APUNTES DE UNA PERIODISTA, DESDE NUEVA YORK
Situación alimenticia debería alarmar a todos los venezolanos,
advierte
Fedeagro
El mundo está contemplando un nuevo Holocausto, como el que millones
sufrieron durante la Segunda Guerra Mundial.
El nuevo exterminio es diferente, pero igual de impactante y ocurre en
Venezuela.
El 94 por ciento de los venezolanos sufre hambre. Niños, ancianos y los
más débiles están muriendo en gran número, diariamente, sin que el gobierno de
Nicolás Maduro haga nada para aliviar la
situación de miseria de la población.
Más de tres millones de personas afirman que revisan la basura en busca
de algo para comer y dar algún sustento a su familia. Más de 19 millones
aseguran haber disminuído drásticamente el consumo de alimentos debido a la
pobreza actual, según estadísticas proporcionadas por Antonio Pestana,
presidente de Fedeagro.
Las famélicas figuras que se inclinan y rebuscan en los sitios de
desperdicios en las ciudades y pueblos de Venezuela recuerdan a las víctimas
del Holocausto de los nazis.
El paralelo es innegable.
Cuando ocurra la liberación de Venezuela, tal como sucedió cuando
finalizó la II Guerra Mundial, las naciones se preguntarán cómo todo esto pudo
haber pasado en la nación bolivariana: muertes por hambre y por falta de
medicinas.
Nicolás Maduro ha detenido toneladas de ayuda en alimentos y fármacos
llegados desde diferentes naciones; y las pocas que ha aceptado se han podrido
en los muelles o han sido repartidas entre la élite gobernante y sus acólitos.
El agro no produce, porque ha sido intervenido por el Estado. No hay en
el país financiamiento, semillas, fertilizantes, agroquímicos, maquinarias, ni
repuestos para generar alimentos.
Las cárceles están llenas de opositores y gente del pueblo que se ha
rebelado ante lo que está sucediendo en la nación que fue cuna del Libertador.
Las celdas rezumen humedad y están plagadas de insectos y ratas. La comida de
los presos es escasa, sin nutrición alguna
y plagada de gusanos.
El Vaticano fracasó en anteriores mediaciones, al igual que la
Organizaión de los Estados Americanos,
OEA, en tratar de obtener un diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la
oposición. El Papa intenta estos días, nuevos acercamientos que solo
beneficiarán a Maduro, otorgandole todavía más oxígeno para seguir mandando.
Las Fuerzas Armadas no
intervienen, porque lo militares de alto rango mantienen millonarios
negociados, concedidos durante la administración de Hugo Chávez, quien compró
lealtades a base de sueldos y prebendas.
Están los que huyen al exterior debido al hambre, la falta de
libertades, limitaciones en el ejercicio
de sus profesiones y el temor de caer encarcelados, en un triste paralelo con
los cubanos.
El hampa desbordada se une al coro de tragedias y sigue matando,
tratando de acabar impunemente, con todo un pueblo sumido en el espanto.
Como seres humanos no hemos aprendido nada. No nos damos cuenta que
tenemos al frente una nación dominada por otro demente como Hitler, Nicolás
Maduro, quien está dirigido por el gobierno de
Cuba, que saca provecho de la situación para usufructuar de la poca
riqueza que va quedando en la nación bolivariana.
El ex ministro del petróleo de
Venezuela, Juan Pablo Pérez Alfonzo, fundador de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo, OPEC, decía que había que "sembrar el
petróleo" para diversificar las enormes ganancias que recibía el país por
ese concepto.
En su libro "Petróleo: Jugo de la Tierra", hablaba de la tesis
"el efecto Venezuela" y
explicaba las consecuencias negativas de la exagerada abundancia de recursos
fiscales y financieros originados en el petróleo, si se administraban
ineficientemente.
Pérez Alfonzo falleció de cáncer en los Estados Unidos el 3 de
septiembre de 1979. En acatamiento a su voluntad testamentaria, su cadáver fue
cremado y sus cenizas esparcidas en el mar.
Si pudiera ver lo que ha ocurrido en estos últimos 17 años en Venezuela,
con el colapso de PDVSA, Petróleos de Venezuela, diría que sus compatriotas no
han aprendido nada.
Lo mismo se puede decir del resto del mundo, que no ha asimilado la
tragedia vivida hace más 77 años y sigue
ignorando el drama moderno de estos días que vive el pueblo de Venezuela. La
humanidad sigue comiendo, sin pensar que hay un país que se está muriendo de
hambre y enfermedades. El mundo vive y se divierte, y olvida que juró que
"nunca más" se repetiría un nuevo Holocausto.
Luego vendrán las explicaciones.
Angelica Mora
angelicamorabeals@yahoo.com
@copihueblanco
Nueva York - Estado Unidos
Venecia-Italia
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