Así funciona la democracia participativa y protagónica del régimen de Maduro. Así ha funcionado siempre, aunque no en forma tan aberrante y tan descarada como actualmente. Las declaraciones y quejas de líderes chavecistas expulsados o segregados por su propio partido en el pasado, en el sentido de la inexistencia de reuniones de sus órganos directivos y de la toma de decisiones por un pequeño grupo de dirigentes, son públicas y bastante conocidas y se vienen produciendo desde hace mucho tiempo. Recuerdo perfectamente que el PSUV llegó al exabrupto de expulsar militantes aún antes de haber sido formalmente creado. Y de eso hace muchísimo tiempo y no eran Maduro ni Diosdado los máximos líderes de la organización partidista. Sin duda ninguna, la impronta militar ha estado nocivamente presente en el desarrollo de todo el proceso político venezolano de este siglo.
En el caso de la ANC es la primera vez, sin embargo, que han aparecido algunas quejas y votos salvados de algunos pocos “diputados constituyentes”, quienes en el futuro cercano serán calificados y perseguidos como traidores a la “revolución” y al legado del Comandante Chávez, además de achacárseles motivaciones turbias como causas de la conducta disidente. El miedo a las retaliaciones del resto de los miembros de la ANC explica la ausencia de un mayor número de protestas en la actualidad, las que seguramente se darán en los círculos íntimos de los afectados.
La cada vez más precaria situación del gobierno de Maduro permite que se sobrepasen los miedos y surjan las disidencias, ante conductas que habían sido aceptadas o toleradas como lógicas y normales durante bastante tiempo. Conductas, repito, que han estado malsanamente presentes en todo el proceso chavecista desde sus inicios.
Tenemos un gobierno fuerte por el sólido respaldo militar y la maquiavélica red de negocios que maneja, pero agrietado en sus bases partidistas por la corrupción, el autoritarismo reinante y la falta de democracia, y sin respaldo popular verdadero. Con otra oposición, ya hubiera sido derrotado.
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