Venezuela se encuentra sumergida en un ciclo político autodestructivo, el cual consiste en elecciones ilegales/ilegítimas que producen abstención masiva, instancias no reconocidas internacionalmente y sanciones, al unísono, los problemas que padecen los venezolanos se agravan paulatinamente.
El
régimen chavista se juega el todo o nada en cada pretendida elección, tal como
ha sido su costumbre, juega políticamente al suma-cero, es decir, ganar todo
haciendo lo posible para lograr la destrucción total de sus adversarios, al
menos, es lo que intenta. Por tal motivo, prefirió crear una falsa oposición
que lidiar con la reconocida mundialmente.
De
este modo, profundiza la crisis, aunque su oposición de bolsillo (la
electorera) está muy bien amaestrada en el discurso (mismo del régimen),
tratando de endilgar el agravamiento de los males nacionales a las sanciones,
el venezolano mayoritariamente sabe lo que empeora la crisis no son las
sanciones, éstas son solo una consecuencia del problema real el cual es la
retención inconstitucional y antidemocrática del poder por parte del chavismo…
no hay discusión al respecto.
En las
actuales condiciones de inconstitucionalidad y de ausencia de democracia, nadie
se atreve invertir más allá de aliados del chavismo con inversiones muy
puntuales, lo que ha asesinado lentamente la economía del país, aunque cada vez
más aprisa. Nadie invierte en un país políticamente en un conflicto que
empeora, sin instancias reconocidas por la mayoría de los países de mayor peso
y con una inestabilidad social producto de la imposición de un modelo
absolutamente ajeno a la venezolanidad… esto es lo que está destruyendo a la
otrora envidiada Venezuela.
En
consecuencia, nada de lo que haga el régimen chavista en el poder implicará
mejorías para la nación, al contrario, es un más de lo mismo empeorado. Tan es
así, que la rimbombante (para ellos) elección e instalación de la nueva
Asamblea Nacional quedó en el olvido, se sumó (no puede hacer más) al mismo rol
de las demás instituciones rojas rojitas, al politiqueo signado a atacar a la
oposición reconocida y demás disidencias por encima de los problemas sentidos y
reales de la población.
Esto
es lo que ocurre en Venezuela, donde la oposición orgánica y la ciudadana es
poco lo que puede hacer acorraladas por instituciones públicas psuvizadas,
escudo de protección de los jerarcas del socialismo del siglo XXI y su elite.
No es una dictadura tradicional, es el feroz castrismo, pero con infinidad de
recursos económicos, aferrado frenéticamente al poder.
Entonces,
Venezuela requiere un liderazgo capaz de hacer el país salga de este ciclo de
autodestrucción, un liderazgo capaz de reconducir la nación al camino de la
ley, de la democracia, única vía posible para abandonar este oscurantismo y
retomar el camino al desarrollo sostenido. Este ansiado liderazgo puede/debe
surgir de cualquier sector, de la sociedad civil, de los partidos, de la
oposición actualmente reconocida, o, incluso, del mismo chavismo. En este
complejo entramado la comunidad internacional tiene mucho peso.
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela
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