siendo este último el que acecha en  Colombia y desde luego primero sobre Bogotá, como punta de lanza para tomarse el país. 

En un debate en el Senado de la República en el mes de Julio de este año, con ocasión de la reunión del foro de Sao Pablo en Caracas, en donde participaron miembros de las Farc, el senador del Centro Democrático, Carlos Felipe Mejía, cuestionó la  presencia del Partido Verde de Claudia López en ese conciliábulo, respondiendo el senador Antonio Sanguino  de la mencionada agrupación  con evasivas, diciendo que no se encontraban afiliados, pero que   son respetuosos de esa internacional, claro que si el  Partido Verde no hace parte del foro de Sao Pablo, hay que preguntarle a sus directivos ¿por qué no lo hacen borrar de la pagina web de esa entidad en donde aparece como afiliado? Lo que pasa es  que dentro de las mañas, que manejan los marxistas de diferente pelambre, ponen la cara cuando les conviene y si las condiciones no le son favorables se ocultan.  

Se afirma por parte de algunos académicos, que si la llamada izquierda gobernó  durante 12 años a Bogotá, no hay problemas en que vuelva  a tomar las riendas de la ciudad, pero olvidan que los jefes del foro de Sao Pablo, han cambiado de estrategia y ante el poco avance para dominar los gobiernos de toda Latinoamérica,  buscan  radicalizar sus posiciones con levantamientos violentos de sectores amaestrados en la conspiración, como ha sucedido en los últimos días en Ecuador y  Chile, de ahí que apoderarse de  la administración de Bogotá, sería un importante paso para los objetivos de conquistar el gobierno nacional en el 2022, en donde utilizarían  desde luego la protesta ciudadana, buscando levantamientos y así desprestigiar y acorralar el sistema de gobierno, para lograr sus fines.  

En una campaña electoral, las fuerzas totalitarias siguiendo las enseñanzas pérfidas del comunismo, utilizan la democracia para después destruirla, lo que significa que el triunfo de una candidata como Claudia López sin importar la etiqueta que utilice, es un golpe  a la democracia liberal, ya que todo ese proceso izquierdista tiene muchas décadas de complot, no solo con las elecciones, sino además infiltrando la educación, la justicia, la cultura y  a las organizaciones sociales.  

El marxismo de la candidata izquierdista de marras, llevaría a Bogotá en caso de ganar, a la  venezolanizacion en poco tiempo, porque ahuyentaría las inversiones, en donde los pequeños y medianos propietarios buscarían no arriesgar su dinero, ya que a las propiedades les ocurriría como la canción “el cariño verdadero”, que ni se compra ni se vende,  y también  en esa eventual alcaldía se podría replantear la construcción del  Metro lo cual sería otra gran frustración en materia de transporte masivo para la ciudadanía.  

En un gobierno totalitario en la ciudad, todos los empleados públicos  tendrán que acudir a las movilizaciones para respaldar a  la alcaldesa, so pena de perder el empleo y parte de la población podría ser  chantajeada sino asiste a las manifestaciones, por eso cuando  se engaña especialmente a la juventud con el cuento del cambio o con el sofisma  de que llevamos  200 años con los mismos, hay que medir la repercusiones catastróficas que eso tiene.  

Bogotá se encuentra en la disyuntiva entre defender la democracia o caer en el totalitarismo comunista, que con los atuendos del partido verde y el Polo,  mediante el engaño han  ganado  a sectores despistados para conducir a la ciudad y al país a una aventura irracional, por ello hay que recordar a Napoleón cuando decía: “la realidad tiene un límite la estupidez, no”, entonces,  hay que salvar a Bogotá.  

Ariel Peña 
@arielpenaG

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