El advenimiento de Stalin después del fallecimiento sospechoso de Bladimir Ulianov a la secretaria de gobierno de la URSS, consolidó -irónicamente- esa suerte hegemónica imperial contra pueblos de la misma etnia eslava, la peor parte, si se quiere la ha sufrido Ucrania. Al gobierno ruso no le ha bastado con haber ocasionado una mortandad peor que el holocausto judío durante el genocidio provocado por los Nazi. El Holodomor (hambre y plaga) fue la colectivización forzosa impuesta por Iósif Stalin que condenó a una cruel muerte por inanición a unos siete millones de personas en toda la Unión Soviética, particularmente en Ucrania 1.8 millones. El aparato del Estado requisó cosechas y alimentos y cercó poblaciones enteras para que nadie pudiera salir, sentenciando a sus habitantes a una muerte segura. Produjo muertes por inanición, trabajos forzados, torturas, fusilamientos principalmente en la Ucrania que en otrora por las manos de los Kulaks era considerada el jardín de Europa oriental.
Por ingenio de Trotski creador del ejército rojo (URSS 1932) y profeta de que: Quien no obedece no come" y las manos Sangrientas de Viacheslav Mólotov y Lázar Kaganóvich, la población ucraniana sufrió el embate de la gleba socialista de los años posteriores a la revolución de 1917 en Rusia (1932-1933). La URSS estimó la gran potencia de recursos que tiene Ucrania y nunca ha dejado de acecharla.
Se especula que hace poco menos de 8 años un contingente guerrillero pro ruso en las fronteras de Ucrania derribó un avión de pasajeros de Malaysia, se cree que haya suficiente evidencia para culpar a Rusia de este atentado. Desde entonces Rusia había rebajado su pretensión invasora. Ahora de nuevo tenemos un nuevo episodio que emula de la guerra fría y la crisis de los misiles de 1962 en América Latina (Cuba) con –supuestas- amenazas de Rusia de establecer, también, puntos estratégicos cerca de la frontera de USA con asentamientos –presuntamente- en Nicaragua, Cuba y Venezuela; si USA no aborta la injerencia en los asuntos que involucran a Ucrania y las regiones bálticas con Rusia. Según la fuente periodísticas Tal Cual, El general Manuel Ricardo Cristopher Figuera, exdirector del Servicio Bolivariano de Inteligencia Militar (Sebin) afirma que hay una base rusa en Venezuela situada en fuerte Paramacay Con coordenadas: 10°14’43.4″N68°01’06.0″W (10.245389,–68.018333)
Sin embargo, se piensa que las declaraciones de diplomáticos de ambas potencias han sido tergiversadas para imponer lo que podríamos llamar una histeria Huxleyana, o sea crear terror en sectores afectados por estas informaciones, tanto políticos como de la ciudadanía. No obstante, no se puede descartar las pretensiones de Putin de hacer de Ucrania de nuevo, su despensa de recursos tanto energéticos como alimentarios y de materia prima para la industria de los metales para armas. Es un tema que mina la tranquilidad geopolítica. O sea, la paz perpetua de Kant, que inspira a la OTAN, a la ONU, a la UE, a la OEA, El Pacto de Varsovia y toda la parafernalia geopolítica, etc. Esta de tremor por esta situación. Sin embargo, para algunos, hay una situación épica cuya apología no se sabe o es preferible evitar a quién otorgarse o a quien apoyar.
En el tapete se perfilan dos posiciones que deben llamar la atención seriamente, mientras la Casa Blanca Presidida por Biden y representada por Antony Blinken en Berlín, dio su visto bueno a las peticiones de países bálticos de enviar armas de fabricación estadounidense a Ucrania; Rusia anunció nuevas maniobras navales, en un contexto de fuertes tensiones entre el Kremlin y las potencias occidentales, y anuncia que este jueves ejercicios navales durante los próximos dos meses en el Atlántico, el Ártico, el Pacífico y el Mediterráneo. Todo en fechas previas a las negociaciones cruciales que habrá este viernes en Ginebra entre Blinken y el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov.
Joise Morillo
Kaojoise@gmail.com
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Venezuela - EEUU
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