Para
Guaidó, el G-4 y los otros partidos que los apoyan, la AN es ilegítima pues fue
electa en unos comicios organizados por un CNE ilegítimo, que no fue nombrado
por la AN legítima sino por el TSJ ilegítimo. No aceptan sus responsabilidades
al no haber designado al CNE en su momento o, por lo menos, haber intentado
hacerlo cuando se incorporaron los diputados del PSUV a la AN, para que esta
pudiera lograr la mayoría calificada necesaria para efectuar la designación. No
reconocen que las condiciones electorales existentes en diciembre de 2020 eran
similares o incluso mejores que las de 2015, cuando la oposición ganó las
elecciones con facilidad. Pretenden hacer valer el exabrupto de prolongar el
funcionamiento de la AN, más allá del vencimiento de su período constitucional
en enero de este año. Y de la misma manera, prolongar el interinato de Guaidó
en la Presidencia de la República.
Con
excepción de EEUU, Guyana y uno que otro país latinoamericano, más nadie apoya
a Guaidó como Presidente encargado ni a la AN que feneció hace dos meses. A
pesar de este hecho, envalentonados por el apoyo del presidente Biden y
estimulados con el manejo de cientos de millones de dólares sin ningún control
ni limitaciones, unos pocos dirigentes políticos han seguido sus políticas de
desconocimiento de los poderes públicos nacionales y de presentar como real la
existencia de un poder dual, movilizándose en el país e incluso coqueteando con
la posibilidad de participar en las elecciones venideras, pese a que han
declarado que las mismas son ilegítimas y que no se debe participar. Arremeten.
Además, contra la oposición democrática haciéndola ver como un apéndice del
gobierno de Maduro.
Para
el gobierno, Guaidó y el aparato burocrático que lo acompaña es ilegítimo,
usurpador y por tanto delincuente, aunque no termina de tomar medidas para
controlarlo internamente. Guaidó, según todas las encuestas y encuestadoras,
tiene hoy menor respaldo popular que Maduro. El hecho de seguir interino por
más de dos años, cuando la Constitución establece sólo 30 días de interinato,
más las aventuras políticas fracasadas en que ha estado envuelto, lo ha llevado
a una situación de minusvalía interna muy clara. Sin embargo, continúan con su
discurso llamando usurpador a Maduro, a pesar de haber sido electo en un
proceso en el que votó casi el 50 por ciento de los electores y que fue
organizado por el mismo CNE, que organizó las elecciones de diciembre de 2020,
ganadas ampliamente por esa oposición.
Sin
lugar a dudas que las ilegitimidades están presentes en ambos bandos. En todas
sus acciones hay ilegitimidades presentes. Ninguno está libre de ellas. Sólo
derrotando a ambas políticas regresará la legitimidad al escenario político
venezolano.
Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
Venezuela
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