¡Que terrible! desde hace tiempo en Venezuela la tergiversación de las principales herramientas democráticas se ha convertido en los principales medios retencionistas de poder por parte de una casta política infectada de castrismo. En la primera etapa, con Chávez, el voto se compraba con populismo salvaje, además de todos los ventajismos que la máxima autoridad electoral (y demás instituciones secuestradas) le permitían. Posteriormente, tras quebrar Pdvsa, con Maduro lo electoral alcanzó niveles cínicos, la imposición de candidatos, electores y resultados imprimen credibilidad cero a los procesos electorales, transformándolos en motores generadores de crisis, comenzando desde las presidenciales 2013.
La pretendida elección parlamentaria a la que se aferra el régimen son un claro ejemplo, bajo el artilugio “son las que constitucionalmente corresponden”, trata de validar las 5 farsas electorales anteriores, incluyendo la ANC y las presidenciales, además le permitiría superar el peor atolladero en que se encuentra desde su sobrevenido advenimiento al poder. Sí logra consumar la parlamentarias con apoyo opositor verdadero (el de Guaidó) tiene todas las posibilidades de ganarlas porque comprendió el venezolano no votará mientras usurpe el poder, además sabe las próximas elecciones, atendiendo a su “conveniente hilo (des)constitucional” sería el revocatorio a Maduro dentro de 2 años el cual seguramente sabrá como “ilegalizar”… es un negocio redondo para el régimen y sus colaboradores.
Otro escenario: Estratégicamente el régimen puede permitir a la oposición triunfar en las parlamentarias (lo cual denotaría una inteligencia de la que nunca ha hecho gala) considerando en nada afectaría la continuidad del proyecto castrista en Venezuela, demostró que dentro del país puede gobernar sin AN, la desinstitucionalidad de la que es dueño ha generado anticuerpos para afrontar otro parlamento opositor.
Sí a través de una elección (medianamente aceptable) entregase la AN a la oposición, lavaría su rostro ante el mundo, podría convalidar su discurso democrático. En estas condiciones, la nueva Asamblea Nacional no podría sancionar leyes, el TSJ electo por el Psuv o el propio ejecutivo encontraría la manera de anularlas tal como hace con la actual. Tampoco podría atacar la corrupción, la Contraloría es pieza del Psuv. Lo propio ocurre con las violaciones constitucionales o de DDHH, no podrá afrontarla pues la Fiscalía y Defensoría Generales las controla el Psuv. Mucho menos podría convocar una constituyente real, ya está en funcionamiento la del Psuv. Los convenios internacionales los aprobaría dicha ANC… así con todas y cada una de las competencias constitucionales del parlamento.
Como todo lo que envuelve al país, probablemente sea el único caso donde los demócratas reales no quieren elecciones, mientras la tiranía y sus aliados las piden afanosamente, todo ello porque la el castrismo venezolano no depende de un poder, sino de todo un macabro andamiaje, la prueba más evidente es que a más de 7 años de la muerte de Chávez su proyecto continúa su fatídica marcha.
No hay nada más qué demostrar, el régimen es repudiado mundialmente por ilegal, ilegítimo y por otros múltiples delitos. Ahora, también es una realidad los venezolanos no podemos solos con quienes controlan a su antojo las instituciones, recursos y armas del Estado, cuando se descifre cómo la comunidad internacional puede contribuir de manera efectiva, pueblo y ese apoyo marcará el fin del oscurantismo venezolano.
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
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