Vivimos sin gas, sin dinero en efectivo, sin entidades financieras abiertas al público. Es difícil conseguir alimentos por su alto costo y bajo poder del bolívar. Con la gasolina expendida en dólares superior al costo en el mercado internacional. Con un transporte público urbano y extraurbano cada vez más menguado por el encarecimiento de cauchos, lubricantes y demás componentes vehiculares.
Venezuela regresó al año 1920 cuando gobernaba el dictador Juan Vicente Gómez. Al primitivismo, la ruralidad. Cien años de atraso. Ya es común en las ciudades cortar árboles de plazas y parques para convertirlos en leña y poder cocinar los alimentos.
Mientras el Macizo Turimiquire, una reserva forestal, acuífera, ubicada en zona limítrofe de los estados Anzoátegui, Monagas, Sucre, - donde nacen 36 ríos- existe peligro inminente de convertirse en otro desierto motivado a la indiscriminada tala, quema y destrucción de estas montañas.
Todo esto por dos razones: siembra de maíz, caraota y buscando afanosamente el combustible vegetal prehistórico: La leña. Tan igual como en la República de Haití y países africanos.
Es necesario poner freno a tantas calamidades, las cuales no son producto de la casualidad ni del cambio climático, sino más bien responde a un plan preconcebido para producir la destrucción del país; ruina de sus ciudadanos. Debilitamiento de la población con la intención de mantener en el poder por tiempo indeterminado al actual gobierno de signo socialista-comunista.
Estamos ante la presencia de un analfabetismo cognitivo, del conocimiento racional y de la conciencia. La población se encuentra hipnotizada, indiferente, como zombie esperando más que un líder; un mesías, un salvador externo que quizás nunca llegará.
Y por añadidura, un sector de la oposición -supuestamente- ha sido chantajeada para que mantenga un silencio cómplice, o se adapte a las estrategias de sus compradores de conciencia.
Da dolor cómo un partido conocido como "del pueblo", luchador tradicional frente dictaduras, hoy, su plana mayor se encuentra disgregada y desarticulada.
En Unidad Visión Venezuela no nos hemos vendido, ni tampoco estamos contaminados ni borrachos por el poder. Mantenemos una lucha vertical de enfrentamiento al régimen autoritario hegemónico que luego de 22 años consecutivos en el gobierno ha llevado la República a la pobreza crítica, extrema, miserable. Con hambruna y calamidades de toda naturaleza, pintando de rojo la geografía nacional; causando luto y dolor a millones de madres que hoy lloran desconsoladamente a sus hijos perdidos, desaparecidos; o con un futuro incierto en el extranjero.
Cristian Silva Potellá
vivzla@gmail.com
@visionvenezuela
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