miércoles, 18 de mayo de 2022

SIGFRIDO LANZ DELGADO: CHÁVEZ Y PÉREZ I . DESDE VENEZUELA

Hugo Chávez culminó sus estudios en la Academia Militar Venezolana en 1975, cuando había cumplido 21 años de edad. Carlos Andrés Pérez presidía el gobierno nacional ese momento e iba en su segundo año de mandato. Nuestro país disfrutaba de una coyuntura económica boyante, debido al inmenso caudal de petrodólares recibidos por las arcas de la nación esos tiempos.

Era Carlos Andrés Pérez el cuarto presidente electo por votación popular en Venezuela. Y el respaldo a su elección había sido la mayor obtenida hasta ese momento por un candidato presidencial de la etapa democrática. Casi el 50% de los venezolanos que concurrieron a las urnas ese diciembre de 1973 votaron por él, candidato de Acción Democrática.

Atrás habían quedado los sueños de una izquierda, influenciada por la Revolución Cubana, de reproducir esa experiencia guerrillera en nuestro país. Los venezolanos eran para este momento ciudadanos convencidos del poder del voto y convencidos defensores del sistema republicano liberal instaurado en el país en 1958. Y por esto asistían en masa a los procesos electorales quinquenales realizados en nuestro país. La izquierda, como siempre fraccionada en grupos y grupúsculos, no representaba peligro para el sistema ni una alternativa electoral en el país. Precisamente, en esas elecciones de 1973 la votación ciudadana se concentró, alrededor de los candidatos presentados por los dos más importantes partidos políticos del país, que sumaron en conjunto el 86% de los votos escrutados. La polarización electoral había nacido en Venezuela. De todas las ofertas electorales los venezolanos preferían mayoritariamente las que proponían Acción Democrática y COPEY

Así entonces, contando con ingentes recursos económicos y un amplísimo respaldo popular, el presidente Pérez tenía todo a su favor para ejecutar su programa de gobierno expuesto en el V Plan de la Nación, cuyo cumplimiento significaría convertir el territorio nacional en asiento de la Gran Venezuela, tal como lo prometía el recién electo presidente.

El chorro de petrodólares que recibió Venezuela durante ese primer gobierno de Pérez se produjo como resultado del conflicto bélico ocurrido en Medio Oriente a fines del año 1973. La Guerra de Yom Kippur, llamada así en honor a las festividades judías que se celebran en octubre de cada año, se inició el 25 de octubre con el ataque militar de fuerzas conjuntas de Egipto y Siria contra posiciones militares israelíes, apostadas en la península del Sinaí y alturas del Golán. Los EEUU terciaron en este conflicto a favor de Israel, lo que provocó de inmediato, en represalia por este apoyo, el cierre de las exportaciones petroleras provenientes de Arabia Saudita y otros productores árabes del Medio Oriente. El Canal de Suez por el que cruzaban diariamente decenas de buques cargados de petróleo, rumbo a Europa, Asia, América y África fue bloqueado, interrumpiéndose bruscamente el flujo petrolero por ese estratégico lugar. La respuesta del mercado no se hizo esperar. El precio del producto saltó, ese mismo mes de octubre, de 3,01 a 5,12 dólares cada barril. Luego, en diciembre siguiente, subió a 11,65 dólares. Y el resto del periodo de CAP, entre 1974-1978, el precio promedio fue de 14 dólares cada barril.

En razón de ello nuestro país percibió inmediatamente el efecto de dicho aumento. Durante el primer año del gobierno de CAP, el ingreso nacional se duplicó respecto al año anterior. De 4.450 MM$ recibidos en 1973 se pasó a 10.762 MM$ en 1974. Y así se fueron incrementando progresivamente los recursos económicos de Venezuela, provenientes de la venta de petróleo, para sumar un total, superior a los cien mil millones de bolívares, entre 1974 y 1978. Una cifra colosal, jamás recibida antes por ningún gobierno venezolano.

Para ese primer año de mandato de Pérez, la población del país rondaba los 12 millones de habitantes, las exportaciones petroleras estaban en el orden de los 2.400.000 barriles de petróleo diario y el presupuesto de gastos alcanzó los 40 billones de bolívares.

¿Adónde fue a parar ese dinero? Sin duda, una porción fue a dar a los bolsillos de los corruptos, no sabemos cuánto, y otra se invirtió en obras de infraestructuras, una cantidad sin precedentes en nuestro país. “Jamás en tan corto período de tiempo, habían sido construidos tantos hospitales, escuelas, centros asistenciales y carreteras. Además, muchas regiones del interior del país disfrutan ahora por vez primera de servicios de agua potable, cañerías, electricidad y teléfono. Todo esto ha costado dinero. Asimismo, en los cuatro años del gobierno de Pérez se ha incrementado el número de personas pagadas por el presupuesto nacional. Hoy en día, una de cada cuatro personas trabaja en la administración pública” (Pierre Salinger. 1978; 109).

Finalizado el mandato de Pérez, el balance de su obra de gobierno resulta a todas luces sobresaliente. Veamos a continuación algunos de los logros más destacados de su gestión.

· Nacionalización de la industria petrolera en enero de 1976 y nacionalización de la industria del hierro en 1975, además de la creación de la empresa petrolera nacional, PDVSA.

· Incremento de la capacidad de generación de energía eléctrica, que subió de 1.908 millones de kilovatios, en 1957, a 21.179 millones en 1975.

· Se amplió la red de carreteras pavimentadas con la construcción de 33.758 kilómetros de carreteras, para llegar a un gran total de 51.353 kilómetros en todo el país.

· La matrícula escolar se incrementó en 1.670.000 nuevos estudiantes, para llegar a 3.300.000.

· El ingreso per cápita nacional alcanzó los 8.000 bolívares, a fines de 1978.

· El Producto territorial Bruto subió hasta los 59.000 millones de bolívares.

· El desempleo se redujo de 8% en 1974 a 4,30% en 1978.

· Las reservas internacionales se incrementaron de 6.581 millones de dólares en 1974 a 7.599 millones de dólares en 1978.

· La población activa subió de 3.900.225 en 1974 a 4.569.816 en 1978, con lo cual se redujo el desempleo en el país.

· Las exportaciones totales del país dieron un brinco cuantioso, pues de 4.803 millones de dólares subieron a 9.174 millones en 1978.

· La inversión pública y privada acumulada entre 1975 y 1978 fue de 57.224 millones de bolívares.

· En electricidad y agua, la inversión se incrementó de 1.083 millones de bs en 1974 a 3.400 millones de bs en 1978. Tal inversión se tradujo en ampliación de la capacidad en ambos servicios. En electricidad la capacidad de generación pasó de 4.391.000 kw a 6.103.000 kw. Y en agua pasó de 819 millones de metros cúbicos a 1.245 millones.

· Se crearon más de 40 instituciones de educación superior, entre los cuales mencionamos: la Universidad Abierta, la Rómulo Gallegos, la Francisco de Miranda, la Universidad de los Llanos Ezequiel Zamora, el Politécnico Antonio José de Sucre, etc.

· Se construyeron 135 bibliotecas, entre ellas la sede actual de la Biblioteca Nacional, en Caracas.

· Se amplió la capacidad de los Hospitales existentes entonces y se construyeron otros nuevos para llegar a 7.020 camas en todo el país.

· Mediante decretos ejecutivos se crearon 21 parques nacionales.

· Se estableció el salario mínimo, se aprobó la Ley Contra Despidos Injustificados, la Ley de Seguro de Paro Forzoso y la Ley de Política Habitacional.

· Se elevó hasta las 43.306 hectáreas las tierras agrícolas beneficiadas por riego artificial.

· Se construyeron 34 embalses, que sirvieron para surtir a la población con el servicio de agua potable.

· La población con servicio de cloacas se incrementó en 4 millones.

· La cobertura telefónica se amplió para beneficiar unos 130 pueblos y ciudades del país.

· Se creó el Instituto Nacional de la Vivienda y se construyeron con financiamiento público, 399.888 de viviendas para beneficiar a los sectores sociales medios y populares del país.

· Se inició la construcción del Metro de Caracas y se inauguró el tramo Dos Caminos-Palo Verde.

· Se construyeron, ampliaron y modernizaron varios aeropuertos, como los de Porlamar, El Vigía y Valencia.

· Y una de las mejores iniciativas ejecutadas por Pérez fue el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, del que se beneficiaron miles de jóvenes venezolanos, la mayoría de ellos pertenecientes a los estratos sociales más humildes de nuestro país. Fue creado el año sesquicentenario de la Batalla de Ayacucho, mismo de inicio del mandato de Pérez y del boom petrolero. Ya para 1977 se habían otorgado unas 15 mil becas para estudiantes de pre y postgrado, cursantes en universidades nacionales y extranjeras. De este último grupo, casi un tercio completaron sus estudios en Estados Unidos, mientras que otros lo hicieron en Gran Bretaña, Canadá, Francia, España e Italia. Un pequeño número viajó al bloque de países socialistas de Europa del Este: uno a la Unión Soviética, cuatro a Polonia y siete a Rumania. Para el gobierno de Pérez la erogación anual por este concepto alcanzaba la cifra de cien millones de dólares, que servía para cubrir los costos de la matrícula escolar de cada uno de los becarios así como su manutención durante todo el tiempo que duraba la carrera.

Pues bien, en ese país boyante, próspero, que incrementaba de manera constante y notable sus índices socioeconómicos, fue donde empezó sus andanzas de conspirador el joven Licenciado en Ciencias y Artes militares Hugo Chávez. Tal realidad socioeconómica le provocaba al mozo militar de Sabaneta de Barinas preocupantes insatisfacciones, al punto de pensar en fraguar una revolución para cambiar esa realidad, muy placentera para las mayorías venezolanas, pero ingrata para el joven oficial del ejército. Sus acciones conspirativas comenzaron muy temprano, cuando el subteniente barinés carecía de una sólida formación política y de una visión coherente y rigurosa del país de sus aspiraciones. Aprovechó la tolerancia democrática de entonces para preparar zarpazos y organizar su red conspirativa.

A poco tiempo de haber egresado de la Academia Militar, cuando apenas tenía 23 años de edad, el subteniente Hugo Chávez organizó, lean bien, “El Ejército de Liberación del Pueblo de Venezuela”. Corría el año 1977. Según palabras del autor de tal desaguisado, ese “ejército”, conformado por dos sargentos, un cabo primera, un recluta y el propio Chávez, “duró apenas un mes, porque al mes me cambiaron, tuve un lio allá y entonces me cambiaron, me mandaron a la guarnición de Cumaná” (Alo Presidente Nro. 93 Caracas, domingo 20 de enero de 2002). Tal fue el primer intento del que, de aquí hasta 1992, sería un sempiterno conspirador y organizador de logias militares con propósitos insurreccionales. Esa primera vez, el objetivo era por demás fuera de lugar: “liberar” a doce millones de venezolanos, que en esos momentos se sentían plenamente satisfechos con el joven y pujante sistema político democrático instalado en nuestro país en 1958; y muy contentos también estaban con la provechosa situación socioeconómica, que por esos tiempos les proporcionaba el mejor estándar de vida de toda Latinoamérica. No mostraba el sistema, esos años de la década del setenta, ninguna crisis que justificara los dislates golpistas en las que incursionaba el joven subteniente del ejército venezolano. Tal despropósito solo era posible en la imaginación de una cabeza ensarampionada, repleta de una melcocha de lecturas superficiales de Lenin, de Bolívar, de Simón Rodríguez, de Zamora, del Oráculo del Guerrero.

Sigfrido Lanz Delgado
siglanz53@yahoo.es
sigfridolanz1953@mail.com
@Sigfrid65073577
Venezuela

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