jueves, 6 de agosto de 2020

LINDA D’AMBROSIO, “EL SÍNDROME DE LISBOA” UNA NOVELA DE EDUARDO SÁNCHEZ RUGELES

Durante la mañana del 15 de febrero del año 2013, los habitantes de varias provincias rusas contemplaron cómo un objeto en llamas cruzaba por el cielo antes de estrellarse a 80 kilómetros de la ciudad de Cheliábinsk, al sur de los Urales: un meteoroide había explotado al penetrar en la atmósfera terrestre, liberando una energía de 500 kilotones ( el equivalente a la que generarían simultáneamente 30 bombas como la de Hiroshima). Más de 1.000 personas resultaron heridas. 

Este evento, que atrajo la atención sobre la posibilidad real de que en cualquier momento nuestros planes -y hasta nuestra propia vida- se vieran truncados por algo tan aleatorio como un cataclismo, llevó a Eduardo Sánchez Rugeles a plantearse diversas preguntas: ¿Qué pasaría si el fin del mundo comenzara en Europa? Y más aún: ¿qué pasaría si el fin del mundo acaeciera en un lugar en el que ya se acabó el mundo? El síndrome de Lisboa, su más reciente novela, gravita, pues, sobre dos polos: la capital portuguesa, arrasada por un fenómeno celeste, y una Caracas erosionada por el sistema. 

¿Por qué Lisboa? Porque Sánchez Rugeles reconoce su fascinación por la literatura portuguesa, melancólica, pesarosa, signada por la saudade y, sin embargo, tan pródiga en respuestas…. A lo largo de todo el libro se evidencian los vínculos que existen a diversos niveles entre nuestro país y la nación lusa. 

La ausencia de luz, en un Caribe ensombrecido por la catástrofe, viene a ser una metáfora de la desesperanza. Fernando Morales, un confundido profesor de secundaria, se convierte en un faro para sus estudiantes en medio de la podredumbre moral y material del contexto 

Dicho sea de paso, muchas imágenes que incluye el autor responden a la más rigurosa descripción de la realidad. La historia no solo se emplaza en una topografía que concuerda, efectivamente, con la de Bello Monte, sino que cita lugares y personajes reales: edificios y centros educativos; hechos que sobrevinieron durante las protestas de 2014 y 2017; los olores y el aspecto de la ciudad… Recuerda, además, el rol que personajes como Nicolás Curiel, José Ignacio Cabrujas o Romeo Costea desempeñaron en el desarrollo del movimiento teatral venezolano. 

Durante una entrevista, que tuvo lugar en la librería Los Pequeños Seres, Sánchez Rugeles definió la novela como una obra “apocalíptica, intercultural, que es simultáneamente global y local”. Es también una historia de amor marcada por un sentimiento “de pérdida moral, de pérdida de todo”. 

El síndrome de Lisboa es esa sensación de tristeza y desesperanza que sobreviene después de lo ocurrido. ¿Para qué luchar, o soñar, si en cualquier momento un meteorito (u otros eventos posibles) pueden dar al traste con todo? Así mismo, la novela calibra las repercusiones que el entorno ha de surtir en entre los más jóvenes, si sobreviven. ¿Cuál es el horizonte que les aguarda? 

La esperanza está en la honestidad del héroe, noble, pese a ser humillado. Está en la caída de los villanos perversos. Está en la idea de que, para bien o para mal, todo pasa (un mensaje ostensible en la sucesión de eventos por los que atraviesa Lisboa). Y está también en el influjo que tienen unos personajes sobre otros, cuya intervención puede considerarse “salvadora” (Morales, sobre sus estudiantes; Moreira -que Sánchez Rugeles considera uno de los personajes más nobles que ha creado- sobre Morales, por ejemplo). 

¿Es la mejor novela del laureado escritor y guionista? Dependerá de los criterios que se empleen para juzgarla. Pero constituye sin duda, y en sus propias palabras, “una apelación a la dignidad de los venezolanos”.

Linda D´ambrosio
linda.dambrosiom@gmail.com
@ldambrosiom
@ElUniversal

No hay comentarios:

Publicar un comentario