miércoles, 30 de marzo de 2022

JOISE MORILLO: LA TRAGEDIA ACECHA. DESDE ESTADOS UNIDOS

Hilda Molina, 1943, médica cubana. Permaneció entre los fundadores del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), fue diputada en la Asamblea Nacional del Poder Popular durante algún tiempo en el régimen tiránico de los Castro de Cuba. Sea, ocupó varios cargos dentro de la jerarquía castro cubana. Sin embargo, en 1994 Molina rompió con el gobierno comunista de Fidel Castro, de quien afirma es un sociópata.

Del mismo insinúa que todos los seguidores del castro comunismo tienden a tener problemas mentales, específicamente, son resentidos sociales, incluso gente con fama y dinero y, no solamente los enajenados mentales que derivan de percibir el discurso soporífero al estilo del Flautista de Hamelin que suelen proferir los holgazanes que fungen como líderes de su revolución marxista. Tal afirmación tiene en su haber una certeza increíblemente mensurable. Si observamos en la literatura histórica encontraremos infinidad de ejemplos que inspiran a estos líderes perversos a tomar las riendas de las naciones para satisfacer un narcisismo dañino y la resplandeciente egolatría que les afecta. Por lo cual, su plena ignorancia no le da cabida a la más mínima alternativa de aceptar algo que no pertenezca al peculio de su razonamiento envenenado.

La neuróloga dice que parte la literatura que ha podido utilizar para establecer su campo de operaciones para esclavizar mentes parten del pensamiento de Gramsci, un resentido social marginado por sus deficiencias físico corporales, que si algo bueno en su vida hizo fue luchar, ideológicamente contra otro régimen de la misma índole de los Castro, el Fascismo que si no son iguales se parecen un 99%.

Para Aristóteles las revoluciones nacen de la envidia y la demagogia, seres que han pertenecido a las clases gobernantes se ven opacados ante privilegios de otros, y aquellos que queriendo llegar al poder se inventan un discurso donde demuestran –con la demagogia y el sofisma- que un sector de la sociedad está siendo afectado o reprimido injustamente por otro que lo gobierna al que hay que sustituir, ejemplo: los patricios contra los plebeyos y viceversa, en el caso de la antigua Roma. El caso de América latina es patético por cuanto las características de nuestras latitudes, tanto políticas como sociales han sufrido una constante desaceleración en el desarrollo civilizado, si alguno de los países como Venezuela, Argentina, el mismo Brasil y otros menos afortunados han tenido un impulso en su estatus socio político, por ende, calidad de vida, ha sido siempre frenado por alguna injerencia gubernamental retrograda como el castro cubano en Venezuela, no obstante de haber superado después de 150 años el estigma antropológico de regímenes protagonizados por actores retrogradas y egoístas, ansiosos de poder y gloria; ahora se encuentra entre las garras de los adeptos de una ideología absurda como la de un resentido social cuyo plan siempre fue algún día llegar a ser una adalid, Marx.

La figura del hombre nuevo no es más que la experiencia concreta de la ambigüedad del ideario comunista. Querer acabar con la herramienta que ha hecho grande y rica a las naciones, el capitalismo –como irónicamente bautiza Marx a la doctrina del mercadeo- ha hecho el peor de los estragos sociológicos en la historia. Si el comunismo con su farsa de la concepción de su materialismo dialéctico ha hecho algo nuevo como esperanza de la humanidad ha sido nulo. En cambio, ha logrado crear un victimismo enajenante recreado y caracterizado por la genial literatura de Víctor Hugo, miserables. El hombre nuevo ha sido concebido por el socialismo, ahora del siglo XXI, como ese que no debe saber la verdad de su miseria, ser conformista, ignorar sus derechos y creerse la víctima de otros que los han presionado por la cabeza con su bota. Lo que no sabe este hombre nuevo es que esos que les profieren ese discurso victimizado es el mismo que pretende mantenerlo aplastado “per sécula seculoroum” para siempre. De hecho, lo primero que cambia al llegar al poder es la constitución para derogar la imposibilidad de reelección.

Rene Descartes, Francia, 1596-1650 afirma en contra de esos que quieren cambiar las cosas sin medir las consecuencias nefastas que pueden ocurrir, cito: 

(…) Me persuadí de que no sería en verdad sensato que un particular se propusiera reformar un Estado cambiándolo todo en él, desde los fundamentos, y derrocando para volverlo a edificar; ni tan siquiera que intentase reformar el cuerpo de las ciencias o el orden establecido en las escuelas para enseñarlo; pero, en lo que atañe a las opiniones que hasta entonces había yo admitido en mi creencia, pensé que no podía hacer cosa mejor que intentar por una vez suprimirlas todas, a fin de colocar después en su lugar, bien otras mejores, o bien las mismas-, una vez ajustadas al nivel de la razón.

(…) Ocurre como con los grandes caminos que serpentean las montañas, los cuales se hacen poco a poco a poco más cómodos, a fuerza de ser frecuentados, es mucho mejor seguirlos que intentar ir por lo derecho, trepando por encima de las rocas y descendiendo hasta el fondo de los precipicios. Por eso no puedo aprobar en modo alguno esos caracteres entrometidos e inquietos que, no siendo- llamados ni por su nacimiento ni por su fortuna: el manejo de Los asuntos públicos, no dejan de idear en todo momento nuevas reformas; y si yo creyera que en este escrito hubiese la menor cosa por la que me pudiera hacer sospechoso de semejante locura, no toleraría, sino muy a mi pesar. el que fuese publicado. (Descartes, R., Discurso del Método y reglas para la dirección de la mente)

La tragedia acecha, actualmente tenemos otro pueblo más en peligro de caer en la farsa del socialismo, Colombia.

Joise Morillo
@kao_joi_lin
Venezuela-USA

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