Mientras
los hornos crematorios entran en colapso en la capital colombiana por la
inmensa cantidad de cadáveres y se registra en el país el más alto número de
fallecimientos - se acercan a 100.000- y de contagios diarios por Covid 19, los
observadores nos preguntamos lo que será de la nación vecina. Colombia, además
de los estragos de la pandemia se debate con una económica, sanitaria y de
seguridad pública. Todo ello sin hablar del efecto que la nueva ola de
vigorización del izquierdismo radical en el continente va a tener dentro de su
colectividad.
Las
elecciones para un nuevo gobierno están a escasos 12 meses de distancia.
También en Colombia, al igual que en el Perú de hoy, el viraje que se puede
producir en el electorado en favor de los populismos tendría su origen en los
efectos nocivos de una administración deficiente del modelo neoliberal que ha
imperado hasta nuestros días. La desatención sostenida de los reclamos de
atención de parte de los segmentos débiles de la población ha redundado una
fractura social irredenta y perversa que pueden capitalizar en su desfavor los
candidatos de derecha.
En el
específico caso de Colombia se suma, además, un ambiente de violencia que no ha
podido ser mermado ni después de haber firmado un acuerdo de paz con los
alzados en armas ni después de haberles asignado curules en el Congreso para
que desde la “institucionalidad” se ocuparan en cooperar con el avance del
país. Ni hablar de la perversión provocada en todos los segmentos de actividad
por el narcotráfico y por su nefasta alianza con la guerrilla para sembrar
distorsiones y violencia en el interior del país. Todo ello sin mencionar la
inestabilidad provocada por la actuación constante de bandas criminales en
contra de la sociedad civil, alimentadas desde adentro y desde afuera por los
amigos de la zozobra. A nadie le cabe duda sobre la manera en que las protestas
originalmente pacificas en contra de un nuevo régimen tributario convirtieron
al país colombiano en un caos de destrucción y de muerte durante varias
semanas, todo ello ideado y armado desde más allá de la frontera- desde Caracas
y La Habana- con el fin preciso de sembrar un ambiente de descontento contra el
gobierno que redunde en un tiempo en su penalización en las urnas. El viejo
cuento de “pescar en rio revuelto”.
¿Con
cuantas armas cuenta el gobierno de Iván Duque para contrarrestar el efecto
nocivo de tantos frentes activos en su contra? ¿Cuánto es posible hacer en
menos de un año para revertir el sentimiento de que un gobierno más inclinado a
lo social, aunque sea más totalitario, podría cambiar la suerte de los 51
millones de neogranadinos? ¿Cuáles acciones “efectistas” pueden desplegarse
para provocar confianza en que un nuevo gobierno de derecha no contribuirá al
marasmo que las mismas derechas implantaron en el país? ¿Por
qué no
probar como en Perú otra tendencia, por qué no ensayar otra manera de hacer las
cosas?
No la tiene
fácil el presidente Ivan Duque ni el terreno de lo social ni en el de lo
económico cuyo pobre manejo unido a la paralización de la pandemia ha atizado
el fuego de los desequilibrios. Y el tiempo es muy corto antes de la justa
electoral. Para dar un inicio a la reconstrucción, no se les ha ocurrido nada
mejor que echar mano de otra reforma tributaria, con una estrategia diferente
de la que habría provocado los disturbios. Pero no existe reforma que no se
encamine a recabar más plata con que financiar los programas sociales y la
recuperación productiva y ya sabemos lo difícil que es meterle la mano en el
bolsillo a los contribuyentes en medio de su propia descolgada. Por otro lado,
dada la precaria situación económica del país, el otro instrumento será más
endeudamiento para lo cual la calificación crediticia de Colombia deberá ser
mejorada. Cuesta harto empinada en la hora actual.
Si logran
ambos fines podrán iniciar un camino de recuperación postcovid, pero los
resultados apenas se comenzarán a manifestar en un año cuando la hora será la
de prepararse a votar.
Lo que hay
en el panorama son tiempos complejos y convulsos para los colombianos y es
necesario precisar que quienes montaron los desastrosos eventos de los meses
pasados no cejarán en su empeño desestabilizador.
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
Venezuela – España
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
Venezuela – España
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