NO A LA VIOLENCIA
Basta
con ver en televisión el rostro de Maduro para entender que su estrategia es
mantenerse en el poder moliendo los huesos de estudiantes, disparando a
mansalva, asesinando a una niña que estaba en el camino, en ese mal momento que
salieron las hienas. Arrinconado en su propia desesperación, arma una milicia
de viejos mal equipados, sin zapatos y con fusiles que parecen de tramoya de
teatro.
Basta
también ver a Diosdado, con su imagen de paria político, sin ascendencia sobre
compañeros de armas que decidieron marcar distancia, con un micrófono y un mazo
vociferando un falso apoyo a Maduro, a quien realmente desearía culpar del
desastre nacional de Venezuela.
Basta
finalmente escuchar el lenguaje incoherente de un Tarek El Aissaimi, tratando
de imitar a su jefe con gestos aprendidos a ultima hora, para empezar a
entender que la revolución populista, mejor provista de billetes del mundo, con
un andamiaje teórico de nuevo siglo, que amenazaba con encender los países de
América del sur en primer lugar y luego al resto del mundo, devino en esta
imagen grotesca de gánsteres con máscaras de políticos, que quisieran trocar la
realidad y siguen pensando que son mayoría en un país muerto de hambre y
deseoso de paz y seguridad en sus vidas.
Y
es que se juegan la ultima carta que les queda: la muerte y la violencia, poner a funcionar la cámaras de
tortura y practicar las enseñanzas del G2 cubano para invocar el Estado de
conmoción nacional.
Nada
favorecería tanto al gobierno como una guerra civil interna. Juegan al caos y
desearían demostrarle al mundo que la muerte, la tortura y el silencio de las
lápidas se justifica en un país enardecido con las voces de jóvenes estudiantes
y la valentía de una abuela que con su gesto, nos reivindicó a todos. Su mensaje parecía decir, yo soy madre y
abuela, tomen mi vida a cambio de la de ellos.
Frente
a esa política la oposición debe armarse de valores morales. Deben practicar la
resistencia activa cuyas enseñanzas nacieron con Mahatma Gandhi, cuyo nombre
Mahatma, significa Alma Grande. La oposición no debe morder el anzuelo de la
violencia y demostrar esa Alma Grande que caracteriza a los venezolanos.
El
gobierno quiere piedras contra Kalashnikov, gases contra bombas Molotov,
desorden asaltos, saqueos y sicarios contra estudiantes. La oposición debe
armarse de flores y regalárselas a los soldados y a la GNB. Se que es difícil
actuar así, porque las acciones de estas tropas son despreciables. Tiros a
quemarropa, maltratos a mujeres y niños indefensos. Llena de coraje ver que
esos hombres se prestan a recibir ordenes de cuatro capos que dirigen el crimen
político organizado.
Pero
allí esta la diferencia. La oposición debe contestar con el tremendo valor
moral de una flor a sus victimarios. Esos soldados y esas mujeres de la policía
que forman vallas humanas con escudos acrílicos y cascos metálicos, no son
nuestros enemigos.
Un
clavel colocado en el cañón de un fusil tiene un mensaje mas poderoso que un
tanque de guerra.
La
resistencia activa de la oposición consiste en eso, por nada del mundo expresar
odio a los victimarios circunstanciales que se esconden mendigando una bolsa de
comida. La oposición debe expresar un autentico sentimiento de comprensión
hacia los soldados y hombres que por circunstancias, hacen el papel que le
asignan los bandidos que se escudan detrás de esa violencia.
La
oposición tiene en este momento la mayoría del pueblo, inmensas masas populares
que antes fueron chavistas, ahora están en contra del gobierno. Hay que abrirle
los brazos a todos.
El
gobierno tiene los tanques, las ametralladoras, tiene el Sebin y sus
laboratorios de espías para incendiar y saquear y culpar a la oposición de esas
cosas. Los venezolanos solo tienen su dignidad y el enorme valor moral de
demostrar que se trata del mal contra el bien, democracia contra dictadura, el
deseo de votar y resolver las cosas pacíficamente.
Le
toca a la dirigencia de la oposición realizar de ahora en adelante, lo que
practicó un hombre solitario – Mahatma Gandhi, que inventó la huelgas de hambre y utilizó algo tan
sencillo como la sal, para arrodillar al Imperio Ingles más poderoso de la
tierra.
Hector De Lima
hectordelima@gmail.com
@venecolombo
Miami - Estados Unidos .
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