Pasan los días, meses y años, y hay quienes no quieren darse cuenta de que si no actuamos a tiempo, luego –cualquier esfuerzo- será tardío, y con lamentables consecuencias.
Es de tal magnitud la desconexión de la dirigencia política con las verdaderas necesidades, que en un tiempo de crisis profunda, prefieren anteponer aspiraciones personales, o grupales, al interés general.
Los mismos que hasta ayer gritaban: ¨solos no podemos¨, ¨dictadura no sale con votos¨, entre otras muestras de ignorancia e incapacidad, hoy regresan al ámbito electoral sin pedir perdón, pero claro, hay un detalle: todos son candidatos desde ya.
De los que a diario han venido lanzando candidaturas extemporáneas; sin alma, y sin votos, no hemos oído una propuesta seria en materia de gobernabilidad.
Nosotros queremos insistir en que debe haber unidad, pero no de los partidos, hoy por cierto todos divididos, sino de la ciudadanía tras un propósito trascendente. Si, el destino del país es más importante, y reconstruirlo ahora supone trabajar en beneficio de todos.
Superar el descalabro generado por estos 22 años ininterrumpidos de gobierno, supone inteligencia y desprendimiento, pero también una dosis de patriotismo importante.
Un país que aspira a la modernidad no puede seguir sin luz; agua; metro; seguridad de personas y bienes; salud; justicia independiente; empleos dignos y bien remunerados;
Por eso, insistimos en que lo prioritario es un programa mínimo de gobernabilidad; creíble, y realizable, para sentar las bases del país que queremos, y solo luego, el liderazgo que lo represente.
A ese respecto debemos aclarar que Venezuela ha vivido crisis importantes en el pasado, y ha sabido enfrentarlas ejerciendo la coherencia, y la necesidad que demanda el momento histórico. López Contreras, a la muerte de Gómez, y el Dr. Ramón J. Velásquez, en el segundo gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez. Me refiero entonces, a la necesidad de encontrar a un líder de consenso que dirija ese programa de gobernabilidad mencionado.
Se habla de líderes empresariales; intelectuales, o políticos para conjurar la crisis. Personalmente creo que el país es bastante más que una sociedad mercantil, por lo cual, me inclino por la necesidad de un político experimentado; con talante democrático; que pueda entenderse con todos los sectores; que adelante relaciones comerciales y diplomáticas con el mundo entero, y que no abrigue odios, ni venganzas contra nadie.
Un líder, y un gran equipo que nos ayude a superar la crisis; recupere la institucionalidad democrática; los servicios esenciales para la vida; respete los derechos humanos; que genere confianza para la inversión nacional e internacional. En fin, un Estadista.
Solo así podremos acometer la solución inmediata de los asuntos más urgentes, y prepararnos para cuando tengamos mayor representatividad en la AN, para consensuar con las demás fuerzas, las reformas de fondo que la Constitución necesita para poder avanzar, como: la eliminación definitiva de la reelección presidencial, y volver al sistema del período quinquenal; eliminar la Asamblea Nacional Constituyente, pues es un problema en lugar de una solución; igualmente hay que eliminar la perturbación del referéndum revocatorio, siempre manipulado al antojo del poder, a falta de reglas claras.
Impulsar la segunda vuelta presidencial, o ballotage, para darle al sistema mayor gobernabilidad; volver a la bicameralidad con la representación popular (diputados), y la de los estados (Senado). Avanzar tanto en la descentralización y como en la municipalización para mejorar la relación entre ciudadanos y sus gobernantes más cercanos.
Las primarias tal como se están presentando, son un escenario excluyente, y sectario que dejaría profundas heridas en los participantes y sus respectivos apoyos.
Estamos a tiempo de organizar una discusión amplia para generar primero el programa de gobernabilidad sugerido, y luego habrá tiempo para discernir en torno al liderazgo necesario para llevarlo adelante con éxito. Un líder de Consenso!
Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela
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