LOS PASOS PERDIDOS
La educación universitaria, la ciencia y la tecnología, si hubiesen sido
prioridades ciertas para el gobierno venezolano, estaríamos agradecidos y
orgullosos de contar con la protección
de tan importantes instrumentos necesarios para el crecimiento cualitativo de
la nación. Nos ubicaríamos en tiempos actuales como una sociedad de las más
desarrolladas de América Latina; porque seríamos prósperos en arte, en
literatura y en ciencias humanas en general; además, reconocidos y ocuparíamos
destacados lugares en educación, en salud, en equidad y en igualdad social.
Lamentablemente eso no ha sucedido hasta la presente fecha. Además, estaríamos
cosechando los frutos de un proceso que se pudo haber impulsado y mantenido
para el fortalecimiento de programas sociales con proyección de largo plazo
requeridos para asegurar bienestar real para todos los venezolanos.
Si dejamos de lado, por no haber construido todo lo que hubiera servido
de andamiaje seguro para crecer como nación, nos proyectaremos en lo que aún se
puede realizar para saltar los espacios dejados por el abandono y desidía de
quienes nos gobiernan. En tiempos como los que vivimos está planteada la
necesidad de identificar cuáles son los retos que enfrentamos para ganar identidad
propia como nación en el escenario mundial, partiendo de la premisa que las
claves de tal desiderátum son la educación y el desarrollo de la ciencia. Por
lo tanto, el momento obliga a preguntar a quienes tienen poder para tomar
decisiones relacionadas con el trabajo de los que hacen ciencia en nuestro
país; de los que su diario acontecer transcurre entre laboratorios y
bibliotecas; de los innovadores que trabajan para generar mejores condiciones
de vida de los venezolanos. Preguntar en nombre de quienes son soporte para que
nuestro país tenga presencia entre pares que lo reconozcan y respeten por sus
aportes para construir un mundo mejor. Preguntar y exigir respuestas oportunas
y creíbles en nombre de las instituciones en las cuales aquellos hacen vida,
como también para quienes en la lección diaria recrean el mundo de las
constantes interrogantes, estimulando a quienes habrán de ser relevo
indispensable que asegure la pervivencia y enriquecimiento de los saberes
ganados necesarios para construir el vigoroso frente que las realidades de
nuestro país reclama.
Por lo expresado anteriormente consideramos pertinentes aquellas
preguntas, porque son más las limitaciones para el trabajo creativo que la
retribución que por el mismo se recibe, porque se construyen muros y barreras
que entorpecen el libre fluir del conocimiento, tanto a nivel nacional como el
que debiéramos recibir oportunamente de investigadores de otros países; por las
perversas normas que consideran el libro como artículo suntuoso y con el mismo
criterio restringen el intercambio de información científica a nivel nacional y
la que ofrece el mundo moderno de las comunicaciones.
¿Cuáles son las respuestas esperadas y creíbles? Las que garanticen que
los insumos para la investigación y para la docencia no sigan siendo objeto de
trámites burocráticos que además de entorpecer una y otra actividad, ocasionan
retardo para la obtención de materiales y reactivos que en muchas ocasiones
sufren las inclemencias del clima extremo en puertos y aduanas del país; cuando
nuestros investigadores y docentes puedan asistir a congresos científicos de su
especialidad; cuando su formación y actualización pueda cumplirse en
concordancia con los avances del acontecer del mundo de la ciencia; cuando sus
salarios sean cónsonos con la importante labor que desempeñan; cuando nuestras
bibliotecas puedan actualizar oportunamente sus colecciones bibliográficas;
cuando los espacios físicos, aulas y laboratorios de nuestras universidades
dejen de ser ambientes inseguros, y cuando la protección social de docentes e
investigadores contribuya a ofrecerles seguridad en salud y las necesarias
previsiones para el futuro de su vida, evitando la obligada búsqueda de otras
fuentes de ingreso, o el éxodo en procura de mejores condiciones de vida para
ellos y para sus familias; cuando nuestras universidades reciban presupuestos
justos que atiendan los programas académicos y de protección social de alumnos,
docentes e investigadores.
No es otra cosa que privilegiar la educación, y en
particular la universitaria como soporte fundamental para construir el país que
nos ofrezca mejores condiciones de vida y bienestar. Un mejor país, mejor para
la convivencia, como para el encuentro permanente entre nosotros y con los de
otras latitudes.
No podemos negar las ideas propuestas en las dos últimas décadas, como
también proyectos y legislación sobre la educación, ciencia, tecnología e
innovación; una de esas leyes terminó siendo letra muerta, desvirtuados sus
fundamentos: la Ley Orgánica de Ciencia Tecnología e Innovación (LOCTI)
promulgada en en el año 2001, luego reformada en el 2005; así como la Ley
Orgánica de Educación (LOE) la cual no puede ocultar sus aviesas intenciones.
El Profesor Alejandro Gutiérrez S, Coordinador del CDCHTA-ULA1 comenta la situación
dramática que experimentan la investigación, la ciencia y la tecnología en
nuestro país. En anterior oportunidad el Doctor Claudio Bifano R, Presidente de
la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales2,3 nos ofreció
información exhaustiva sobre el particular, y más recientemente la actual
Presidente de dicha corporación Doctora Gioconda Cunto de San Blas4,5 presenta
datos sobre tan lamentable realidad. Esta investigadora informó, “el número de
publicaciones científicas descendió 27,01% entre 2007 y 2015, de acuerdo con
Scimago Journal & Country Rank; la información del portal precisa que hace
2 años se registraron 1.473 publicaciones, mientras que en 2007 se
contabilizaron 2.018 trabajos incluidos en revistas arbitradas”. Tengamos presente
que todo lo que afecta negativamente la actividad científico tecnológica en el
país, repercute invariablemente en las actividades de posgrado que desarrollan
las universidades, así como en los proyectos de instituciones cuya función
primordial se centra en la generación de nuevo conocimiento.
Recordemos de nuestra historia a uno de los caudillos de mediados del
siglo XIX quien se mostró partidario de cortar la cabeza de los enemigos que
supieran leer y escribir.
¡Evitemos que nuestro país
retroceda a tiempos de la barbarie!
1. Gutiérrez S A. Rev Venez
Endocrinol Metab 2016;14(3). Editorial.
2. Bifano R, C., Requena J,
de la Vega I, Machado-Allison C, Freites Y, Scharifker B, Machado-Allison A,
Paz JL y Mostani J. Pertinencia de la ciencia en el desarrollo de Venezuela.
Academias Nacionales de Venezuela. Propuestas a la Nación., pps 203-240,
Caracas 2011.
3. Bifano R C (Coordinador).,
Bonalde I, de la Vega I, Machado-Allison A, Mostany J, Paz JL, Rodríguez
Limoine V, San Blas G, Scharifker B. Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas
y Naturales. Propuestas para la Educación Universitaria. Academias Nacionales
de Venezuela., pps 133-203, 2012, Caracas, 2012.
4. www.fudeci.org.ve
Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales.
5. San Blas G., Entrevista,
El Nacional, Sociedad pp 4, 13 de febrero, 2017.
Jesús Alfonso Osuna Ceballos
jesusosuna.oc@gmail.com
@oc_osuna
Merida - Venezuela
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