La reflexión sobre las cuatro primeras propiedades del ente humano al nacer se afirma y ellas son: vida, mente, cuerpo y libertad. Ellas son las generadoras de un curso vital emprendedor y productivo con salud, educación e igualdad ante la ley, sin privilegios, con un gobierno republicano descentralizado que sea un árbitro originado en una democracia que impida el asentamiento de la demagogia, del populismo y de las oligarquías dictatoriales corporativas.
Después de la primera bocanada de oxígeno, el ente humano inicia el ejercicio de sus iniciales pertenencias ejecutando su egoísmo como unidad y en atención a sus intereses individuales.
La vida quiere seguir viviendo mediante un egoísmo racional, contrario al egoísmo irracional que intenta anular los impulsos necesarios de libertad, bienestar y prosperidad de otros tratando de imponer su necesidad de crecimiento afirmando que lo suyo está por encima de todas las aspiraciones de los demás al tenor de la caduca afirmación de que "a las puertas del cielo primero yo que mi padre" y "el que todos somos iguales, pero hay algunos más iguales que otros"
El individuo empieza a reconocerse como la primera minoría, pues cada ser humano es la minoría más pequeña y al reconocerse como tal ejerce su egoísmo racional respetando los derechos de las demás minorías individuales dentro de un estado social y del derecho; pues todos tenemos interesas personales y quien niegue esta afirmación está faltando a la verdad.
Todo ser humano es único e irrepetible que defiende sus características individuales en beneficio de sus intereses y necesidades personales respetando a los otros para lograr el mayor grado de bienestar que le sea posible.
Las individualidades pretenden vivir en una república que respete el estado de derecho, la separación y equilibrio de los poderes, la igualdad ante la ley, la auténtica descentralización así como el respeto a la meritocracia partiendo de una libertad racional, igualdad ante la ley, así como con sentido de fraternidad.
Quiere comportarse dentro una legalidad no de origen corporativo, dirigidas a grupos, que parta del reconocimiento de la existencia de las diferencias individuales. No enmarcado en un mercantilismo estatal que le permita salir de la pobreza, independientemente de la transferencia de la riqueza de los que producen a los que no lo hacen, ni de la falsa filantropía, sino generada por su propio esfuerzo emprendedor mediante el uso libre de sus capacidades intelectuales y con el ejercicio de una ciudadanía empoderada. Por eso la lucha debe ser por elevar los niveles intelectuales que permitan el ascenso social y no el igualitarismo en la pobreza dependiente de un gobierno populista.
Finalmente debo expresar, repetidamente, que los ciudadanos libres deben conformar democráticamente una Republica descentralizada capaz de frenar las oligarquías, los populismos, la demagogia, las dictaduras, los nepotismos y los corporativismos. Con ello reduciría ostensiblemente la corrupción y el robo que son los precedentes de la violencia.
Agradecemos a nuestros amables lectores el detenerse para leer estas ideas productos de inquietudes nacidas al calor del devenir del cual todos somos protogonistas. Quedo a la espera de sus opiniones al respecto las cuales sabre apreciar en sus justas dimensiones.
Agradecemos a nuestros amables lectores el detenerse para leer estas ideas productos de inquietudes nacidas al calor del devenir del cual todos somos protogonistas. Quedo a la espera de sus opiniones al respecto las cuales sabre apreciar en sus justas dimensiones.
Carlos Padilla
carpa1301@gmail.com
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