1.- Un transeúnte le dice a Pablo: Señor, necesito dinero para el transporte, trabajé toda la mañana y no me pagaron y vivo lejos en otro condado, ¿Me podría dar 20 dólares? Pablo le responde: Bueno, tengo solo 20 dólares y los necesito para pagar al servicio que barre el jardín, Si los quiere barra Ud. El jardín y se los gana.
El transeúnte responde: ¡Ah no, yo lo que ando es pidiendo dinero, no buscando trabajo!
2.- Una señora (anciana) solía pedir todos los días frente a una empresa con un récipe médico para comprar medicinas. Un día es abordada por un empleado de la empresa donde se apostaba la misma y le pregunta: Señora lleva varios meses pidiendo para esa medicina, eso me da pena ¿porque no me sirve de doméstica en la casa yo le pagaría 1000 dólares cada mes y así no tiene que pedir? A lo que la anciana responde: ¿Ud. está loco? Yo me gano pidiendo más de 5000 dólares sin tener que trabajar.
¿Qué les parece?
Primero debemos empezar a reconocer las cosas grandiosas de las cuales tenemos acceso, tanto visual como de contacto. En este punto debo aclarar que no necesariamente este contacto sea directo, también puede ser, considerado o utilizando instrumentos, vehículos y herramientas (robots).
Teniendo en cuenta lo anterior, lo verdaderamente grandioso que conocemos es lo que limitadamente sabemos del Universo. Sea, el espacio exterior, componentes y objetos; incluyendo la Tierra. Cuando hablamos de objetos encontramos que el universo tiene un orden primario, todos los objetos constitutivos de sistemas estelares, constelaciones, satélites etc., se alinean a un orden. En ese inmenso volumen ordenado podremos localizar objetos que se forman por la colisión -formación de hoyos negros- de fuerzas Paralelas y asimétricas localizadas en branas o niveles, que al formarse han extraviado una órbita o salido de un conjunto ordenado de objetos para describir órbitas individuales que denominamos aerolitos o estrellas fugaces. ¡Son las ovejas descarriadas del espacio!
En todo ese conjunto de componentes espaciales se encuentran sustancias sólidas, plasmáticas o polvorientas que corresponden al baremo básico que constituyen seres orgánicos derivado de la asociación combinada de tales componentes y mediante la actividad de elementos físicos como temperatura y presión, ejemplo ADN y ARN; Formados con un orden extremadamente complejo y fascinante.
Ese ordenamiento mediante condiciones altamente complejas y sublimes ha dado origen a la vida, ejemplo: la de los seres terrestres, entre ellos el humano. Sin embargo, con toda esa amalgama de cualidades, condiciones complejas y relativas al orden del Universo, nosotros los seres que habitamos la tierra somos una cosa ínfimamente minúscula ante la grandiosidad del mismo. Este orden también compete a la conducta de los seres de cada especie, en gran medida, cada especie tiene un principio y un fin específico diseñado como patrón de conducta en el transcurso de su existencia.
O sea, su estructura y actividad se enfoca en una especialidad para sobrevivir. Su función prístina solamente varía en la medida de adquirir suficiente fortaleza para desenvolverse de forma gregaria y específicamente existencial.
No así, es el ser humano, nuestra especie tiene un privilegio providencial cuya infinitud solo la limita la muerte espiritual, ni siquiera la muerte física amputa el privilegio de haber utilizado lo que denominamos inteligencia (mente) como elemento de producir; tanto cosas buenas como malas. Tal privilegio es totalmente subjetivo en la medida de la individualidad que obtiene desde lo más prístino de su existencia, desde la fecundación de un óvulo hasta el momento de su muerte. A la vez, es relativo por cuanto tal individualidad es solamente el sustento del ser físico, luego, el ser psíquico contempla una diversidad sujeta a una inmensa cantidad de factores tanto peculiares (inmanentes) como inherentes al ambiente que afecta al individuo. En otras palabras, el individuo humano nace con una existencia incondicionada, sin especialidad alguna. En la medida que va creciendo y dependiendo del volumen, tipo, ejercicio de actividades y adquisición de habilidades o no, el individuo humano se adapta al medio en que se desarrolla, e incluso con una inminente posibilidad de superar todas las expectativas propias y colectivas del espíritu del entorno en que se desenvuelve.
En este marco de apreciaciones nos encontramos con la habilidad y posibilidad -en términos del orden social desarrollado por el individuo humano a través de su historia- de adquirir mediante el uso de la mente o inteligencia, fortuna y suficiente volumen de recursos materiales y espirituales para sobrevivir una existencia plena.
Según J. J. Rousseau, la sociedad mediatiza la voluntad del individuo desde su infancia privándole de muchas formas la capacidad de ser libre. Esta acepción drástica puede asociarse con el espíritu del ambiente donde crece el individuo. No obstante, no es obvio, por cuanto existe también la posibilidad peculiar de hacerse, mediante la conducta, un proyecto de vida, en ello priva haber salvado dos aspectos importantes de la psiquis, de la conducta, son: temperamento y voluntad de progreso. Tales aspectos constituyen dos de los factores más importantes para la evolución social e individual del ser humano.
Para que estas dos variables de la conducta prosperen en función de progreso ante sí mismo y los otros, deben estar matizadas con la adquisición y la utilización de conocimientos que profundicen el anhelo de un bien común.
Es por ello que, afirmo sin temor a equivocarme que la pobreza no radica exclusivamente en la poca acumulación de bienes materiales, ni de condiciones adversas a la voluntad del individuo. La pobreza está en el espíritu que ha desarrollado el individuo, derivado de sus propias convicciones y de la suma de características del espíritu social, económico, político e intelectual que le afectan durante la trayectoria de su crecimiento, la calidad de los mismos, de lo cual no ha sabido, no a podido o no ha querido sacar provecho.
Joise Morillo
@kao_joi_lin
Venezuela-USA
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