miércoles, 21 de noviembre de 2018

ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR, ENTENDIENDO NUESTRA POBREZA


Esta dictadura de pacotilla, con su capricho de igualitarismo retrógrado, ha arrastrado a 85% de la población a niveles de pobreza nunca vistos y provocado una distorsión socio económica jamás soñada. Cualquier análisis social que se haga en este momento artificial y pasajero, no refleja la verdadera realidad social de nuestro pueblo. De modo, que hay que hacer abstracción de este funesto período para hacer cualquier exposición.

Hay en nuestra población marginal una sensación de pobreza natural que se lleva por dentro como herencia de las costumbres ancestrales. Existe una aceptación fatalista de lo irremediable. El conformismo, la apatía, las pocas ansias de superación, la falta de hábitos del ahorro, previsión, inversión o producción de excedentes no tiene acogida. Vivir al día es la máxima aspiración.

Para el necesitado, el barrio es su refugio, allí deja de ser nadie, no hay muchas exigencias porque como está, está bien a pesar de las penurias cotidianas. No se estudia, se trabaja a destajo, el destino de las niñas es la preñez precoz y no planificada, que trunca su futuro anticipadamente. El de los niños está signado por la procreación irresponsable y la falta de preparación. Los obreros son indios disfrazados de trabajadores quienes no han pasado por el proceso civilizador.

Estas verdades dolorosas que son consideradas ofensivas por los socialistas, son la verdadera causa de nuestro subdesarrollo, que además de una cantidad de datos estadísticos, constituye un estado mental. Cuando la querencia es el arrabal, la ranchofilia se lleva en la cabeza y no en el bolsillo. No es asunto de simoncitos, misiones o Claps, es enseñarles a salir de abajo, porque pobreza de cosas pronto se cura pero pobreza de voluntad imposible sanarla.

Pero el intergaláctico consiguió el caldo de cultivo ideal para sembrar el populismo y así jugó peligrosamente con los complejos, frustraciones y resentimientos del pueblo con fines electoreros haciéndoles creer que sus penurias eran culpa de la clase media.

La pobreza se combate creando familias, cambiando el rancho por la casa, el barrio por la urbanización, la ociosidad por el trabajo, engrandeciendo la clase media. Pero los pobres siguen creyendo, que el futuro radica en el caudillo de turno. Que oiga quien tiene oídos

Ernesto Garcia Mac Gregor

garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor
Zulia - Venezuela

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