Gustavo Petro es el Presidente electo de Colombia y en torno a él y a lo que hará, se han emitido muchas consideraciones y opiniones, están basadas en algunas cosas que ha dicho y en especulaciones y en sus antecedentes, nada buenos. Soy de los que cree, en este caso, que se debe emitir opinión y juicio por los hechos, que aún no conocemos pero conoceremos.
“ Por sus obras los conoceréis” dijo el Enviado de Dios Padre Eterno. Petro se declara socialista, hay que ver a cuál socialismo se refiere, si al de los años sesenta y setenta que era sarampionoso, marxista, totalitario stalinista o al moderno. Chávez, que también se dijo socialista, se quedó en el concepto arcaico y superado y fue más castrista que Fidel que lo obnubiló e hizo su muñeco que manejó a discreción y que le faltó poco para acabar con la Republica. Michelle Bachelet y Pepe Mujica, también se dicen socialistas, la primera en Chile y el segundo en Uruguay, hicieron un gobierno de justicia social, respetuoso de la convivencia humana y de la dignidad de la persona humana, respetuoso también de la iniciativa y propiedad privadas y hasta la incentivaron. Hitler también se declaró socialista y así podemos seguir citando ejemplos de ambos lados.
El socialismo se ha prestado ha distintas interpretaciones y pensamientos, hay quienes se quedaron en los primeros libros y quienes se actualizaron y modernizaron, los nuevos tiempos los llevaron a eso. Veremos en cual se apunta Petro. Petro ha dicho, en materia tributaria, que quien más tenga y gane debe colaborar más, eso parece sensato, pero si utiliza las medidas impositivas para constreñir y acabar con la iniciativas privada y el progreso, estaría en el lado opuesto.
También dijo que al asumir la Presidencia convocaría a una Constituyente y como allí se debatirá, con toda seguridad, el modelo de Estado, nos informaremos el camino escogido por Petro. Si propone un Estado todo poderoso, dueño de todos los medios de producción y monopolizador de los medios de comunicación social, tendiente a un partido único dueño del país o un Estado moderno donde la iniciativa privada se pueda desenvolver sin obstáculos oficiales y más bien el gobierno sea promotor de ella y la intervención del Estado se presente cuando sea necesaria para restablecer la justicia y equidad. Tal vez en la reforma constitucional, si se efectúa, podamos tener claro el camino que Petro escogió y desde allí podamos emitir una opinión con propiedad.
La euforia y entusiasmo de la campaña electoral, muchas veces nos lleva a decir y ofrecer cosas que cuanto nos topamos con la realidad nos damos cuenta que son difíciles realizar o imposibles, por ello esperar los hechos.
Lo que ocurra en Colombia, por supuesto tendrá efectos en ese pueblo, pero también en la región y el mundo. En los años cincuenta y sesenta Latinoamérica estaba cundida de dictaduras militares, hoy lo está bastante teñida de rojo, que como pasó y fue superada aquella funesta época, ésta también lo será. En los próximos meses, cuando el agua esté más clara y conozcamos el camino decidido por Petro, emitiremos nuestra opinión con bases ciertas. Deseo que el socialismo de Petro, por el bienestar y felicidad de Colombia, la región y el mundo, sea el moderno y humanizado que resulta, entre tantas opciones, aceptable. Hasta entonces.
Venezuela - México
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