Además de los resultados financieros, las libertades
en materia de los derechos de propiedad intelectual, las obligaciones de
licencia, el domicilio de sus ingresos, los impuestos que pagan, junto a la
amplia interconexión que han logrado alrededor de los datos, han impulsado la
concentración de las grandes tecnológicas. Y en este último aspecto, se insiste
en la utilidad para la sociedad de la consolidación de un monopolio de
tecnologías o la conformación de un cartel en el sector.
Un monopolio es el tipo de empresa que ha desarrollado
la capacidad para hacer algo que ninguna otra empresa puede ofrecer, es decir,
un producto, bien o servicios sin sustituto cercano. Los monopolios son buenos
para el consumidor, en la medida que permiten la reducción de los precios y
mejoran la calidad de los productos. A modo de ejemplo,Google es un gran motor
de búsqueda en la Internet, mejor que sus rivales (Quaero, Exalead, Webcrawler,
AltaVista); de igual forma, Facebook era una red social mejor que MySpace,
Plurk, Orkut, Friendster o Ryze. Y debido a la capacidad que tienen para
influir en las actividades que se realizan en línea, a menudo son bastante
buenos para los consumidores. Lo que implica un dilema para las autoridades
responsables de regular a las empresas con poder de mercado, debido a que no se
justifica fiscalizar y regular la actividad empresas con capacidad para influir
positivamente en el bienestar de sus clientes.
Y en este punto, las empresas tecnológicas y los entes reguladores mienten por igual, las primeras porque insisten en minimizar su poder al definirse como empresas en profunda competencia, mientras los segundos omiten las nuevas condiciones del mercado que permiten a las empresas beneficiar a los consumidores mientras acumulan poder. En el pasado, dentro de un mundo estático, el monopolista actuaba como un cobrador de rentas y tomaba decisiones para incrementarla; pero en la actualidad, dentro de una economía dinámica, los monopolistas brindan a los clientes más opciones al agregar nuevas y mejores categorías de productos y servicios.
Ante esta nueva realidad, el gobierno, el Estado, y
sus entes reguladores, deben reconocer sus instrumentos y avanzar en una nueva
estrategia para reescribir las reglas de las actividades que se realizan en el
sector. De esta manera se podrá reducir la incertidumbre acerca del futuro de
la libertad de expresión, la privacidad en línea, y el papel de las empresas
que pasaron de ser innovaciones a constituirse en organizaciones con poder de
monopolio.
zerpasad@gmail.com
@zerpasad
Internacional – Venezuela
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