“Existe “vacío de poder” cuando “el poder está vacío,”
es decir, cuando nadie lo está ejerciendo. Por tanto, no puede haber “vacío de
poder” cuando alguien está ejerciendo el poder, así sea ilegítimamente. En este
caso, lo que habría es usurpación de autoridad” (ver Mensaje de Twitter del Dr.
Allan Brewer-Carias fechado el 7 de Enero de 2019, en https://twitter.com/arbrewercarias/status/1082274711214739458).
Ante esa definición de “vacío de poder” del Dr. Allan Brewer-Carías, reconocido
constitucionalista venezolano, difícilmente podría esgrimirse que en Venezuela
exista un vacío de poder sino una usurpación del poder. Esto de ninguna forma
significa que de igual manera no tengamos que llenar la “vacante” del poder
usurpado con una autoridad legítima. Eso es lo que todavía sigue pendiente en
Venezuela.
De allí que me extrañe notablemente que los políticos
hayan abandonado la famosa ruta del “cese de la usurpación” de Nicolás Maduro
Moros, indicando que eso fue un “error”, razón por la cual nace con renovado
interés y entusiasmo la negociación de la oposición con el régimen, camino que
por cierto ninguno de ellos abandonaron nunca, haciéndole creer a los
venezolanos que había un verdadero interés en salir de Maduro y sus
delincuentes, “dándose cuenta” ahora que la cosa no sería tan fácil como se
había pensado.
Pero como se dice en el interior del país, “se cayeron
de un coco”. Los venezolanos reafirmamos el cese de la usurpación de Nicolás
Maduro Moros y lo transformamos en un mandato constitucional a través de una
Consulta Popular vinculante, establecida como uno de los medios de
participación política del pueblo venezolano en nuestro texto fundamental.
Esto es, ya no es una opción de los políticos decidir
si negocian o no con Maduro en el poder. Ya no tienen esa opción. Y voy más
allá: quienes están intentando negociar por nosotros dejaron de tener la
representación interna legitima para poder hacerlo a partir del 5 de enero de
2021. Y si es del caso que se presente alguna negociación en el futuro por
quien tenga la legitimidad para poder hacerlo por los venezolanos, la primera
exigencia tiene obligatoriamente que ser que Maduro se separe del poder para
pensar sentarse en una mesa.
Esto tal vez no lo entiende muy bien la Comunidad
Internacional y por eso hay que explicárselos muy bien. Pero eso tampoco es del
interés, por razones obvias, de quienes se atribuyeron la supuesta capacidad
para negociar por los venezolanos fuera del país sin tener el respaldo popular.
Ese respaldo vence cada 5 años de acuerdo a nuestra Constitución vigente. Y el
de la Asamblea Nacional legítima venció, como ya indiqué, el 5 de Enero de
2021. No es cuestión de decidir que parte de la Constitución aplicamos y cual
parte no porque nos interesa. Y al no existir otra Asamblea Nacional
legítimamente electa -porque los venezolanos rechazamos contundentemente la
elección parlamentaria del régimen del 6 de diciembre de 2020 en una Consulta
Popular- mal podría nadie asumir una representación de los venezolanos para
absolutamente nada fuera de Venezuela, así la Comunidad Internacional reconozca
un fuero que ya no existe dentro del país.
¿Adónde nos deja todo esto? Como bien dijo el Dr.
Brewer-Carias, no existe “vacío de poder” cuando alguien lo está ejerciendo
aunque sea ilegítimamente. Fundamentándonos en lo anterior, Juan Guaidó Márquez
es tan ilegitimo y usurpador como Nicolás Maduro Moros. Pero nadie en el reino
de Venezuela se atreve a decir que el rey está desnudo, en especial aquellos
que deben y tienen la obligación moral con los venezolanos de pronunciarse para
indicar jurídicamente la situación legal del Presidente Encargado, como
Presidente y como Diputado, así como el resto de sus colegas parlamentarios.
Las razones pueden ser muchas, desde no querer meterse en esas profundidades
del desastre venezolano, hasta simplemente un encubrimiento inexplicable pero a
la vez insostenible. No en vano dicen que en Venezuela existe una sociedad de
cómplices. Esta sería una dura demostración de eso.
El 1ro de Junio de 2018, fecha donde todavía ni
siquiera se vislumbraba la existencia de un oscuro diputado llamado Juan
Guaidó, un grupo de venezolanos donde me honró participar, asistidos por los
distinguidos juristas venezolanos, la Dra. Blanca Rosa Mármol de León y el Dr.
José Vicente Haro, introdujimos un Recurso ante el Tribunal Supremo de Justicia
legítimo, con el objeto de ejercer una “Acción Innominada con el objeto de
solicitar a ese Tribunal Supremo de Justicia, realizara las actuaciones que
fueren necesarias para crear las condiciones requeridas, con base en los
Principios Fundamentales de la Constitución, para la designación de un Gobierno
de Emergencia Nacional que tenga por objeto el restablecimiento del orden
constitucional y democrático en Venezuela” (ver Recurso completo dirigido al
TSJL, en https://tinyurl.com/3dt6e2vx).
En ese Recurso esgrimimos las razones constitucionales
e institucionales para que ese legítimo Tribunal Supremo de Justicia cubriera
el “vacío de poder” existente en la Venezuela de ese entonces, producto de la
vacante usurpada ilegalmente por Nicolás Maduro Moros, solicitando que ese Alto
Tribunal designara un Consejo de Gobierno de Emergencia Nacional para
garantizar una transición “aplicando los principios, valores y pilares
fundamentales de la Constitución venezolana como garante de la supremacía y
efectividad tales principios, todo ello conforme a lo establecido en los
artículos 1, 2 3, 5, 6, 7 y 335 de la Constitución”; y que nombre un Gabinete
que realmente tome las decisiones que el interinato nunca tomó en más de dos
años de ejercicio, acordes con la situación de usurpación de Nicolás Maduro
Moros, como por ejemplo la designación de un Alto Mando Militar legitimo a
quien puedan responder los oficiales activos todavía leales a la democracia.
En ese sentido solicitamos al TSJL realizara “todo
tipo de consulta a la sociedad civil, factores políticos, académicos,
gremiales, empresariales, sindicales, eclesiásticos, institucionales y aquellas
consultas públicas que fueren procedentes y/o necesarias de acuerdo con el
artículo 70 de la Constitución, para garantizar la integración más legítima,
idónea, plural e independiente de venezolanos comprometidos con rescatar la
democracia en Venezuela y restablecer el orden constitucional, todo lo cual
debe ser salvaguardado por ese Tribunal Supremo de Justicia legítimo, como
garante de la supremacía constitucional y de los valores, principios y normas
de la Carta Fundamental venezolana” (Pág. 10 del Recurso).
¿Por qué creen ustedes que los políticos “opositores”
que todos conocemos, y que ahora tratan de negociar por nosotros, se movieron
como unos tigres para que ese “vacío de poder” fuera constitucionalmente
cubierto en la siguiente y última legislatura del año 2019? Precisamente para
evitar que todos los recursos legales –porque no solamente el nuestro estaba en
curso- y en particular ese “vacío de
poder” que había sido llenado por un usurpador, fueran decididos en el más alto
Tribunal de la República legítimamente sin la intervención de ellos, perdiendo
el control de la situación política en Venezuela. Cerraron el vacío con la
designación de Juan Guaidó en enero de 2019 como Presidente de la Asamblea
Nacional y posteriormente como Presidente Encargado el 23 de enero de ese año.
A pesar de toda esa maniobra quienes estábamos
esperando un fallo del TSJ legitimo en relación con ese “vacío de poder” nos
quedamos satisfechos, esperando que esa designación abriera los caminos para el
desalojo del usurpador. Pero eso no ocurrió y ahora estamos peor que a finales
de 2018 en todos los sentidos. Se quedaron con la batea pero no lavaron la
ropa, como decimos en Venezuela. Y todavía muchos aquí se atreven a decir que
no son un obstáculo para salir de esta desgracia.
Ahora con dos usurpadores que no tienen el respaldo de
una elección legítima de los venezolanos, se justifica doblemente lo que
solicitamos el 1ro de Junio de 2018 al Alto Tribunal de la República en el
exilio para que un Consejo de Gobierno de Emergencia Nacional, no solo decida
una transición estable en el país sino que convoque a un proceso Constituyente,
y posteriormente a elecciones libres, justas y verificables, como se hizo en
Venezuela en 1946. Tenemos tradición republicana de sobra para encausar al país
y más aun venezolanos dispuestos a realizarlo. Esta es otra manera de enfocar
el problema y que termina en lo mismo que siempre hemos sostenido: ¡Que el
pueblo venezolano decida!
Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
https://ticsddhh.blogspot.com/
@laguana
Venezuela
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