Famoso refrán de profundo arraigo popular en muchas regiones de Latinoamérica, el cual pareciera que en el caso específico de Venezuela se ve muy lejos de que ese “Mal” termine.
Se trata efectivamente de un dicho que encierra mucha sabiduría, objetivamente hablando; es que, en efecto, o bien el mal o enfermedad acaba con el cuerpo, llevándolo al sepulcro antes de llegar a los reseñados cien años, o el cuerpo se revela y derrota al mal que lo aqueja.
Llevando lo antes mencionado al caso Venezolano, a la sociedad (País), vale decir algo más o menos así: una sociedad no puede y no debería prolongar su situación de crisis indefinidamente, porque o bien se quiebra como proyecto de convivencia social (cosa que ya está sucediendo) o bien esa sociedad asume el desafío de terminar con los males que la carcomen para avanzar y progresar; el asunto no es fácil, aunque muchos crean que lo es.
Observar lo ocurrido hace horas con el caso de las elecciones en la Argentina es un ejemplo que impacta y sirve de referencia, después de años bajo el proyecto denominado Kirchnerismo, el pueblo eligió a Mauricio Macri quién intentó adelantar reformas que hicieran salir a su país del perfil que arrastraba durante mucho tiempo con el Peronismo y sin embargo esa misma sociedad no le dio el voto de confianza y vuelve al pasado eligiendo nuevamente a la fórmula Peronista de Centro Izquierda, con la cuestionada expresidenta Cristina Fernández de Kirchner ahora como vicepresidenta, tiempos extraños por venir en la nación del Sur.
Un ejemplo típico en cualquier hogar cuando se daña un artefacto es el siguiente o hay que realizar cualquier tarea de mantenimiento; esa tarea se puede ir retrasando, pero llega el momento en que hay que arreglarlo o sino revienta un conflicto peor; una vez subsanada la situación el mal, enfermedad o arreglado el artefacto, ya no crea más crisis o al menos se controla y minimiza.
Entender el alcance del denominado “legado de Chávez” nos hace pensar en si Venezuela realmente avanzó durante el auge populista de la Revolución Bolivariana o si por el contrario la nación ha sufrido y aún sufre el retroceso más grande de su historia en todos los aspectos, en TODOS.
A diferencia de lo ocurrido recientemente en Argentina, en Venezuela no ha ocurrido un ápice de oportunidad para otro proyecto que no sea el de “La Revolución”, es decir, lo más cercano a modelos diferentes son las pocas victorias alcanzadas en gobernaciones y algunas alcaldías que si bien son de oposición, no han podido desarrollar como debe ser sus políticas de gobernabilidad a profundidad, pues desde el gobierno central se han dado a la tarea de asfixiarlos mediante la reconducción de presupuestos y limitando la obtención de recursos mediante recaudación de impuestos, por lo tanto prácticamente todo el país está bajo el control del régimen Chavo/Madurista desde 1998 sin que se vea con claridad una salida.
En conclusión, la semana pasada escuché a varias personas apegadas al “Proceso Revolucionario” decir que aunque estuvieran en crisis, con hambre y sin medicinas, seguían apoyando dicha situación, es realmente casi inentendible ver a personas pasando verdaderas necesidades diciendo lo referido, lo cual me lleva a indicar que con todo y que el refrán indica que el “Mal” no durará 100 años y que no hay cuerpo que lo resista, sí existe la excepción a la regla y los 21 años que ya van corriendo hacia los 22 podrían ser más y muchos cuerpos resistiendo sin accionar para lograr un cambio que mejore su situación, es una realidad por el momento, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R.
reinaldoaguilera1968@gmail.com
@raguilera68
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