miércoles, 30 de marzo de 2022

JOSÉ NOGUERA SANTAELLA: LAS MENTIRAS DE VLADIMIR PUTIN (CRIMEA). DESDE CHILE

Crimea es parte del territorio ucraniano y la propaganda del régimen de Vladimir Putin de que Crimea es un territorio histórico de Rusia es mentira.

La Península de Crimea fue ocupada por tropas rusas hace ocho años y la propaganda rusa afirma que que es porque Ucrania discrimina a los ruso-parlantes por el idioma. Todo esta es una información muy manipulada.

La Unión Soviética firma en 1975 el Tratado de Helsinki que prohíbe a cualquier país cambiar las fronteras con el uso de la fuerza, es decir, mediante la guerra. Rusia, como país oficialmente sucesor de la Unión Soviética, se convirtió en el firmante del Tratado de Helsinki. Por otra parte, en 1994, Rusia, Ucrania, el Reino Unido y los EEUU firman el Tratado de Budapest, mediante el cual Ucrania cede las armas nucleares en su territorio a Rusia, y a su vez Rusia, el Reino Unido y los Estados Unidos se convierten en garantes de la seguridad territorial de Ucrania. Tercero, en 1997, Rusia y Ucrania firman un tratado bilateral según el cual Rusia reconoce no tener ningún reclamo territorial con Ucrania, lo cual incluye a Crimea y el Donbass. Estos tres tratados son claves para entender que Rusia está violando tratados internacionales que ella misma firmó cuando ocupó Crimea y el Donbass.

En Crimea vive mucha gente de habla rusa que son pro rusos. Pero eso es como decir que los latinoamericanos son pro españoles o que somos parte de España porque hablamos español. En todo caso, allí habitan muchos ucranianos tártaros. Tampoco contradice que Rusia utilizó la fuerza para ocupar Crimea. El mismo presidente Putin reconoció públicamente que las fuerzas militares rusas ocuparon Crimea.

Vladimir Putin es un hombre sin credibilidad. Putin había dicho que no habían tropas rusas en Crimea y mintió, dijo que no cambiaría la constitución rusa y mintió, dijo que no invadiría Ucrania y mintió, y existen muchos etcéteras más donde mintió. En general, la propaganda rusa son solo excusas para decir que ellos son los chicos buenos y no los malos.

A grosso modo, en Crimea, según el último censo oficial, realizado en 2001, un 60% de la población es de habla rusa, de los cuales un 40% son también étnicamente rusos y 20% étnicamente ucranianos, un 25% es de habla ucraniana y hay un 20% de tártaros, y la convivencia en Crimea hasta 2014 era pacífica y cordial, como este autor, quien conoció la zona, puede testificar.

El pueblo originario de Crimea no son los rusos, ni los ucranianos, sino son los tártaros. Los tártaros son para Crimea lo que los aztecas para México o los Incas para el Perú. Los tártaros eran tribus nómadas que se asientan en Crimea en el siglo XIII, y habitan allí hasta el siglo XIX. A finales del siglo XVIII, Rusia ocupa Crimea y muchos tártaros emigran a Turquía huyendo de la represión rusa. Los rusos le prohibían a los tártaros hablar en su lengua y practicar su religión, ya que los tártaros practicaban el Islam y los rusos son cristianos ortodoxos. Esta situación también la sufren los ucranianos cuando en la segunda mitad del siglo XIX Rusia prohíbe hablar en ucraniano.

Entre 1917 y 1921, durante la Revolución rusa y la guerra civil que le sigue, los tártaros crean una república independiente: La República Popular de Crimea. Los ucranianos también crean una república independiente en Ucrania. Pero cuando los comunistas ocupan nuevamente Crimea y Ucrania, asesinan a todos sus lideres. El episodio en Ucrania finaliza con el “Holodomor”, una hambruna masiva que Stalin provoca que causa la muerte de entre 5 y 10 millones de ucranianos, y la deportación forzosa de la población tártara de Crimea en 1944 hacia las regiones rusas de Asia Central, alegando que los tártaros eran traidores a la patria soviética porque colaboraban con los nazi. En ese proceso, deportan a unos 300 mil tártaros. Estas deportaciones habían comenzado con el proceso de rusificación de la URSS que Stalin implementa a partir de los años veinte.

Las deportaciones no se limitaron a los tártaros sino que se extendieron también a los habitantes que no eran de habla rusa en Crimea, como las poblaciones turcas, ucranianas, griegas, búlgaras y otras muchas. En total, deportaron unas 500 mil personas, de los cuales, un 50% muere en el camino por el frío y la falta de agua y comida.

La población tártara deportada que sobrevive permanece en Asia Central hasta la caída de la URSS en 1991, cuando unos 200 mil tártaros regresan a Crimea, la cual consideraban su patria. Actualmente los tártaros de Crimea sobrepasan nuevamente los 300 mil habitantes, el mismo número que tenían hace un siglo, lo que evidencia el daño que ese genocidio tártaro en Crimea. Luego de la deportación, la URSS crea nuevamente la república de Crimea, como una república más de las repúblicas soviéticas.

Los tártaros vivieron felices en Crimea hasta 2014, cuando nuevamente llega la ocupación rusa, ahora por órdenes de Vladimir Putin. Una de las razones para la invasión rusa a Crimea fue la discriminación hacia los habitantes pro rusos. Putin miente. La mayoría de las escuelas de Crimea siempre ha sido de habla rusa. Para 2014, había en Crimea unas 25 escuelas que la comunidad tártara había creado y adonde enviaban a sus hijos. Todas esas escuelas fueron eliminadas. También habían muchas escuelas ucranianas y ahora no hay ninguna. Las únicas escuelas que se permiten en Crimea son las de habla rusa.

El patrón siempre es el mismo: Asesinar o deportar a la gente que se niega a ser rusificada. En 2014, al momento de la invasión, habitaban en Crimea unos 2 millones de habitantes. Ahora viven allí unos 3 millones de habitantes. Han llegado allí desde Rusia alrededor de un millón de habitantes, principalmente a Sebastopol, la principal ciudad de la península, a eso se le debe agregar que muchos tártaros y ucranianos se han visto obligados a emigrar de la península.

En 2014 existía un Parlamento de los tártaros de Crimea, al cual Putin ordena disolver y etiquetarlo como organización terrorista. La Asamblea General de la ONU ha dicho que esa es una manifestación obvia de represión política. Actualmente hay unos 500 presos políticos tártaros. También hay presos políticos de otros grupos, acusados de terroristas, con penas superiores a los 20 años. Esto evidencia el miedo que le tiene la Rusia de Putin a los grupos no rusos de Crimea. Hay presos que son periodistas, deportistas y de todo tipo. Escribir un twitter puede costar una pena de presidio.

Otra de las mentiras de la propaganda de Putin es que Crimea fue un regalo de Nikita Kruschev a Ucrania, debido a que Kruschev era ucraniano, y que ahora lo retomando. Eso también es mentira. Ucrania recibe Crimea en 1954, casi diez años después de culminar la Segunda Guerra Mundial, porque la península todavía permanecía destruida y lo que privó fue la necesidad de utilizar trabajadores y recursos ucranianos para reconstruir la economía de Crimea, y el hecho de que, como la Crimea soviética estaba bastante rusificada, se pensó que ayudaría a rusificar a Ucrania. Pero la URSS tampoco le traspasa Crimea a Ucrania bajo el gobierno de Kruschev, sino bajo el breve gobierno de Gueorgui M. Malenkov, y la decisión fue aprobada por el Parlamento soviético, por lo que fue una decisión de todo el liderazgo soviético.

Más aún, en 1991 hubo un referéndum para ratificar la independencia de Ucrania. Los ucranianos votaron masivamente por la independencia, y este fue un hecho importante porque en Crimea, 58% de la población vota a favor de la independencia, y en Sebastopol, considerada entonces la ciudad más pro-rusa del mundo, debido a la presencia allí de la gran flota rusa, 53% de la población vota a favor de la independencia, lo que muestra que en general la región estaba menos rusificada de lo que la Rusia de Putin quiere mostrar. Ese referéndum también muestra que Crimea es una región ucraniana, no solo según la ley, sino también en su espíritu.

¿Qué hay de las alegaciones de que luego de la revolución de 2014 en Ucrania se perseguía a la población rusa? También es mentira. La revolución ucraniana depone al presidente Víktor Yanukóvich porque hay protestas terminan con más de cien muertos y el presidente abandona el país dejando un vacío de poder. Rusia aprovecha la confusión para tomar militarmente Crimea argumentando que la península se había quedado sin gobierno y que la población rusa de la península estaba siendo perseguida.

Para justificar esto último, de inmediato el aparato de propaganda ruso se pone en acción censurando la prensa y las redes sociales no rusas y la internet, y comienza a difundir que grupos neonazi planeaban destruir escuelas, hospitales y viviendas de la población de ruso-parlante, causando el pánico en ese sector de la población, y difundiendo propaganda anti-ucraniana.

Esta estrategia es común en los regímenes totalitarios. Ahora acaban de tomar la ciudad ucraniana de Jersón, y lo primero que hicieron fue censurar los medios para permitir únicamente la difusión de propaganda rusa. Esa es la base de su estrategia.

Estas son las típicas estrategias de los regímenes populistas. Buscar un enemigo para meterle miedo a la población y presentarse como salvadores, y justificar todos sus fracasos por la injerencia de ese enemigo en los asuntos internos. Esto no es muy distinto de lo que vemos en nuestros países latinoamericanos.

Es la estrategia de Nicolás Maduro en Venezuela, los Castro y Miguel Díaz-Canel en Cuba y Daniel Ortega en Nicaragua. No muy lejos está la propaganda de los peronistas en Argentina o López Obrador en México, o de los nuevos aspirantes a tirano, como Gustavo Petro en Colombia, e incluso de la izquierda radical en Chile, que por cierto ahora se encuentra en el gobierno.

En el caso de Rusia, el enemigo es Occidente, entendiendo por Occidente al estilo de vida y la cultura existente en Europa o los Estados Unidos, incluyendo la democracia liberal y el sistema de mercado, y que ahora se extiende a algunos países del lejano Oriente como Japón, Corea del Sur o Taiwán, así como Australia y Nueva Zelanda. En ese sentido, Latinoamérica no sería una región típicamente occidental, sino un mix, que tiene aspectos en los que se asemejan y otros que la alejan.

Lo cierto es que el odio mediante una guerra a muerte contra un enemigo real o ficticio está en el corazón del populismo, ese enemigo lo fueron los judíos para los nazi y lo son los capitalistas para los comunistas y toda la izquierda tradicional no democrática, e incluso lo han sido los comunistas para muchos regímenes militares latinoamericanos del siglo XX.

Regresando a Ucrania, los ucranianos no solo luchan por un territorio, sino por su propia supervivencia, que ya ve con temor como los rusos practican en Crimea y el Dombass un nuevo proceso de rusificación, miedos que se intensifican cuando en las zonas ocupadas las tropas rusas han deportado de manera forzada a miles de ucranianos a lugares desconocidos del inmenso territorio ruso.

José Noguera Santaella
Jose.Noguera@usach.cl, 
nogjose@gmail.co
@josenoguerasan
Venezuela - Chile

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