martes, 25 de abril de 2017

ARTURO MOLINA, EL DEGENERADO Y EL SERVIL

EL AGUIJÓN

La vida de los seres humanos está plagada de complejidad. Hay quienes escogen vivir para el bien, y quienes se van por el camino del mal. 

Los que seleccionan el camino del mal son aquellas personas desprovistas de valores. Todo en la vida lo ven con envidia y engendran el rencor como modo de vida. Se valen de la necesidad de los ciudadanos para hacerse notar, ganar voluntades y llevar a cabo sus planes macabros. Los convierten en serviles y luego conviven en la depravación e irradian odio. 

El poder es visto por el degenerado como vía para la venganza, y el servil aplaude consciente o inconsciente su acto. En oportunidades busca salir de la podredumbre en la que se encuentra, pero la amenaza se hace presente. Es el estilo de los mafiosos que permiten el ingreso de la persona, pero luego cobran cara su salida.

El degenerado utiliza el concepto traidor para obligar la lealtad. Sataniza al contrario para marcarlo como enemigo e incluso como objetivo político. Persigue y siembra evidencia para dar forma legal a la arbitrariedad y abuso. El servil se presta para el atropello. 

El degenerado se burla de la necesidad de los ciudadanos y emite opiniones fuera de contexto para evadir la realidad. Un cuerpo mostrado al desnudo con la intención de dejar ver el desgaste que presenta producto del hambre, es utilizado para el sarcasmo, y como cosa rara en lo que centra su atención es en el miembro masculino. El servil aplaude creyéndose robusto y bien estructurado. 

El degenerado planifica la destrucción de la sociedad. Viola los acuerdos de convivencia y busca imponer el desorden. Hace uso de los cuerpos de seguridad del Estado para reprimir manifestaciones pacificas, y posteriormente enviar paramilitares a acribillarles, asesinarlos y sembrar terror en las comunidades. El servil cumple cabalmente su función: calla y otorga. Se convierte en cómplice. 

El degenerado en su condición mental y moral anormal, asume el poder bajo el sistema de libertades y luego se auto-proclama dueño de las personas negando sus libertades ciudadanas. El servil le apoya, ha perdido su dignidad.

Los ciudadanos requieren ser educados en valores para asumir responsabilidades en el ejercicio del poder en común respeto a los deberes y derechos como sociedad. 

La disidencia, alimentación, salud, libertad de expresión, propiedad privada, y de elegir y ser elegido son derechos de los ciudadanos, y no se puede permitir sean castrados por los propiciadores del odio y el terror. 

Los ciudadanos deben aprender a elegir a sus representantes para evitar megalómanos en el ejercicio del poder, que posteriormente se transforman en degenerados y serviles. 

Josue Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1
Tachira - Venezuela

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