A lo largo de 22 años ininterrumpidos en el ejercicio
de poder en Venezuela, está más que demostrado que por más intentos de demoler
todo vestigio de disidencia, y oposición, ha sido imposible exterminarla, a
pesar de sus propios errores sistemáticos, como el asunto de la abstención del
que tantas veces hemos comentado.
Del mismo modo, todos los intentos –democráticos, y no
democráticos- realizados por la oposición, tampoco han dado los resultados
perseguidos, en términos de salir del gobierno.
Por una parte, el gobierno se cierra cada vez más y
destruye espacios de institucionalidad para ahogar disidencias, pero también la
dirigencia de la oposición se ha hecho cada vez más incapaz de encontrar
salidas eficaces para lograr la alternabilidad en el ejercicio del poder
político.
De tal manera que pretender continuar haciendo las
mismas cosas de lado y lado, solo conduce a la exacerbación de los polos, y a
la diatriba permanente e infecunda, pero en el medio de todo, está un país
ávido del diseño y puesta en práctica de políticas públicas que corten el nudo
que asfixia al conjunto de la sociedad sin distingos, excepto para quienes
pertenecen a los círculos vinculados al poder y sus beneficios.
Insistir en la necesidad de negociar salidas a la
crisis no es tarea menor, y por el contrario necesaria. No es aceptable la
indiferencia que existe frente a problemas como la desinversión en sectores
vitales como electricidad; agua; gasolina; gas; diesel; transporte superficial,
y subterráneo; seguridad de personas y bienes, y muy especialmente el sistema
de salud para atender a nuestra población en estos tiempos de recrudecida
pandemia.
Por información extraoficial se dice que el 95% de los
enviados cubanos a Venezuela, ya han sido vacunados, y eso es una ofensa
mayúscula en virtud de que nuestros médicos, enfermeras y demás personal de la
salud, son probablemente el sector más afectado y con el más alto porcentaje de
fallecimientos, y es vital que sean vacunados de manera prioritaria.
Toda la ciudadanía venezolana merece y necesita ser
vacunada tan pronto como sea posible; es inaceptable la irresponsabilidad con
la que el gobierno ha asumido el tema.
Es urgente que gobierno y oposición dejen de estar
jugando a la necedad de echarse culpas, en un toma y dame fastidioso, que raya
en la crueldad y estupidez, si no fuera porque en medio de todo se están
perdiendo vidas valiosas.
Da tristeza y pena ver como las redes se llenan a
diario de ciudadanos desesperados haciendo campañas de recolección de ayudas
económicas para atender problemas de salud que deberían estar resueltos ya,
habida cuenta de que el país ha tenido y sigue teniendo los recursos para
atender esos asuntos.
En esa dualidad fantasmagórica que tenemos en nuestro
país con un gobierno de verdad, y otro de mentira; escena en la que ambos
administran recursos de la nación, termina la sociedad pagando los platos rotos
de la irresponsable crueldad con la cual están actuando.
Será posible que ambos entiendan que cada minuto que
pasa sin resolver la crisis se pierden nuevas vidas, y solo aumentan la
frustración, la desesperanza, y la ruina de nuestra gente?
Tenemos que insistir otra vez, aunque sea un ruego, de
que se pongan de acuerdo para atender la puesta en práctica urgente de un plan
masivo de vacunación de la población, comenzando por los sectores más
vulnerables: médicos y demás miembros del sector salud; ancianos; profesores y
maestros; bomberos; policías; militares, y el resto de la población.
Es justo y necesario como decimos los católicos.
Aprovechemos estos días de la resurrección de nuestro señor Jesucristo para
atender el clamor de toda la sociedad. Amén.
Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela
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