domingo, 8 de noviembre de 2015

CHILE LIBERAL, NUEVA CONSTITUCIÓN: CHAVISTA Y PAPISTA

Si el proceso constituyente no logra separar iglesias de Estado, el proceso debe ser abortado y la carta magna rechazada

Una de las peores pesadillas de los liberales es un día despertar en una teocracia. Gracias al fanatismo y la precipitación de los asambleístas, la pesadilla está desgraciadamente a punto de convertirse en triste realidad, y el principio medieval Nulla potestas nisi a Deo puede volver en gloria y majestad.

Hoy, comprobamos que la vilipendiada Constitución en vigor, vigente desde la dictadura de Pinochet pero remilgada en 1989 y reformulada el 2005, no contiene, extrañamente, ni una sola referencia a dioses ni seres supremos. Es probable que la nueva Carta Magna que hoy se fragua culmine en un fiasco metafísico de proporciones. Basta ver qué dice el texto chavista (que aunque lo nieguen es su auténtica inspiración):

CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA DE 1999

PREÁMBULO
El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad; en ejercicio de su poder originario representado por la Asamblea Nacional Constituyente mediante el voto libre y en referendo democrático, decreta la siguiente:

El texto del Preámbulo bolivariano es alambicado: una sola oración de 216 palabras, que exige varias lecturas para entender qué demonios quiere decir. (Imagínense el resto.) Lo grave es que en la primera línea del interminable primer párrafo-frase ya traen al Monstruo del Spaghetti Volador. Impresionante ver tanta estupidez.

Comparen por favor con la elegancia y brevedad del Preámbulo de la Constitución gringa:

Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer la justicia, garantizar la tranquilidad nacional, tender a la defensa común, fomentar el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros y para nuestra posterioridad, por la presente promulgamos y establecemos esta Constitución para los Estados Unidos de América.

Corta. Precisa. Bonita. Imponente. ¿Referencias a dios? ¡Ninguna! De hecho, la magia del texto de los Padres Fundadores fue establecer en términos tajantes que el Congreso no podría legislar basado en ninguna religión. Es preclaro en el misísimo 1er artículo:

Primera Enmienda:
El Congreso no aprobará ninguna ley con respecto al establecimiento de religión alguna, o que prohíba el libre ejercicio de la misma o que coarte la libertad de expresión o de prensa; o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y a solicitar del Gobierno la reparación de agravios.

Gran parte de la grandiosidad del proyecto republicano en la América del Norte fue el establecer una base secular desde su 1er artículo, incluso antes de consagrar el famoso freedom of speech (libertad de expresión) y libertad de prensa.

Desgraciadamente, es probable que no veamos nada de la Constitución yanqui en Chile sino mucho de la Bolivariana, ya que es la propia Michelle Bachelet quien, estúpidamente, le aseguró a Jorge Bergoglio, el director de la aglomeración autoproclamada "iglesia Universal", que no habría secularismo. En un encuentro con la curia, la Presidenta de Chile indicó que los de sotana manifestaron su...

"interés en la discusión del Proceso Constituyente de una nueva Constitución, donde también las Iglesias puedan dar a conocer su percepción, sus perspectivas, cosa que sin duda yo les he asegurado".

Amigos lectores: estamos fritos. La rimbombante "Nueva Constitución" está condenada al fracaso desde su génesis. Una enorme cantidad de energía y recursos se destinará a un nuevo orden institucional a pesar que ya tenemos un corpus legal coherente y todo en vano ya que probablemente la famosa Nueva Constitución será un bodrio. ¿A no ser que podamos evitarlo?

Enviado a nuestros correos por
Jorge Hernandez
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