JUAN GUERRERO: EL TESORO DE LA POESÍA VENEZOLANA
Por estos días
un vecino me aseguraba que el tesoro de Moctezuma (o Montezuma) se encontraba
enterrado en una solitaria y despoblada isla venezolana, en pleno mar Caribe.
Incluso fue más allá; sacó el celular de su bolsillo y me mostró en su
pantalla, un escueto y elemental mapa parecido al dibujo de una rayuela. –Mapa
de piratas, corsarios y filibusteros, pensé.
De seguidas
comentó que en esa isla en pleno ‘Mare Nostrum’, estaba sepultado un navío con
tesoros inmensos; piezas y barras de oro, collares de plata y perlas,
pectorales y plumajes de espectacular belleza. En fin, que esa secreta
información la había recibido por intermedio de un masón que tenía una extraña
casa, estilo bunker, en Trujillo, donde había construido sótanos y otros
pasadizos que solo los elegidos conocían.
Toda esa
proeza de fantasía brillaba en sus ojos mientras aumentaba su frenesí en medio
de una etílica conversacióndonde los símbolos masónicos, templarios y de
illuminati, se entre mezclaban hasta el paroxismo. Imaginé que algo parecido
debieron sentir los primeros europeos cuando encontraron las bocas del Orinoco
y se adentraron por esa inmensidad de agua dulce. De su experiencia se
iniciaron las primeras crónicas de los expedicionarios que ahora sabemos dieron
origen a nuestra historia, cuya base esencial es la poesía.
Porque en
verdad nuestros orígenes como pueblo y nación los encontramos en los cronistas,
comenzando por el propio Cristóforo Colombo y después, la serie de
conquistadores y misioneros que contaron su experiencia en el Nuevo Mundo. De
esa riqueza idiomática y de telúrica memoria, se nutre la historiografía
nacional, con fray Pedro de Aguado, fray Pedro Simón, José de Oviedo y Baños,
hasta Andrés Bello. Todos leen y se copian del primero, construyen y
reconstruyen, sin darse cuenta, una historia particular y muy propia, que con
el tiempo será la partida de nacimiento de todo cuanto existe sobre esta Tierra
de Gracia
Por ello
habría que entender esto que fuimos, somos y seguiremos siendo desde la
particular visión del habla poética. El devenir del ser venezolano está
consustancialmente adherido al ser de la poesía. Creencias, valores, principios
y razones de vida están cruzados por el hacer poético. Porque la misma razón y
sentido de existencia tiene en su plenitud cotidiana la trascendencia erótica
(de vida) que lleva a la misma identidad de ser con su sacralidad, su
divinidad.
Así las cosas,
es la poesía el acto más trascendente del venezolano en todo su hacer y ser. Lo
podemos observar hoy cuando cruzamos la incertidumbre de este momento
histórico, ella está presente en la insólita vida cotidiana, tan absurda, cruel
y lacerante. Mientras otras formas de hacer la cotidianidad se diluyen en la
banalidad de los días, la poesía trasciende y es refugio de quienes nada
tienen, por muy insólito que ello parezca.
La poesía
venezolana posee una fuerza interior gracias a que sus hacedores tienen
consciencia de un destino trascendente, marcado por una memoria ancestral que
jamás ha roto sus lazos de origen y destino. Esa consciencia, esesoporte
ancestral es lo que hoy nutre su actualidad. Temas, estructuras, ritmos,
cadencias, mientras se incorpora la narrativa de hechos vividos o su
atemporalidad, en medio de una prosa que introduce quiebres de hablas, y hasta
una teatralización de la vida. Todo ello y mucho más es la actualidad de la
poesía venezolana de estos tiempos. La poesía venezolana, hoy, es la real y
verdadera revolución del siglo XXI.
Tanto por su contenido como por sus formas y capacidad para introducir
nuevos registros escriturales, una distribución y manejo del espacio poético y
la libertad total y absoluta del trabajo de escritores dedicados al oficio
poético. Vivirlo, trabajarlo y difundirlo.
Si existe un
tesoro infinito y de plenitud humana, ese es la poesía venezolana, hoy. La
poesía venezolana, hoy, es el tesoro mejor guardado del Caribe. Quienes nos
aventuramos en su descubrimiento, vamos encontrando en sus hacedores, pequeños
destellos de esa iluminación, ese portento, esa fuerza idiomática y de
infinitas metáforas que son la fuerza amorosa, deslumbrante que va marcando el
sendero de la plenitud liberadora que significa vivir la poesía venezolana,hoy,
tan intensa, telúrica y secreta.
Juan Guerrero
camilodeasis@hotmail.com
@camilodeasis
@camilodeasis1
Venezuela
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