lunes, 1 de febrero de 2016

ISAAC VILLAMIZAR, JUBILADOS Y PENSIONADOS TIENEN DIGNIDAD

Ofrecer una vida al trabajo honrado y al desarrollo del país no sólo es un deber social,  sino un motivo de gran admiración. En los países que he conocido en mis viajes por el mundo, y en especial en muchos países europeos, he notado cómo a los ancianos, a las personas de la tercera edad, a quienes ya están retirados de su accionar laboral, dedicados al esparcimiento, a estar más integrados en su núcleo familiar, a compartir con los descendientes sus recuerdos, son motivo de un especial respeto, de una marcada consideración, de una particular preferencia en cualquier actividad en la cual participan. Su seguridad social está garantizada de por vida, con muy buenas pensiones, y tienen un trato de primer orden en materia asistencial y hospitalaria. Y ello lo han conseguido sin mayores gestiones, únicamente derivado del hecho notorio de que han prestado múltiples años al proceso productivo de una nación. También he visto cómo, debido a las altas expectativas de vida en esos países, cercanas a los 80 años, ellos se desplazan solos por todo el continente europeo, sin temor alguno a tomar un avión, un barco, un tren, un autobús.

En Venezuela quienes son aspirantes a una jubilación o pensión, pasan a ser integrantes prácticamente de una escala social de último nivel. Para comenzar, si se aspira a que un  jubilado cobre sus prestaciones sociales de manera oportuna, eso es prácticamente una lotería. Pasan varios años y cuando el órgano oficial por fin, después de trámites y exigencias burocráticas de tediosos pasos, que van desde asegurar que en el expediente no falte cualquier documento insignificante, hasta que se emita el cheque por parte del Ministerio de Finanzas, el monto mísero que en realidad representa lo que cobra el jubilado se ha deteriorado en su valor real por esta hiperinflación, produciendo en él una gran frustración, porque en lo que podía invertir ese dinero quedó en una mera ilusión.
Si se trata de un pensionado del IVSS, la situación es un vía crucis. Primero, deben reunir un cúmulo de recaudos a fin de formar un expediente en ese organismo, para lo cual el viejito futuro pensionado debe hacer varias colas desde las 3 am frente a las oficinas  administrativas de la seguridad social, expuesto a un atraco, violación o lesión por parte de la delincuencia. ¿Por qué no se utiliza el gobierno electrónico y la data digital ya registrada para procesar la información requerida en la gestión de la pensión? Y si esto no fuera suficiente, cuando por fin tiene la fortuna de obtener la buena pro de su pensión, lo envían a una entidad bancaria, para que también desde la 3 am haga una cola destinada a abrir la cuenta donde se la depositarán. Y esto se repite todos los meses cada vez que va a cobrarla al banco, en donde a estos seres extraterrestres se les reparte una cantidad limitada de números para ingresar a la taquilla.
Tanto vejamen, desafuero, irrespeto y ultraje a los pensionados y jubilados sólo ocurre en Venezuela. Se olvidan que precisamente después de haber tenido una labor provechosa, es cuando su nivel  de calidad de vida debe ser superior. Porque se supone que un fruto del trabajo es enaltecer a la persona, desarrollarla integralmente y convertirla en un ser útil y valioso para la sociedad. Lamentablemente, en el país, el jubilado y pensionado pareciera una paria, por el abandono al cual es sometido por el Estado y la propia comunidad. Por ello, saludamos la magnífica iniciativa legislativa de la actual Asamblea Nacional de reconocer una bonificación de alimentación y medicinas para el jubilado y pensionado. Si bien, en esta trastocada economía venezolana, esto no cubre totalmente las necesidades de este grupo de personas, 67 U.T mensual es una ayuda que les permitirá administrar mejor sus entradas para atender los gastos ineludibles de la vejez, tan elementales para subsistir en ella. Porque ser anciano no lo convierte en un relegado social y estar sujeto a lástima y condena. Ser anciano, como asegura Rousseau, implica tiempo para practicar la sabiduría o, como asienta Platón, es cuando se tiene un gran sentido de sosiego y de libertad, porque, abandonadas las pasiones, se ve uno libre, no de un amo, sino de muchos.
Isaac Villamizar
isaacvil@yahoo.com
@isaacabogado

Tachira - Venezuela

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