viernes, 9 de octubre de 2020

RICARDO VALENZUELA, ¿TIENE FUTURO EL LIBERALISMO EN MÉXICO? I

Si algo positivo pudiera identificar del encierro obligado que he vivido durante los últimos meses, sería la profunda reflexión que en circunstancias tan especiales he podido llevar a cabo sobre diferentes temas que me interesan, me preocupan y otros que me entusiasman. Uno de los resultados ha sido el tener una apreciación más precisa de lo que, ante esta turbulencia mundial, pudiera representar el esquema de las ideas liberales que rigen gran parte de mi vida. El proceso que me llevó a dar mi apoyo a Trump, no siendo un liberal con la estricta musculatura que exigen los escolásticos, ha sido un camino muy interesante, aunque a veces doloroso.

Me ha enseñado que, entre quienes seguimos esta filosofía económica-política, hay básicamente dos grupos totalmente opuestos y ellos están conscientes porque se han construido con toda premeditación sabiendo que no pueden armonizar los principios fundamentales de lo que representamos. Y pregunto ¿Por qué?  

Del primero he aprendido que su inflexibilidad no reditúa. Que el seguir portando esa rigidez cuando algo no alcanza la pureza de sus mandamientos, no debemos impulsivamente cerrar nuestra mente y las puertas a la posibilidad de conjugar nuestras ideas con las de otros, buscando siempre, no abandonar nuestro camino, que tengan aplicación práctica y no quedarnos paralizados por la severidad con que tradicionalmente hemos actuado. Porque, si lo hacemos, corremos el peligro de quedar aislados solamente criticando todo lo que no cumpla con la visión de una perfección libertaria. Porque, creo yo, estaríamos actuando con soberbia y no es la mejor forma para que nuestras ideas permanezcan vivas como una alternativa.

El aspirar que todo el esquema surja mientras esperamos para, cuando finalmente arribe, sumarnos a la cena ya servida sin haber ayudado en la cocina, creo que nos quedaremos esperando. He llegado a pensar que, aunque una oportunidad no satisfaga totalmente nuestro ideal, sin renunciar o comprometer nuestro credo y nuestras ideas, a veces debemos aceptar vestir otros uniformes si es que representa algo interesante que persiga objetivos que podamos conjugar con los nuestros. Creo, también, que solo permanecer en el mundo de las ideas, el quedarnos a nivel de planeación o de consultoría cuidadosamente refinando la pureza del producto, podemos caer en la permanencia de esa situación de no ejecutar para nunca ver los resultados con los que se debe medir la validez de las acciones. 

El estilo agresivo, prepotente con el que actúan algunos puritanos de la libertad, pureza que, hasta cierto tipo acepto, pienso que rechazando todo lo que no alcance su exigente nivel de probidad, lejos de ser efectivos cierran puertas y se pierden oportunidades al permanecer rígidos solamente defendiendo el pequeño espacio conquistado en la batalla, y no atraer nuevos reclutas.

Pienso, también, que un ejemplo de cómo probar otras estrategias nos los ha ofrecido Ron Paul quien, sin dar un paso atrás, manteniendo inmaculados sus principios se subió al ring como miembro del congreso, e inclusive, como precandidato a la presidencia dentro del partido republicano. Desde esa trinchera pudo darle más fuerza a su mensaje y, sobre todo, con su ejemplo enseñarnos que debemos participar en política porque es la forma más potente de provocar cambios, pero siempre manteniendo el supremo objetivo que sean de acuerdo a nuestra filosofía. Y, más importante, la participación en el congreso le proporcionó una tribuna para convertirse en la consciencia de la nación. También, creo que la misma aseveración podríamos hacer de Pancho Burquez Valenzuela quien, como senador, su aportación más valiosa fue su evangelio pronunciando con gran fuerza la alternativa del hombre libre.     

En el otro grupo moran quienes se confiesan liberales, pero no significa sean Hayekianos pues sus compromisos con la libertad son muy cuestionables y, al momento de tener que defenderla, como el elefante en la sala, fingen no verlo y su actitud se modifica, pero, no motivados por lo que dicen ser su filosofía, sino por intereses personales porque en realidad no son verdaderos liberales. En este segmento tenemos casos muy prominentes como el de Carlos Alberto Montaner y Vargas Llosa que son harina del mismo costal. Ellos no aceptan el enunciado de; “los mercados son el mejor mecanismo para la asignación de recursos”. Ellos prefieren declarar, “los mercados son una vía para la asignación de recursos, pero, cuando los mercados fallan, necesitamos al gobierno”. Sin embargo, sabemos que las fallas del mercado son siempre provocadas por los gobiernos.

En el caso de México, en el recinto de esos liberales por conveniencia podríamos señalar el mejor de los ejemplos de conductas contradictorias. Y el agraciado por votación unánime sería Ricardo Salinas Pliego quien, desde la era que pariera la moderan sociedad gobierno-negocios, la administración de Salinas de Gortari, se ha distinguido por su habilidad para lograr los mejores negocios, las mejores oportunidades, las mejores condiciones en este espacio donde nacen, se desarrollan y se especializan en esa amarga profesión de la estatización empresarial. Pero, para acallar su consciencia, con gran difusión lanza sus odas a la libertad en sus escritos, declaraciones y, sobre todo, a través del evento de su televisora conocido como, Caminos de Libertad, en donde enaltece todo lo que él no practica.

Esto, es un ejemplo similar de moralidad elástica mostrada en la excelente cinta “El Padrino”. La asignatura se presenta cuando Michael Corleone se encuentra en la iglesia practicando sacramentos como el bautismo y comunión, pero, al mismo tiempo, sus bandas mercenarias asesinaban a enemigos, socios, competidores y, si era necesario, príncipes de la iglesia. Porque, por un lado, utilizando su particular administración de riesgo, liquidaban sus amenazas y, por el otro, ahí mismo conseguían la absolución de sus pecados y “su moralidad” quedaba intacta.    

El caso más dramático fue Joe Scarborough quien, siendo republicano, congresista de EU, una de sus jóvenes luminarias con sólidas ideas de libertad. Al conocer a su nueva esposa, hija de Zbigniew Brzezinski, ex colaborador de Johnson y Carter, se le abriría un nuevo panorama y, con apoyo político, se convertiría en exitoso analista de la cadena NBC, pero transformado al socialismo que ahora portan los demócratas. Y, aunque sus votos en el congreso lo definían como fornido libertario, se tornaba en enemigo feroz de los republicanos, miembro del grupo de odiadores de Trump, pero con un jugoso contrato como estrella de TV.

A ellos se refería Obregón cuando afirmaba; “no hay general que aguante un cañonazo de $50,000 pesos”. Ellos escriben profundas odas a la libertad en la mañana y en la tarde van a la secretaría fulana para firmar un contrato y, sin administración de riesgo, sus ganancias están aseguradas. La realidad es que no son liberales, son intervencionistas que no han salido del closet y no podemos contar con ellos para el cambio, porque ellos no quieren cambiar. 

Ricardo Valenzuela 
chero@refugioliberal.net
chero@reflexioneslibertarias.com
@elchero
Mexico

El mercado libre no ofrece garantías, privilegios especiales, favores, monopolios, oligopolios, subvenciones, ventajas, protecciones, subsidios, apoyos, tratamientos especiales, distinciones, dádivas, cancelación de deudas, en pocas palabras, como lo afirmara Milton Freedman, no hay free lunch. Por eso es tan impopular y por muchos odiado.

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