Hablar de oposición en Venezuela es un tema complejo,
la ausencia de resultados provenientes de este sector que impacten positivamente
a los venezolanos lo ha hecho merecedor de desconfianza y escepticismo.
Podríamos aseverar que parte de esos estigmas son merecidos, otros no, después
de todo, el chavismo ha hecho que ejercer la oposición en Venezuela sea una
labor difícil y peligrosa, no solo para los políticos sino para cualquier
ciudadano común.
Ante todo, lo más importante: En nuestro sistema
político vigente existen dos actores fundamentales: El chavismo, liderado por
Nicolás Maduro, y la oposición liderada por Juan Guaidó, darle protagonismo
vertebral a otros factores es forzar una realidad inexistente, por eso los
procesos electorales desde 2017 han sido castigados (como lo será el 21N) por
abstenciones históricas.
Por tal motivo, basado en el control hegemónico de las
comunicaciones e informaciones en el país, el régimen ha intentado imponer una
oposición ficticia, que apenas se representa ella misma. Aunque parezca difícil
de creer, la oposición “legítima” en Venezuela no está dividida, gira en torno
a Juan Guaidó, más bien, lo que ha sucedido es su depuración, deslastrarse de
elementos que han cedido ante otros intereses, han sido cómplices genuflexos
del chavismo.
¡Ojo! Lo descrito aquí es la realidad política, quien
escribe no se encuentra a favor ni en contra de Guaidó, simplemente, narra el
hecho que Guaidó por ser el último presidente de la última instancia electa con
reconocimiento democrático, legal y legítimo, circunstancialmente recae sobre
él ese reconocimiento. Para que ello cambie, debe existir otro evento que pueda
traspasar a otra figura dicha legitimidad.
Ejercer oposición no es tarea fácil, como es sabido, a
cada instancia que los venezolanos restan al chavismo, éste la anula restándole
competencias, facultades e impone poderes paralelos. Lo perpetrado contra la AN
2015 superó todas las expectaciones negativas, sí fue capaz de actuar de esa
forma contra el poder más importante en una democracia, dicho sea de paso, el
poder público más votado en nuestra historia ¡qué podemos esperar para
alcaldías y gobernaciones en ruinas, desplazadas, moribundas ante el fatídico
Estado Comunal!
Sea como sea, a pesar de las faraónicas dificultades
que representa ser oposición, no existen excusas para el fracaso, al igual que
ninguna excusa es valedera para los fracasos de los gobiernos. Los venezolanos
debemos comprender la política se mide por resultados, no hay espacios para los
pretextos, es decir, la política debe ser para los más capaces.
De este modo, la oposición
venezolana atraviesa el reto más difícil en toda su historia, a pesar que como
nunca antes representa la inmensa mayoría de los venezolanos y la totalidad del
mundo democrático. Asimismo, es bueno recalcar que ante un régimen
extremadamente radical la oposición debe ser del mismo tenor, sino, tal como se
ha demostrado siendo dócil a los escenarios impuestos por el régimen, es
inútil. Ese radicalismo no debe ser pasional, debe estar acompañado de
estrategias, apoyos y planes milimétricamente ensamblados… por los más capaces.
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela
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