martes, 27 de octubre de 2020

THOMAS KLINGENSTEIN, TRUMP 2020: UN HOMBRE VS UN MOVIMIENTO, DESDE ESTADOS UNIDOS


Por encima de todo y por encima de cualquiera, Trump es un patriota que quiere lo mejor para América

NOTA: Tom nos explica la razón por la cual las elecciones de 2020 pueden ser las más importantes desde 1860 −y por qué el Presidente Trump es el hombre más calificado para enfrentar el momento actual. Le sugerimos que, aunque largo, lea en su totalidad su discurso del mes de octubre ante la reunión de la Grandeza Americana.

Klingenstein es el Director Ejecutivo de la firma de inversiones Cohen, Klingenstein, LLC y el Presidente de las Junta de Directores del Instituto Claremont.

SU DISCURSO: Mi nombre es Tom Klingenstein, soy el Presidente de la Junta de Directores del Instituto Claremont que es una organización conservadora, Director  Ejecutivo de una firma inversionista de Nueva York y escritor de obras teatrales.

Quiero destacar tres puntos: 

Primero, Trump es el hombre perfecto para estos tiempos, no todos los tiempos, quizás no la mayoría de los tiempos, pero si estos tiempos. 

Segundo, los republicanos no están haciendo una buena labor para explicar lo que está en juego en estas elecciones.

Ellos tienen que explicar, y éste es mi tercer punto, que el Partido Demócrata, que ha sido secuestrado por su ala izquierda, está llevando a cabo una revolución. Esto convierte a las elecciones que se avecinan en las más importantes desde las elecciones de 1860. Empecemos ahí mismo.

A diferencia de otras elecciones, estas son mucho más que una confrontación sobre distintas políticas−como el cuidado de la salud o los impuestos. Más bien, como las elecciones de 1860, estas elecciones son unas competencia entre dos regímenes opuestos o modos de vida. Dos modos de vida que no pueden existir al mismo tiempo de forma pacífica.

Un modo de vida , al que llamaré "el modo de vida tradicional americano", está basado en los derechos individuales, el imperio de la ley y un acuerdo general de lo que es el bien común. Este modo de vida está basado en trabajo intenso, confianza en sí mismo, voluntarismo, patriotismo y así por el estilo.

En este modo de vida no hay diferencias entre los americanos. Todos somos americanos. Nuestra aspiración es ser indiferentes a las diferencias.

El otro modo de vida yo lo llamo multiculturalismo. Otros lo llaman "política de las identidades" o "marxismo cultural" o "interseccionalidad."

El movimiento multicultural que se ha apoderado del Partido Demócrata , es un movimiento revolucionario. No quiero decir una revolución metafórica. No se parece a una revolución; es una revolución, un intento de derrocar los cimientos de América, tal como el Presidente Trump lo describió en su excelente discurso en el Monte Rushmore. Los republicanos deben de decir lo mismo. Los republicanos en todas partes, en todos los niveles y en todas las oportunidades.

El multiculturalismo no concibe a la sociedad como una comunidad de individuos con los mismos derechos sino como una colección de grupos diferentes−definidos por raza, etnicidad, sexo y así por el estilo. Según los multiculturalistas, todos estos grupos son oprimidos por los hombres blancos.

Su objetivo es que todos los grupos estén representados proporcionalmente en todas las instituciones de la Sociedad Americana. Como debe de ser inmediatamente evidente, lograr esta representación proporcional requiere una redistribución infinita de la riqueza y el poder de algunos grupos −y no solamente de los blancos−a los demás grupos. Esta redistribución masiva sólo pueden ser llevada a cabo por un gobierno tiránico y como en todas las tiranías, un sistema donde los disidentes son silenciados.

A los efectos de lograr esta representación proporcional los demócratas tienen que llevar a cabo no sólo infinitas acciones afirmativas sino un socialismo genuino, fronteras abiertas, comercio irrestricto, desarme general, ciudades santuarios y mucho más.

Los demócratas del Black Lives Matter entienden (algo que los republicanos no entienden) que para hacer realidad esta agenda deben de lograr que los americanos cambien sus valores, sus principios y la forma en que ellos se ven a sí mismos.

Ellos deben llevarnos a creer que las fronteras nacionales y el deseo de que todos seamos iguales son expresiones de racismo, que nosotros no somos una cultura homogénea sino muchas culturas diferentes, que el elementos más importante en nuestra historia −el origen de todo lo que somos−es la esclavitud. En un sentido más amplio, el  multiculturalismo debe de llevarnos a la conclusión de que todos somos indignos−no de que hemos pecado(que desde luego lo hemos) sino de que somos pecadores irredimibles, o en el lenguaje actual "racistas sistemáticos". Y sexistas, homofóbicos, Islamofóbicos y todas las fobias que se les ocurran. Dicho en términos simples, el multiculturalismo debe de hacernos creer que somos gente mala.

Eso sugiere una forma en que debemos de catalogar las próximas elecciones: como una competencia entre un hombre, Donald Trump, que considera que América es buena y un hombre, Joe Biden, controlado por un movimiento que dice que América es mala. No creo que sea más complicado que eso.

Para que los multiculturalistas puedan cambiar nuestros valores y principios tradicionales tienen que destruir, o reestructurar en forma radical, las instituciones que enseñan esos valores y principios. La más importante de todas esas instituciones es la familia; pero también muy importantes son la religión, la educación (que ya ellos casi han destruido)  y la vida comunitaria, que han de reemplazar con burócratas gubernamentales. Es aquí−en estas instituciones que enseñan valores−donde se encuentran los ingredientes básicos de la revolución. Aquí es donde está la acción. Los republicanos parecen ignorarlo.

Los republicanos tienen que explicar que BLM y sus facilitadores demócratas se proponen destruir la familia tradicional de padre y madre. Para dar valides a esta afirmación todo lo que tienen que hacer los republicanos es destacar la declaración de principios de BLM. Esta declaración de principios, escrita por consumados marxistas, también nos dice que BLM considera que el transgénero es el tema principal de nuestro tiempo. Los republicanos también tienen que explicar que la religión, por el hecho de enseñar valores americanos, se encuentra también en la mirilla de esta gente.

Los republicanos también tienen que explicar al pueblo americano que el derribo de estatuas nada tiene que ver con borrar la imagen de unos cuantos generales confederados; sino que se trata de destruir el pasado de América, tal como lo hace The New York Times con su Proyecto 1619. Los amotinados y sus facilitadores demócratas del movimiento BLM están destruyendo estatuas hasta de hombres que lucharon contra la esclavitud, tales como la del líder negro Frederick Douglas. Esto no es un accidente. Esto no es un daño colateral. Frederick Douglas fue un gran americano. El sabía que América y su alma no eran racistas. El era partidario del trabajo honesto y la autosuficiencia. Y por el hecho de que Douglas era un firme creyente en los valores americanos, los demócratas del BLM tienen que hacerlo desaparecer.

Ellos también tienen que desaparecer a Abraham Lincoln, porque él es quién mejor explica a lo que debemos de aspirar. Y él es el mejor defensor de la fundación de América. En gran medida, estas elecciones son un referendo sobre la fundación de esta nación. Definir si América fue fundada en 1619, como afirman los demócratas del BLM o en 1776 como afirma Lincoln y como hace muy poco tiempo creían todos los americanos.

Los republicanos tienen que sacar conclusiones más allá de la corrección política y de la cultura de la destrucción, las cuales, como hemos visto recientemente, castiga con brutalidad a los apóstatas.

¿Quién se cree Twitter que es cuando tiene la osadía de censurar a un presidente americano? Los republicanos no pueden aceptar ese insulto. Y los republicanos deben de explicar, tal como yo lo hice con anterioridad, que los multiculturalitas están tratando de que nosotros creamos que somos sistemáticamente racistas y, por lo tanto, que nos rindamos a su agenda política. Esto tampoco puede ser aceptado. El pueblo americano debe de escuchar lo que ya sabe en su corazón: que no es racista. Los republicanos tienen que pararse firme y decir:"no, América no es racista". Punto.

Si en algo son sistemáticos los americanos es en su compromiso sistemático con la libertad y con la igualdad de derechos para todos.

Y quizás más importante todavía, los republicanos deben de repetir una y mil veces que América es "increíble", como dice con frecuencia el Presidente Trump. Deben de recordar al pueblo americano que, como dice un amigo mío, América ha llevado más libertad y más prosperidad a más personas que ninguna otra nación en la historia de la humanidad. Esto lo saben la mayor parte de los americanos, pero necesitan escucharlo de sus líderes.

A los efectos de validar la afirmación de que los demócratas están llevando a cabo una revolución , los republicanos tienen que deslegitimizar a Black Lives Matter como organización, no como sentimiento. Los republicanos deben de decir a BLM y a sus facilitadores demócratas: "Definitivamente, las vidas negras valen. Pero ellas no valen para ustedes. A ustedes no les importan la muerte de Floyd, los negocios de propietarios negros que han destruido, los ciudadanos negros que han muerto porque ustedes han forzado a la policía a retirarse a sus cuarteles. Ustedes son la destrucción. No salvadores de las vidas negras o de cualesquiera otras vidas".  

Después de deslegitimizar a Black Lives, el próximo paso de los republicanos debe de ser colgar la agenda revolucionaria de BLM en el cuello de los demócratas. El ala de BLM dentro del Partido Demócrata se ha apoderado de las riendas del partido. Es muy probable que los demócratas tradicionales no estén de acuerdo con la agenda de BLM,  pero se dejan llevar por ella, así que sería mejor que la acepten. Joe Biden es uno de esos que se ha sumado a la comparsa. No esperemos que todos los demócratas canten la tonada de BLM; pero, a pesar de eso, la gran mayoría se arrodillará ante ellos.

Escuchemos a Joe Biden. En una ocasión Biden dijo:"Hablemos claro, la igualdad de los transgénero es el principal derecho civil de nuestro tiempo". Hace un año, es muy posible que Joe Biden no supiera el significado de transgenerismo. Es probable que no lo sepa en este momento, pero se ha radicalizado y lo ha aceptado.

Biden habla ahora con frecuencia de "racismo sistemático". Aunque no proporcionó evidencia alguna, Biden dijo en una ocasión que "en la aplicación de las leyes existe un racismo sistemático". Y continuó diciendo: "Pero no es solamente en la aplicación de las leyes, es en la vivienda, en la educación y en todos los aspectos de la vida."

Biden está equivocado en todos estos puntos, pero si en realidad él cree que el racismo está presente en todo, que es sistemático, entonces él cree, ya lo admita  o lo niegue, que el sistema tiene que ser radicalmente transformado. Es posible que Biden no se dé cuenta, pero él está proponiendo la destrucción de todo el modo de vida americano. Yo presumo que esto no es lo que él se propone, pero cuando las palabras que él lee en su teleprompter de BLM  se convierten en política, esa será la consecuencia−la destrucción del modo de vida americano.

Biden vacila. No hay nada que temer de Biden, dice Biden: "¿Luzco yo como un socialista radical que apoya a los amotinados?" . No, él no lo parece, pero lo que sí parece es una mina subterránea. Los republicanos tienen que decir sin rodeos que estos son los "motines de Biden".

Esto me lleva a mi último punto: Donald Trump. Yo sé que el Presidente Trump tiene muchas faltas. Yo mismo muchas veces me crispo cuando lo escucho. En muchas ocasiones él es su peor enemigo. Es alardoso, está mal informado, es pendenciero y algunas veces hasta vengativo. Y mucho más.

Y sin embargo, somos muy afortunados por tenerlo. Estoy casi preparado para decir que él es providencial. ¿De qué otra manera podemos decir que nos encontramos con este hombre inusual y poco presidencial pero que cuenta con los atributos que más necesitamos en este momento?. En cualquier otro momento. él pudo haber sido un mal presidente. Pero en estos tiempos−en estos tiempos revolucionarios−él es el mejor presidente que necesitamos.

Él tiene el atributo indispensable de un líder: coraje. En su calidad de líder, él va donde otros tienen miedo ir. Y tiene sentido común, que quiere decir que generalmente quiere ir al lugar correcto.

Por encima de todo y por encima de cualquiera, Trump es un patriota que quiere lo mejor para América. Él es abiertamente y sin duda alguna pro-América. Él no siente culpa por el pasado de América. Él no da explicaciones. Él no concede un palmo de terreno. Este puede ser un atributo que no queramos siempre en un presidente, pero en estos días de culpabilidad colectiva de la izquierda es el atributo más esencial. Y Trump tiene una confianza ilimitada en América. En estos tiempos de dudas nacionales, es la mejor medicina que puede recetar el médico. El piensa que nuestra cultura, como dice con frecuencia, es "increíble" y esa es la forma en que él quiere mantenerla.

Trump no sólo sabe que América es increíble, él sabe que estamos en una lucha por nuestra supervivencia.

Y a pesar de lo que escuchamos hasta el cansancio de los demócratas, Trump es quizás uno de los presidentes menos racistas de nuestra historia.  Trump no está defendiendo el modo de vida de los blancos, él está defendiendo el modo de vida americano, un modo de vida sin colores que está al alcance de cualquiera que esté dispuesto a participar.

Si él quiere salvar a nuestro país, nosotros debemos de apoyarlo sin reservas. Yo lo apoyo. Yo pienso que estas elecciones son muy importantes y pienso que Trump es el hombre indicado para este momento. Espero que ustedes estén de acuerdo.

Recuerden que la opción es entre Trump y Biden. Un hombre que cree que América es buena y hombre que está controlado por un movimiento que cree que América es mala. No hay más que hablar.

Thomas Klingenstein 
Presidente del Instituto Claremont
Traducido al español por Alfredo M. Cepero

Alfredo M. Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
La Nueva Nación 
Director de www.lanuevanacion.com
Estados Unidos

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