“Si quieres construir un barco no empieces por buscar madera, dar
órdenes y distribuir el trabajo. En su lugar, enseña a los hombres a anhelar la
inmensidad infinita del mar.” Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944)
¡Qué hermosas y sabias palabras del autor de El Principito! Me vienen a
la mente cuando entramos en esa disyuntiva, que incluso nos persigue a nosotros
mismos, de lograr recoger el mínimo necesario para convocar al depositario de
la soberanía con el fin de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente de
carácter Originario.
Si pudiéramos enseñar de una vez a todos los venezolanos a “anhelar la
inmensidad infinita del mar” que representa dar a conocer en todo su extensión
un nuevo Proyecto de País (ver Proyecto País Venezuela Reconciliada vía
Constituyente, en
http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html), no hiciera
falta sino un solo día para recoger, no digo las 3 millones de firmas que hacen
falta, sino 10, 11 millones o todo el Registro Civil y Electoral completo,
habida cuenta del profundo deseo de cambio que tenemos todos los venezolanos.
Pero no hemos convencido a todo el mundo, y nos encontramos igualmente con una
urgencia de cambio que no es precisamente la de tener un mejor país sino la
necesidad de poder comer mañana. Así de trágica es nuestra la situación. Ese es
el cambio que piden ahora los venezolanos.
Es por eso que la cosa se traduce en hacer las dos cosas al mismo
tiempo, enseñarle a la gente a anhelar ese vasto e interminable mar que
representa soñar con que podemos tener un mejor país, y a la vez hacer lo que
tenemos que hacer, recogiendo las firmas necesarias para llegar a ese mar. Lo
primero no es incompatible con lo segundo. Lo urgente no es incompatible con lo
importante.
Y aunque algunos firmen por diferentes motivaciones, al final el
resultado será el mismo: discutir cual debe ser el país que deberíamos tener
después de la ruinas que nos están dejando, luego que una Asamblea Nacional
Constituyente en funciones decida quienes deberán conducir el país en el aquí y
el ahora.
Sin embargo existe una corriente opositora de opinión que no cree en un
proceso Constituyente de la mano del pueblo, utilizando a su favor la urgencia
que sienten los venezolanos de cambio inmediato. La hipótesis que manejan es un
movimiento cívico-militar que se “encargaría” de realizar un gobierno de
transición hasta la convocatoria a elecciones. Parte del supuesto que los
militares que ejecuten eso serán “demócratas”, que como en 1958 “entregarían”
sin problemas el gobierno a un régimen civil y regresarían a sus cuarteles (ver
Larrazábal II y cuando entran los militares, en
http://ticsddhh.blogspot.com/2016/12/larrazabal-ii-y-cuando-entran-los_14.html).
Respetuosamente nosotros no compartimos ese criterio.
¿Por qué insistimos y creemos tanto en un proceso de la mano del Poder
Originario? Precisamente porque nadie estaría en control de lo que ocurra sino
el mismo pueblo empoderado de su soberanía, quien determinaría los mecanismos y
las formas de ese proceso, constituyéndose en garante de que nadie influya en
las decisiones que allí se tomen.
De allí que las Bases Constituyentes que hemos propuesto sean lo
suficientemente amplias para que el proceso fluya, desde la recolección de
firmas hasta la redacción de una nueva Constitución. El mismo proceso
originario se encargaría de la transición del gobierno desde la primera semana
de sesiones de la nueva Asamblea Nacional Constituyente. Algunos están
convencidos que salir del gobierno primero para después hacer una Constituyente
son soluciones complementarias cuando de hecho son en esencia excluyentes.
Si en Venezuela no ocurre un Proceso Constituyente Originario de la mano
de la población, estaremos condenados a esperar un golpe de los militares con
un futuro incierto o la profundización del castrocomunismo. No queremos ni lo
uno ni lo otro. Los militares deben entrar a respaldar este proceso civil
cuando la soberanía expresada en firmas así se los exija.
Y si no lo hacen de entrada, proceder entonces a ejecutar una fase de
exigencia diferente a través de un proceso de resistencia civil no violenta.
Así es que lo entendemos en la Alianza Nacional Constituyente. Entonces el
Proceso Constituyente Originario se convierte en el primer paso de lo que he
llamado una Insurrección Civil Constitucional (Insurrección Civil
Constitucional, en
http://ticsddhh.blogspot.com/2017/02/insurreccion-civil-constitucional.html).
Ahora bien, ustedes se preguntarán, ¿y por qué no hacerlo desde ahora?
¿Por qué no ir desde ya a la resistencia civil no violenta? Porque no hemos
cubierto todavía todas las soluciones planteadas en la Constitución. Porque aún
no nos hemos expresado solicitando la convocatoria del Poder Originario, quien
al final es el que determina el curso de la historia de un país por encima de
las pretensiones de cualquier gobierno.
Lamentablemente los partidos de la oposición organizada no creen en eso
porque así lo han demostrado. Han sucumbido a las imposiciones de una
dictadura, queramos o no reconocerlo; y aun piensan que negociando con esa
dictadura y concurrir a “relegitimarse” con ella se podrá resolver
electoralmente el problema. Dejaré a la historia frustraciones de estos últimos
años que responda a eso. Pensamos que ya es tiempo de que la población se
encargue. Poco a poco se está convenciendo de eso en todo el país al respaldar
al Proceso Constituyente Originario.
Enseñar a “anhelar la inmensidad infinita del mar”, como decía Antoine
de Saint-Exupéry, es el camino más lento pero el más efectivo. Afortunadamente
hemos constatado en las regiones que se ha entendido a cabalidad esta
aspiración, ese anhelo de cambio profundo del país. Pronto veremos los barcos
ya construidos surcando ese mar buscando un horizonte diferente para Venezuela,
a pesar de mucho politiquero vivo que aprovechando la urgencia de todos,
todavía desea que la gente se quede en la orilla reviviendo un pasado insepulto
ya muerto desde 1998…
Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
Caracas - Venezuela
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