miércoles, 11 de noviembre de 2015

JOSÉ VICENTE CARRASQUERO A., ¿VOTAR POR MADURO?

Hemos llegado a un momento que muchos predijeron hace más de quince años. El acercamiento de Hugo Chávez a Fidel Castro no podía provocar otra cosa que este estado de cataclismo que los venezolanos estamos viviendo. Mucha gente dijo en ese momento que no éramos Cuba. Que tendríamos capacidad de resistencia. Que era difícil llegar a las situaciones de carestía que todavía hoy afectan a la isla más grande de las Antillas Mayores.

Llegamos a un proceso electoral con todas las encuestadoras mostrando una diferencia a favor de la oposición que ronda alrededor de los 30 puntos. Eso se debe al descontento de los venezolanos con los problemas gravísimos que están sufriendo y para los cuales el gobierno no ofrece solución alguna. Aunque de las muestras nacionales no se puede intuir con claridad el resultado de elecciones legislativas, si podemos decir que el descontento está uniformemente distribuido a lo largo y ancho del territorio nacional.
El descontento viene acompañado como en 1998 de falta de optimismo en el futuro y en la creencia de que Maduro no tiene lo que se necesita para sacar al país de esta triste situación. Un cuarto elemento, producto de los anteriores, descontento, falta de optimismo y la incapacidad de Nicolás, es el deseo de cambio. Nueve de cada diez venezolanos desean cambio. El gobierno autista se empeña en no oír a la gente y hace que su campaña gire alrededor de asuntos que solo anuncian continuismo. En otras palabras, el partido de gobierno perdió la capacidad de sintonizarse con los deseos y expectativas de la población. Igual que le pasó a AD y Copei desde 1993 cuando por primera vez no ganaron una elección presidencial.
En este estado de cosas y con este sentimiento de la población es necesario preguntarse: ¿votar por Maduro? Lo primero que me dirá alguien es que en estas elecciones se están eligiendo diputados. Le responderé que votar por los diputados del PSUV o sus aliados es votar por Maduro. Es ratificarle a Nicolás que a pesar de su pésimo gobierno se le respalda y se le da una nueva carta blanca para que haga lo que a él se le ocurra.
Es cierto que los candidatos del PSUV y sus micro satélites están haciendo todo lo posible para no mostrar a Maduro y a Cabello cerca de ellos. Pero, eso no será suficiente. Básicamente porque ha sido una Asamblea Nacional entregada en los brazos del ejecutivo nacional la que ha permitido que Maduro acabara con la economía de la forma que lo ha hecho. Es decir, los diputados del partido de gobierno que buscan reelegirse son corresponsables del desastre que sufre la familia venezolana en la actualidad. Los que buscan elección por primera vez, lo hacen defendiendo los supuestos logros del gobierno. Es de esperarse que de ser electos se comporten tal como lo han hechos sus predecesores.
El venezolano tiene claro que votar por los diputados del partido de gobierno es dar su apoyo a Maduro y aplaudir la forma en la que ha mal manejado la política nacional. El venezolano ha usado a lo largo de la historia el voto castigo. Esta vez solo está esperando que llegue el día para hacerle saber a la cúpula putrefacta que ha confiscado el poder para sí, que están cansados de tanta vagabundería.
Votar por Maduro es como decirle que no importan las colas y las penurias que están sucediendo cada vez que se necesita llevar comida a la mesa. Es aceptar que está bien que el gobierno le siga pagando a sus socios tenedores de bonos a costa de no inyectar los dólares que se necesitan para reactivar la economía y podamos contar con nuestro propio aparato productivo.
Que un venezolano vote por Maduro es equivalente a firmar su propia sentencia de muerte a manos de un hampa desbordada que se enseñorea en todo el territorio nacional. Es aplaudir que un asesino conocido tenga como asistente nada más y nada menos que a un general de la república. Es aceptar mansamente que uno es el próximo en la lista de personas que será asesinado para quitarle sus pertenencias. Votar por Maduro es aplaudirle de pie su derrota en la única guerra que existe en Venezuela: el malandro contra el ciudadano.
Votar por Maduro es equivalente a alabar un sistema de salud que no atiende a los pacientes con cáncer. Un servicio empobrecido que no es capaz de garantizar la existencia necesaria y abundante de medicamentos requeridos para enfermos crónicos como los diabéticos o las personas que sufren de epilepsia. Es decir que está bien que nuestros médicos emigren mientras quedamos en manos de un personal deficientemente formado y sin la capacidad de atendernos debidamente.
Votar por Maduro es seguir regalando nuestro petróleo a otras naciones cuyos pueblos se encuentran en muchas mejores condiciones que nosotros. Es permitir que el gobierno siga adelantando su política imperialista a costa de nuestros recursos y de nuestra pésima calidad de vida.
Votar por Maduro es sumir a Venezuela en el atraso y la pobreza. Hemos perdido el tiempo que otros países han aprovechado. Dilapidaron una cantidad impresionante de dinero que debió haberse transformado en avances importantes de infraestructura. Por el contrario, estamos congelados en 1998. Lo poco que se ha hecho no justifica ni el 1 por ciento del millón trescientos mil millones de dólares que está clase política despalilló.
Votar por Maduro es negarle el futuro a las próximas generaciones. Es no dejar herencia. Es destruir y desolar un territorio inmensamente rico que le tomamos prestado a nuestros hijos y nietos.
Sencillamente, votar por Maduro es perjudicial para la nación.
Jose Vicente Carrasquero A.
botellazo@gmail.com
@botellazo

Miranda - Venezuela

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