Quienes conocemos al vicepresidente del CNE, recién designado por el TSJ, desde hace mucho tiempo. Con el hemos acordado y discrepado en ocasiones. No podemos dudar de sus palabras en las cuales afirma que las elecciones parlamentarias tendrán las garantías exigidas en el 2017 y que podrán ser diferidas mediante un acuerdo político.
Básicamente las condiciones establecidas en el 2017 contemplaban la competitividad, un carácter creíble y la ausencia del ventajismo por parte del gobierno en favor de una parcialidad política, así como las 18 condiciones presentadas por Vicente Díaz en la mesa de negociación de Santo Domingo hace tres años.
Por otra parte, el recientemente designado extra jurídicamente, como el mismo afirmo, asegura que las próximas elecciones serán las primeras que tenderán a normalizar la situación nacional en busca de un país vivible y participarán en ellas todos los partidos políticos que manifiesten su decisión de hacerlo sin limitación alguna.
El nuevo vicepresidente contó para su designación con un amplio respaldo político que se expresa por sus postulantes y la misma composición total de la directiva designada por “omisión legislativa”.
La posición de Rafael Simón Jiménez está en consonancia con lo que nosotros hemos venido planteando de una salida negociada, pacífica, electoral, constitucional y democrática para la crisis que nos castiga y las elecciones parlamentarias son parte importante de un proceso de normalización deseada por las grandes mayorías nacionales.
Es por ello que no dudamos en darle respaldo a las funciones que deberá cumplir Rafael Simón Jiménez en un proceso de democratización que deberá culminar en unas elecciones generales que logre una renovación de todos los cargos sujetos a la voluntad electoral del país.
Compartimos su opinión de que la polarización “ha ha estupidizado la política venezolana porque la ha puesto en blanco y negro” sin tomar en cuenta que entre el blanco y el negro hay muchos tonos de grises que deben ser tomados en cuenta para las decisiones nacionales. Así como aceptamos “el desafío de querer cambiar las cosas"
Pero a pesar de ello, por bien que este colocado el fiel de la balanza hay que tener mucho cuidado con todo el mecanismo que puede querer continuar truqueando; pues algunos seres humanos no se pueden desprender de la noche a la mañana de sus bajas pasiones y de sus malas mañas.
Deseamos a Rafael Simón Jiménez éxito en sus funciones en aras de la democratización de Venezuela para que nuestra patria retome el camino del progreso que se merece. Su actuación puede, y debe, constituirse en un hito histórico.
Carlos Padilla
carpa1301@gmail.com
@carpa1301
LA DOBLE MORAL. A Rafael Simón lo nombro la Corte Celestial por lo tanto es un ser impoluto y libre de malas mañas. A José Luis Gutiérrez hay que lapidarlo. Por cobarde, traidor y sinvergüenza por ser nombrado por el oscuro e infame TSJ.No sean tan cínicos.Ya no disimulan su antiADequismo enfermizo. Ese que llevo al castrofascismo al poder.
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