viernes, 20 de diciembre de 2019

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ: ¡CHÁVEZ LO SABÍA!

A Chávez, desde que logró superar la crisis de 2002, donde su propio ministro de defensa, el inefable Lucas Rincón anunció su renuncia, le llovieron advertencias propias y extrañas que la segunda oportunidad circunstancial que le estaba permitiendo el (inoportuno) boom petrolero iba pésimamente encaminada al querer erguir un Estado paralelo muchísimo más petróleo dependiente y gigantesco que el encontrado en 1998. Sin embargo, su arrogancia y poco conocimiento en el área económica y petrolera, le hicieron aseverar el barril jamás bajaría de precio, que llegaría a 500 dólares o más, edificando de esta manera su oda al fracaso llamado “El Plan de la Patria” que finalmente arrastró al país a la tragedia de hoy.

¿Qué pasó con aquel Chávez candidato que en televisión nacional aseveraba Cuba era una dictadura? Como humano, las mieles del poder lo embadurnaron, Fidel Castro supo hacerse de su confianza al ofrecerle en momentos de crisis de su legitimidad todos los secretos y experiencias acumuladas por décadas a fin de retener el poder a cualquier costo, garantizándole éxito pues en Cuba, sin recursos, así lo hicieron y en Venezuela, inconmensurablemente rica, en pleno auge del boom petrolero, sería muchísimo más sencillo. Por tal motivo, de la mano del populismo salvaje, la primera etapa del castrismo venezolano (con Chávez) se basó en procesos electorales donde, el ventajismo desinstitucionalizado y la repartición de recursos vía furtivas políticas sociales, compraban el voto de un pueblo inocente y esperanzado, atrapado en una endeble burbuja.

La segunda etapa del castrismo venezolano (con Maduro) la realidad es distinta, el régimen tiene que soportar las deudas, despilfarros y corrupción acumuladas desde su antecesor, a parte de lidiar con la destrucción de Pdvsa, destrucción que tiene como único culpable al propio régimen, único quien en las últimas dos ha metido mano décadas a la otrora tercera compañía de petróleo del mundo hoy, como todo lo expropiado, un parque de chatarra roja rojita. La capacidad destructiva del chavismo es tan avasalladora que terminó por destruirlo a él mismo, en consecuencia, perdido todo apoyo popular, aferrados al poder inconstitucionalmente, víctima del más fervoroso repudio mundial, en esta segunda etapa la retención del poder es exclusivamente a través de la violencia institucionalizada.

Pero los venezolanos no somos tan ingenuos como el régimen creía, en 2007 se le dijo no a la reforma constitucional propuesta por Chávez donde se quería dar sustento constitucional al modelo cubano, al comunismo. Lamentablemente, como toda elección que pierde el régimen, el chavismo hizo caso omiso a la voluntad del pueblo, el contenido de esa reforma terminó siendo impuesto por leyes habilitantes y por demás instituciones psuvizadas… el pueblo en ese momento de nuestra historia ya podía imaginar el desastre que sería el país sí se formalizaba la cubanización del país, casi 13 años más tarde el tiempo le dio la razón ¡Pobre Venezuela de hoy!

Imagínense qué sería de Venezuela a las puertas del 2020 sí en lugar de haber apoyado trabajadores, empresarios y economías de otras naciones Chávez y su proyecto hubiese apoyado lo “Hecho en Venezuela”, sí en lugar de Cuba se hubiese escogido modelos democráticos como Suiza, otros modelos educativos como el finlandés, sí en lugar del populismo salvaje se hubiese cultivado la mística laboral japonesa, sí quienes gobiernan se hubiesen fijado en modelos anticorrupción como el canadiense o el uruguayo… ¡pero no! el ejemplo escogido fue el cubano y he aquí las dantescas consecuencias. Chávez, Maduro y demás coparticipes lo sabían, por tal motivo, al pasar los años se fueron constriñendo nuestras libertades y derechos, hasta llegar a la nación actual que vota pero no elige, que depende de las dádivas del régimen, que se militariza, donde la violencia sustituye la ley, donde se pierde la ciudadanía y se impone la militancia domada… ¡Que tristeza!

Este es un escrito que, en estas fechas colmadas de sentimentalismos y añoranza, simplemente desea llamar a la reflexión a mis hermanos venezolanos. 

Leandro Rodríguez Linárez 
leandrotango@gmail.com
@leandrotango

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