El hombre se ha adentrado en una etapa novísima extra
o SUPRA visceral. No ha bastado el gran impulso de las nuevas tecnologías, ni
la inmensa capacidad científica que ha desarrollado hasta nuestros momentos en el espacio que ocupamos, sino
que: más allá de lo político e ideológico donde se ha regodeado entre falacias
y aciertos, la humanidad ha desempeñado toda capacidad intelectual para crear
una nueva forma de vida. En otras palabras, una nueva civilización, por ende
"un hombre nuevo". Y no es precisamente el hombre nuevo del bodrio
ideológico de Marx, sino el producto de la inversión capitalista protagonizada
por la mano invisible de los héroes de la inventiva y la inversión, de quienes
valientemente arriesgan el producto de su esfuerzo en crear riquezas como el
caso de Musk, ese hombre nuevo será, no aquí en la Tierra sino en Marte, el
marciano.
La idea de colonizar a Marte nace de la inventiva de
quienes piensan mantener la especie humana, por encima de las adversidades,
tanto conocidas como desconocidas, de este modo se contempla una impronta más
que futurista, simultánea e indirectamente filantrópica, cuya ontología se
potencia de facto en una nueva esperanza de subsistencia.
De tal forma prevalecerá la máxima darwiniana del más
capaz y la postura filosófica de: "O inventamos o erramos" de Simón
Rodríguez. No es para menos que se pretenda menoscabar tal esperanza con
argumentos sofistas y satanizaciones como el caso de las supuestas calamidades
de las emanaciones de polución, sin considerar que es el impacto cronológico de
nuestra era. Que -dicho sea de paso- tal argumento negativo se descarta con la
reducción inesperada del diámetro del hoyo ártico de la capa de ozono.
El impulso humanitario o filantrópico radica en salvar
y mantener la especie humana y con esta las demás especies terráqueas. No
obstante de toda interpretación que, seguro habrá detractores y rechazo. Con
esta opinión cabe resaltar que: de algo tiene que servir la inquietud de
combinar la ciencia, la tecnología y el
dinero, en este modelo no ha bastado la
retórica, ni el discurso, ni la convicción teórica, lo que si ha sobrado es
voluntad de hacer cosas grandiosas de la calidad de la aventura de Colón, la
diferencia es la inmensidad de conocimientos que se ha utilizado y se utilizará
para tal empresa.
Para ello, ya no son las galeras vikingas, ni las
calaveras de Colón para transportar los recursos necesarios de colonización
sino, inmensa naves espaciales, construidas; no con dinero de ningún pueblo engañado con un
discurso falaz y retórico, sino con capital privado. La Naos, Starship X8,
ataviadas para transportar todo el equipo necesario para construir una ciudad y
las industrias necesarias para la subsistencia en la superficie de Marte. El
proyecto se perfila desde Spacex, de Loan Musk.
Por supuesto ya existen las detracciones contra el
proyecto, manifestando argumentos que
enajenan la idea que podría tenerse del mismo, ej. "Invadir Marte es
contaminarlo" o "el proyecto Marte de SpaceX es delirante" por
supuesto para quienes la inventiva es más que aventura de laboratorio o
retóricas a tales argumentos le hacen caso omiso.
El optimismo de Musk no se basa en un ideario utópico
donde se conjuguen conductas heterogéneas e improvisaciones y menos
imposiciones irrefutables. El optimismo de Musk se basa en el resultado de un
cúmulo de investigaciones y planteamientos dialécticos en base al concurso de
diferentes áreas del conocimiento científico y tecnológico en ellos ha privado tanto la intuición como
la estética trascendental diseñada con objeto empírico.
Esto anterior comprueba
la capacidad que tiene el poder económico de producir el bien cuando se hace
con buenos propósitos, para muchos pensadores la civilización se divide en dos
clases, a diferencia de las clases sociales -que son innumerables según los
sociólogos. ej Marina Moran- , estas clases de civilizaciones son la común,
basada en el uso y utilización de los conocimientos alcanzables al más común, y
la de los astronautas de diferentes latitudes. Ahora se ha diseñado un nuevo
proyecto de civilización que se deslinda totalmente de lo mitológico de Julio
Verne para construir el hombre nuevo la civilización marciana humana.
Mi esperanza es que este proyecto cristalice para bien
de la humanidad y no como un nuevo bastión hegemónico.
Por Joise Morillo
kaojoise@gmail.com
@kao_joi_lin
Venezuela EEUU
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