lunes, 17 de febrero de 2020

ELSA CARDOZO: EL TABLERO INTERNACIONAL Y NOSOTROS

La gira internacional de Juan Guaidó se inició a los pocos días de su reelección legislativa como presidente encargado en medio del intento oficialista de impedirlo, fallido y aglutinador de condenas opositoras e internacionales, y cerró con su entrada por el principal aeropuerto de Venezuela sin que los atropellos abiertamente alentados contra él, sus acompañantes y seguidores hayan logrado empañar la significación del recorrido de poco más de tres semanas. En su trayecto ha recordado una y otra vez la gravedad del descalabro humano, material e institucional que no cesa y nos aproxima a la condición de estado fallido, la importancia del respaldo internacional a la transición democrática venezolana en sus diferentes fases y facetas, así como también la importancia del compromiso de los venezolanos, dentro y fuera del país, en esa compleja faena.

Mientras la gira de Guaidó ha reafirmado la legitimidad de la causa democrática, devuelto visibilidad y alentado mayores y mejores compromisos internacionales que contribuyan a la recuperación de Venezuela, las iniciativas internacionales asumidas y alentadas por el oficialismo insisten en convertir al país en pieza ajena sobre un tablero mundial en el que – en nombre de la no intervención y la soberanía nacional- se dejan decisiones, recursos, beneficios y decisiones fundamentales en manos de actores e intereses externos.

En contraste, la solicitud de apoyos internacionales reiterados por Guaidó con su relegitimada capacidad de representación es para la complejísima faena de recuperar la autodeterminación democrática de los venezolanos, con la responsabilidad nacional que eso conlleva. Así se manifiesta en las solicitudes de asistencia humanitaria para quienes la requieren con urgencia dentro y fuera del país; de vigilancia y sanción sobre los flujos ilícitos que desangran a la economía venezolana y, no menos importante, de cuidadosa y coordinada combinación de promesas, advertencias y presiones para incentivar los acuerdos nacionales necesarios para construir la transición a la democracia. No menos importantes son las gestiones para lograr la cooperación internacional, indispensable para la recuperación económica y de la institucionalidad.

Desde esta manera de ver al país y su crisis en el tablero externo, lo que puede definirse pomposamente como la irrenunciable responsabilidad democrática nacional plantea en lo inmediato retos domésticos muy concretos para la dirigencia opositora, comenzando por su organización en torno a una estrategia común capaz de reactivar la movilización en sus diferentes modalidades. También supone seguir cultivando las iniciativas de apoyo internacional en un tablero en el que hay que sostener la atención sobre todas las piezas, sus acercamientos y alejamientos. Por relevante que haya sido y siga siendo el apoyo del gobierno de Estados Unidos -a través de sus poderes Ejecutivo y Legislativo- no debe dejar de trabajarse en el complejo ámbito europeo, fase muy importante de la gira. La concertación trasatlántica de iniciativas -que haga complementarias las iniciativas y medidas posibles para cada cual- es importante para la eficiencia del apoyo externo a la faena nacional.

En Europa está por verse la continuidad del Grupo Internacional de Contacto, en cuya orientación deben estar incidiendo los cambios políticos y desafíos domésticos de sus miembros continentales -Francia, Reino Unido, Italia, Países Bajos, Portugal, España y Suecia- y sus participantes latinoamericanos -Ecuador, Bolivia, Uruguay, Costa Rica y Panamá- a los que Argentina ha manifestado su voluntad de sumarse y ya se verá si también México. No menos importante es trabajar sobre Latinoamérica, dentro y fuera de la OEA, para alentar el cumplimiento de los compromisos acordados en su seno y en el marco del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, en el Grupo de Lima y en los encuentros de este con el Grupo Internacional de Contacto.

En suma: no es lo mismo colocar a Venezuela en el tablero geopolítico mundial como ficha de las apuestas de otros para preservar a cualquier precio un poder erosionado en su legitimidad, represivo y empobrecedor,  que moverse en ese complejo tablero para construir, mantener y ampliar  apoyos a la legítima exigencia venezolana de democracia y de cumplimiento de la constitución. De esto último se trata, con liderazgo, organización, estrategia e iniciativa nacional. A lo primero, valga subrayarlo, se acerca mucho lo de considerar que el necesario apoyo internacional a la justa causa es condición suficiente y que basta sentarse a esperar que surta efecto;  de ese modo solo se contribuye a abonar el terreno para todo lo que paraliza, desalienta y divide.

Elsa Cardozo
elsacardozo@gmail.com
@elsacardozo 

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