Vivíamos en
Venezuela y un día nuestro hijo Herman, quien tenia casi seis años, llegó de
clases tiró el bulto (bolsón) en el suelo y nos pidió "un hermanito".
-Todos en
mi clase tienen un hermano -nos dijo muy serio
- quiero un
hermanito.
-Pero no
hay seguridad que sea un niño, si es que encargamos uno, te dijimos.
-No, yo
quiero un hermanito y pronto, para jugar con él nos exigió.
-Les
prometo que yo lo voy a cuidar, nos aseguró. Ustedes lo hacen y yo lo cuido.
Nos miramos
con Herman y...bueno, nos pusimos a la tarea de hacer uno a la medida y con el
sexo ya encargado.
El encargo
llegó más pronto de lo que esperábamos.
Pero fue el
embarazo el que, una vez que se me notó, lo arrastré por los últimos meses.
Quería
juntar el mes y medio antes y mes y medio después que otorgaban las leyes venezolanas a las madres ya que quería amamantarlo los tres meses.
Arrastraba
mi barriga por los institutos autónomos y ministerios, además de Miraflores, en
un sin fin de semanas que se sucedían unas a otras sin llegar -me parecÍa-
nunca al final de los 9 meses, necesarios para tener un bebé.
El
canciller Arístides Calvani me decía, cuando me presentaba a las ruedas de
prensa que daba semanales:
-Chica, si
nos descuidamos vas a tener el bebé aquí en la Casa Amarilla, (sede de la
Cancillería).
El doctor
Calvani me tenía mucho aprecio y cuando por fin nació mi hijo Carlos, me envió
un hermoso ramo de flores a la clínica, junto con un libro que él había escrito
y que todavía conservo en mi biblioteca.
Carlos
nació el día del Padre, el 16 de junio de 1971 en la Clínica El Diagnóstico, en
la parroquia la Candelaria, en pleno centro de Caracas.
La tragedia
enlutó años después al país cuando el 18 de enero de 1986, el doctor Calvani,
su esposa Adelita Abbo y dos de sus hijas, Graciela y María Elena, perecieron
al estrellarse el jet Caravelle de Aerovías Guatemala, cuando viajaban a
conocer las ruinas arqueológicas de los mayas.
El
accidente conmovió a Venezuela, por tratarse de una familia que había
proporcionado notables aportes a la política y a la cultura del país.
Cuando por
fin nació mi hijo, hizo historia ya que su padre Herman acudió en esa fecha al
Palacio de Miraflores donde ambos estábamos destacados para cubrir las noticias
provenientes del gobierno de Doctor Rafael Caldera.
El
Presidente ofrecía una rueda de prensa todos los jueves y ese día distinguió a
Herman entre los periodistas que estaban presentes en el salón de conferencias
del Palacio.
-Herman,
¿ya nació el Bebé? le preguntó el doctor Caldera.
-Sí,
Doctor, le contestó Herman, parándose como era costumbre en señal de respeto
para hacer preguntas o contestar al Jefe del Estado.
Y agregó
Herman, muy orgulloso -... y es un niño.
-Y como
está Angélica, siguió preguntando el Presidente.
-Muy bien
doctor Caldera
-Y como le
van a poner, prosiguió preguntando el mandatario.
-Carlos
Rafael, le contestó Herman.
Carlos, por
Carlos Andrés Pérez (un político notable venezolano de Acción Democrática) y
Rafael por Ud., Sr. Presidente.
-Ah,
contestó el Presidente sonriendo, así quedas bien con Dios y con el Diablo.
Hoy, ese
hijo querido, está cumpliendo 50 años.
Angelica Mora
angelicamorabeals@yahoo.com
lanuevanacion@bellsouth.net
@AlfredoCepero
@copihueblanco
Angelica Mora
Chile - Estados Unidos
http://www.lanuevanacion.com/index.php/opinion/angelica-mora-beals/1122-mi-hijo-carlos-cumple-cincuenta-anos
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