La Plataforma Unitaria Democrática (PUD) surge como una estrategia que pudiera ser en extremo útil al país sí se desarrolla adecuadamente, después de todo, lo único que amerita es voluntad política verdadera, por eso su fracaso sería imperdonable.
Lo anecdótico es que se reviste de una importancia máxima en momentos en que los partidos padecen apoyos mínimos, he allí el gran reto. Para revertir esa peculiar realidad se ameritan acciones concretas. Lo primero es que estas organizaciones deben someter a consideración y voto todas sus estructuras directivas, desde las parroquiales hasta las nacionales, en procesos que gocen de credibilidad.
Sabemos, los venezolanos se encuentran escépticos ante este esfuerzo partidista nacional, y la razón les asiste, porque son los hechos quienes deben marcar la diferencia entre el ahora y el después. Pero eso no es todo, la sociedad civil, mucho más organizada, clara y activa, también debe aceptar en su estoica lucha a los partidos correctamente revitalizados porque, en definitiva, la lucha debe incluir a todos los sectores. Léase bien, no inferimos “los partidos deben aceptar a la sociedad civil”, es al revés, lo que hoy acontece en el país no es una lucha de partidos contra el régimen, sino de absolutamente todos los venezolanos, principalmente los ciudadanos. La PUD está obligada a encontrar el cómo integrarse a esa lucha.
Una vez resuelto (eso esperamos) las naturales diferencias partidistas… lográndose relegitimar y escoger a través de primarias claras un candidato en sintonía con las expectativas nacionales, que sea único (contra los candidatos de la falsa oposición y del régimen), un rostro fresco y dispuesto a bregar por el país, no por algún partido… se debe encarar una lucha mucho peor, la de hacer valer la voluntad de los ciudadanos.
Ello lo alertamos porque estamos seguros el régimen solo avalará las autoridades partidistas que tutele a través de sus instituciones psuvizadas, validará solo las primarias de sus cómplices, pues en estos no tiene nada que temer, además, sabe no tendrán ningún respaldo electoral tal como ocurrió en 2018, escenario que el chavismo intentará replicar en el 2024, al fin y al cabo, ha sobrellevado las sanciones, el potencial energético del país dobla las rodillas de sus presuntos adversarios internacionales.
En conclusión, la sociedad civil no respaldará ninguna lucha con/por partidos o candidato proveniente de estos sí las promesas de cambio, de constricción partidista, no cesan sus largas listas de desilusiones. Poder imponer la voluntad de los ciudadanos pasa por el redil de la legitimidad, figuras y acciones que generen confianza ciudadana.
¿Qué se hará para imponer la voluntad de los ciudadanos ante el abanico de cómplices que impondrá el régimen a través de su violencia institucionalizada? Esa es la estrategia por definir. Desde luego, todo pasa por el determinante filtro de la voluntad política y la disposición de la sociedad civil en no refrenar su lucha.
Muchos creerán somos soñadores, ilusos, que caemos en lo que hemos criticado por tanto tiempo, pero a diferencia de otras ocasiones, el escenario de hoy es totalmente distinto, la maniobrabilidad de los actores políticos actuales está llegando a un punto de quiebre, tanto los del régimen como los de la oposición reconocida.
Esperemos los partidos políticos venezolanos estén a la altura del momento, que sepan avivar la llama de la presión social que día a día está tomando fuerza por parte de la sociedad civil en exigencia de sus derechos y que la PUD, a través de la unión verdadera, pueda emular triunfos anteriores, pero eso sí, con los resultados anhelados.
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela
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