Mientras el oficialismo se ocupa de tergiversar
significado de palabras, conceptos y principios con el propósito de confundir
para luego dividir y, más luego, descuartizar todo lo que irrumpa su marcha en
pos de más poder, el país político sucumbe bajo las circunstancias. Los golpes
propinados por las repetidas caídas, le ocasionaron más daños que lecciones
aprendidas. Y aunque algunos factores de la oposición democrática lograron
potenciarse, tampoco resistieron los embates a los que eran expuestos a
consecuencias de la imposición de medidas gubernamentales escabrosas y
despóticas.
Esta, precisamente, es una de las razones que causó
graves aporreos al proceso de gobierno. Proceso éste que había sido aplaudido
por quienes creyeron en las bondades y alcances de un programa de gobierno que,
establecería las bases de escenarios que garantizarían derechos fundamentales y
libertades propias de un sistema político denominado “democracia”.
Pero todo se desvaneció hasta que las realidades se
vieron confrontadas. Particularmente, por promesas y compromisos que no pasaron
de ser meras consideraciones dirigidas a ganar el espacio político necesario
para imponer la revolución empeñada. También, para aplastar cualquier indicio
de institucionalización que pudiera estorbar a planes estratégicos que iban más
allá de las fronteras nacionales. Concebidos para tomar el terreno suficiente
desde donde pudieran distorsionarse valores democráticos con sus agregados de
libertades. De civismo, ciudadanía, moralidad y ética.
Pero la inmediatez con la cual envolvían toda
decisión, hizo que los yerros cometidos cundieran más intensamente la gestión
publica pretendida. Así, la pretensión por hacer un gobierno apegado a promesas
electorales que pecaban de inconsistentes, puso al descubierto las enteras y
manipuladoras intenciones que los “revolucionarios” gobernantes no pudieron
encubrir. A pesar del inmenso gasto realizado en comprar conciencias con
franelas y gorras rojas. Así como con bolsas de alimentos escogidos a gusto de
lo que su insolencia iba determinando.
Luego de un tiempo, no pudieron correr la arruga que
provocó tanto desastre junto. La paciencia social, rebasó los límites del
silencio impuesto con amenazas y violencia. Bastó que el gobierno se negara a
alinearse a preceptos constitucionales que ordenaban derechos humanos y deberes
inalienables, estallara en protestas que hasta el día de hoy han ocupado el
espacio de luchas y clamores que necesita reivindicarse a favor de la
institucionalidad democrática. Ya el pueblo comenzaba a cansarse de maltratos,
de represión. Se había debilitado por causa de un insomnio producido por la
aniquilación de legítimos sueños de
vida, progreso económico y ascenso social.
El régimen siguió transgrediendo grosera y
descaradamente la Constitución Nacional. Se permitió validar su condición de
tiranía lo cual incitó un rechazo no sólo nacional al fascismo de nuevo cuño
practicado. También internacional, valiéndole el cuestionamiento y acusación de
instancias legislativas, jurídicas, académicas, gremiales tanto como de
gobiernos demócratas.
Ahora la desesperación por salir airoso de tal
embarro, tiene al régimen sin la posibilidad de cuadrar formas legales para
mostrar otro talante distinto del dictatorial. Contrariamente a ello, todo le
sale retorcido. Y aún así, su obstinación y terquedad sigue siendo estructural.
Podría decirse que la errada
dirección de gobierno asumida en los últimos años de la segunda década del
siglo XXI, hizo que se enfrascara en solventar un problema que sólo el régimen
pudo crear. Pero que no pudo evitar y menos superar, dada la ineptitud, la
soberbia y la testarudez. Así que con el acompañamiento de tantos antivalores
juntos, el régimen plantea ilusos compromisos en el fragor de procesos sociales
tan exigente como el de esta Venezuela salida del engaño socialista. Tan serio
problema de imposible escape, fue intentar el desenredo de las crisis que hoy
sumieron al país en el mayor desbarro de su historia. Es algo así como resolver
la cuadratura social del viciado círculo político.
Antonio
José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela
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