“Venezuela, en el siglo XX, pudo insertarse con éxito en la revolución tecno-científica del petróleo, el automóvil y la producción en masa, sin embargo, no pudo hacerlo exitosamente en la siguiente, la de la informática y las telecomunicaciones. Por los vientos que soplan, tampoco lo hará en la próxima era tecnológica. Es decir, que como sociedad, tendríamos un rezago de dos ciclos históricos y evolutivos consecutivos. Una auténtica tragedia. Naciones que hace 40 años estaban por detrás de nosotros en prosperidad y desarrollo, supieron hacer la tarea y se montaron a tiempo en el proceso de cambio”.
En la cultura popular el estereotipo dominante del científico contemporáneo es el que corresponde a ese que nos vendió la serie televisiva de comedia de situaciones “La Teoría del Big Bang”. Hablamos de cerebritos nerd, introvertidos, obsesivos, adictos a la ciencia ficción, los cómics, con problemas para interactuar socialmente y víctimas de bullying. Desde luego, en muchos sentidos es una imagen deformada o caricaturesca.
Puede que algunas personas del mundo de ciencia en la vida real tengan características que se ajusten al perfil que describe el mencionado estereotipo. Pero en lo que respecta a mi experiencia personal, por razones familiares, puedo decir que un científico que he podido conocer bien es a Vladimiro Mujica. Su personalidad es bastante distinta. Conversador, socializa con inmensa facilidad, le gustan los deportes, baila salsa, es una fiera jugando dominó, con gran sentido del humor y maestro en el arte de la ironía.
Este sobresaliente científico venezolano recientemente fue noticia a nivel mundial. La información difundida internacionalmente da cuenta de lo siguiente, cito: “se ha descubierto que la mecánica cuántica desempeña un papel esencial en nuestra comprensión de la química, la biología, y la teoría molecular de la evolución. El Dr. Vladimiro Mujica tendrá la oportunidad de explorar más a fondo este mundo cuántico al liderar un premio de $ 1 millón de tres años de la prestigiosa Fundación Keck. Su objetivo es construir una comprensión fundamental de cómo las características exóticas y a veces extrañas de la física cuántica influyen en las cosas que hacen que la vida funcione y para lograrlo liderará un equipo de biología cuántica multiinstitucional”. ¡Una pelusa compadre!
Para no aburrirlos tanto, diremos de manera sucinta que Vladimiro es egresado en Química de la Universidad Central de Venezuela, profesor jubilado de esa institución, con doctorado en Química Cuántica de la Universidad de Uppsala en Suecia, una de las más antiguas y prestigiosas de Europa. Actualmente es docente e investigador de Ciencias Moleculares en el Centro de Física Biológica de la Universidad estatal de Arizona en EE.UU. Sus investigaciones están orientadas en los campos de química teórica y nanociencia. Es una de las más relevantes autoridades académicas a nivel internacional en materia de nanotecnología.
Otra destacada venezolana que ha tenido éxito y reconocimiento mundial es Carlota Pérez. Su disciplina se desarrolla en el campo de la prospectiva humana. En su trabajo, “Revoluciones Tecnológicas y Capital Financiero”, esta compatriota nos habla de algo muy relevante. Afirma que en los últimos 250 años se han desarrollado varias revoluciones tecnológicas, en las que unas sustituyen a las precedentes. La revolución industrial de 1771, la era de la máquina de vapor y el ferrocarril a partir de 1829, la revolución del acero, la electricidad y la ingeniería pesada de 1880, la etapa del petróleo, el automóvil y la producción en masa que arranca a partir de 1908 y la ola científico tecnológica de la informática, la microcomputación y las telecomunicaciones que arranca a principios de la década de los 70 del siglo pasado. Según esta investigadora, cada ciclo tiene una duración de entre 50 y 60 años. Pérez, con mucha rigurosidad científica, indica que la venidera revolución tecnológica, próxima a iniciarse, será la de la biotecnología, la bioelectrónica y la nanotecnología.
Venezuela en el siglo XX pudo insertarse con éxito en la revolución tecno-científica del petróleo, el automóvil y la producción en masa, sin embargo, no pudo hacerlo exitosamente en la siguiente, la de la informática y las telecomunicaciones. Por los vientos que soplan, tampoco lo hará en la próxima era tecnológica. Es decir que, como sociedad, tendríamos un rezago de dos ciclos históricos y evolutivos consecutivos. Una auténtica tragedia. Naciones que hace 40 años estaban por detrás de nosotros en prosperidad y desarrollo, supieron hacer la tarea y se montaron a tiempo en el proceso de cambio.
Nos da inmenso orgullo que alguien como Vladimiro Mujica, quien cursó estudios de especialización y doctorado en el extranjero, pero que fue educado y formado íntegramente en el seno de instituciones educativas nacionales, sea una conspicua autoridad mundial en el área de la nanotecnología, la disciplina que liderará la venidera revolución tecnológica de la humanidad. Sin embargo, su talento ha encontrado nicho en otras latitudes, aportando conocimiento para otras sociedades que sí han entendido el fomento del recurso humano, la ciencia y la investigación.
Nos invade un sentimiento de frustración ciertamente. Ver como hay naciones que lo logran, que son exitosas y nosotros no. Pero celebramos que haya un compatriota que forme parte de los más avanzados círculos de la inteligencia planetaria para desde allí hacer su contribución al bienestar del género humano, abriendo caminos a soluciones tecnológicas para acrecentar en el futuro el bienestar de los pueblos. ¡Bravo Vladimiro!
Pedro Elías Hernández
pedroeliashb@gmail.com
@pedroeliashb
Venezuela
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